Ponle color

Imaginad la imagen de un jardín florido, el otoño, las telas secándose al sol en una tintorería o cualquier otra decoración donde el color sea protagonista, donde el color logra iluminarnos. Es gratificante a nuestros ojos. Pues las plantas tienen propiedades para colorear y son la base de la variedad cromática de la ropa. La mayoría de las tinturas que se usan hoy han sido utilizadas desde siempre, como el azul añil, los tintes amarillos de la retama y los rojos de las caléndulas. Los tintes dan singularidad y nos proporcionan la mayor gama de salud ocular que podemos tener. Por ello, queremos aprovechar la ocasión para recomendaros la visita a la colección de plantas tintóreas del Jardín Botánico, un placer para los ojos ávidos de color.

En la propuesta de actividad, queremos sorprenderos con una forma de teñir que procede de una fuente diferente: las cortezas. Quizá muchos de vosotros sabéis del poder de tinción de las cortezas, como por ejemplo el color y sabor que confieren al vino y a los licores. Pero, además, también podemos utilizar las cortezas para teñir tejidos naturales como el algodón, la lana o el lino.

A continuación hemos resumido en una tabla las cortezas que más fácilmente podéis encontrar y el color que se puede obtener de ellas. Es mejor hacer las tinciones sobre tejidos naturales para que no tengan apresto, el tratamiento de acabado al que se suelen someter los productos textiles para mejorar su aspecto, ya que este puede rechazar la coloración. Las primeras pruebas, eso sí, recomendamos hacerlas sobre una camiseta vieja para poder calibrar los colores que más os gustan.

Otro aspecto que hay que tener en cuenta son los mordientes que utilizaremos en el procedimiento. Los mordientes (del francés mordre) son sustancias que permiten fijar el color sobre los tejidos. Lo son la sal y el vinagre así como el sulfato de cobre y el alumbre potásico.

Materiales y utensilios

—Balanza
—Palangana
–Camiseta
—Gomas elásticas o cordón
—Olla
—Termómetro
—Pinzas
—Guantes
–Colador o filtros
–Agua destilada
—Cortezas: roble, manzano, naranjo, aliso, sauce, etc.
–Mordientes: vinagre, sal de cocina, sulfato de cobre, sulfato potásico o sulfato de hierro.

Procedimiento

  1. Ponemos a hervir en la olla el agua destilada. Cuando empieza a salir burbujas por los lados, añadimos la corteza seleccionada y la llevamos a ebullición durante 15 minutos. Filtramos el líquido resultante (algunas cortezas dejan tierra) y, a continuación, añadimos los mordientes seleccionados en un porcentaje que varia en función del peso de la ropa. En un principio se puede utilizar sulfato de cobre al 2 % y vinagre al 4 %. Si trabajamos con hilo, se puede utilizar alumbre al 5 %. Eso sí, hay que ir con cuidado, ya que estas sustancias son ligeramente tóxicas. Dejamos enfriar el líquido resultante hasta aproximadamente unos 40 ºC y lo vertemos en la palangana.
  2. Mientras tanto, habremos preparado la tela o la camiseta pinzando trozos de tela con gomas para que después se queden partes del tejido sin teñir y den lugar a composiciones bien originales. Introducimos la tela en la palangana y la mantenemos, por lo menos, 15 minutos o bien hasta que el agua se enfríe. Cuanto más tiempo esté sumergido, mayor intensidad de color obtendremos. Finalmente, sacamos la tela de la palangana y la dejamos secar al aire.
  3. Como resultado, un estampado diferente con tintes procedentes de cortezas. Naturaleza y arte se mezclan y nos permiten acercarnos al mundo natural y conocer el valor que aporta en nuestro día a día.
© Mètode 2015 - 87. El origen de la vida - Otoño 2015
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El Gabinet de Didàctica del Jardí Botànic de la Universitat de València el componen Mª José Carrau, Pepa Rey i Olga Ibáñez.