En la antigua Grecia, Empédocles afirmó que todo se componía de solo cuatro elementos: agua, fuego, tierra y aire. Fue, sin duda, el primer intento de describir el contenido de nuestro universo. Más de cien años después, Aristóteles añadió un quinto elemento: el éter o quintaesencia, que formaba las estrellas, mientras que los otros cuatro eran los constituyentes de las sustancias terrestres.