Envejecimiento: el reloj biológico

Biomarcadores de envejecimiento

Llamamos biomarcadores de envejecimiento a parámetros o grupos de parámetros que permiten determinar la edad real, biológica, no cronológica, de un individuo. El tiempo es solamente un modo indirecto de medir el envejecimiento. Esta observación tiene mucho interés si se considera la expectativa de vida de una especie, como la humana, cuya longevidad máxima es de unos 120 años y de otra especie cuya longevidad máxima, como la mosca del vinagre (Drosophila), es de sólo 60 días. El tiempo absoluto, es por tanto un concepto relativo de envejecimiento que depende, fundamentalmente, de las especies, pero también de modificaciones individuales en cada especie y de cambios en el “bienestar” del grupo. Es, por tanto, del mayor interés el poder disponer de marcadores de envejecimiento.

La determinación de la edad biológica de un individuo es multifactorial y requiere una batería de pruebas. Así, existen marcadores antropométricos, por ejemplo el índice de masa corporal, que decrece con la edad; marcadores psicológicos, como la capacidad de reaccionar a estímulos sensoriales o de resolver operaciones matemáticas mentalmente; marcadores fisiológicos, como la capacidad vital, o marcadores bioquímicos, como la tasa de colesterol-LDH o el nivel de glutatión en sangre.

Las características de los marcadores de envejecimiento son las siguientes:

1. El parámetro de envejecimiento debe ser fácil de determinar y poco invasivo. Por ejemplo, obtener muestras de tejido cerebral de un individuo sería un mal parámetro, ya que no podría utilizarse manteniendo la vida de este individuo.

2. Debe ser muy reproducible. Es decir, debe presentar poca variabilidad entre individuos de la misma especie.

3. Debe poder reflejar con claridad cambios que ocurren en períodos cortos de tiempo. Evidentemente, cuando se establecen modificaciones experimentales que tiendan a “mejorar” el envejecimiento de un individuo, los cambios se deben poder observar al cabo de períodos de tiempo relativamente cortos. Por ejemplo, si pretendemos administrar vitaminas antioxidantes a un grupo de personas y determinar si mejoran su situación psíquica y física, deberemos plantear la suplementación de la dieta de estas personas durante un período de un año o como máximo dos. Los marcadores de envejecimiento que estudiemos deben cambiar suficientemente en ese período de tiempo de aproximadamente el uno por ciento de la duración máxima de la vida. No tendría sentido plantear un parámetro de envejecimiento que cambiara sólo entre edades extremas de la vida como la infancia y la senectud.

4. Los cambios estudiados deben ser esenciales. Efectivamente, no puede considerarse como un parámetro biológico de envejecimiento aquello que suponga cambios accesorios. Así, la aparición de arrugas cutáneas no debe considerarse como un índice biológico de envejecimiento, ya que son fenómenos accesorios y no esenciales para la vida.

José Viña. Departamento de Fisiología, Facultad de Medicina y Odontología, Universitat de València.
© Mètode 43, Otoño (Octubre) 2004.

 

Foto: M. Lorenzo

© Mètode 2013 - 43. Envejecimiento - Disponible solo en versión digital. Otoño 2004

Departamento de Fisiología, Facultad de Medicina y Odontología, Universitat de València.