El nombre de esta planta nos evoca el sabor de algo fresco y alegre, lo que contrasta con su aspecto: un rizoma gris y grueso. Aunque el jengibre hace mucho tiempo que está entre nosotros, hemos preparado una actividad que le dé una nueva dimensión, un nuevo uso, para conocerlo mejor. El proyecto que proponemos en este artículo consiste en cultivar plantas de jengibre a partir de los rizomas que encontramos habitualmente en el mercado. También podemos hacerlo con plantas de cúrcuma, ya que son de la misma familia.
Este proceso para obtener la planta lo hemos probado en el Jardín Botánico de la Universitat de València, y ahora ya tenemos dos macetas con plantas de jengibre espectaculares en la huerta esperando la floración. No sabemos cuánto puede tardar esta, pero es algo que nos complacería, ya que las flores desprenden un aroma que recuerda al de la flor de azahar y a la del limonero, así como al de los otros parientes que tenemos en las colecciones del jardín.
La propagación por esquejes es una de las prácticas más habituales en jardinería y agricultura, ya que es una forma fácil de obtener ejemplares a partir de la planta madre. Se trata de multiplicación vegetativa, es decir, la propiedad de las plantas de poder regenerar las diferentes partes que las componen a partir del fragmento de una de estas. Hojas, tallos, raíces… todas son candidatas para generar una nueva planta.
«El rizoma del jengibre tiene una composición interesante, con elementos importantes para una dieta completa como las vitaminas del grupo B»
Esta actividad, sobre la que aún no hay mucha bibliografía, consiste en la obtención de una planta a partir de un rizoma donde se encuentran yemas de hojas. Este proceso lo hemos observado en los rizomas de jengibre y de cúrcuma. ¿Qué es un rizoma? Es un tipo de tallo que se desarrolla de forma subterránea y que, a diferencia del tubérculo, se extiende de forma horizontal. El jengibre, Zingiber officinale Roscoe, es una planta oriunda del sudeste asiático, de la familia de las zingiberáceas, a la que pertenecen también la cúrcuma y el cardamomo. Es una herbácea que puede llegar al metro de altura, de hojas grandes; la planta de la cúrcuma es igual, pero las hojas presentan un tacto como de terciopelo en el envés.
El jengibre es una planta utilizada desde la antigua Grecia y se le conocen numerosos usos medicinales y culinarios. Podemos remontarnos al año 1375, cuando el cocinero francés Guillaume Tirel, conocido como Taillevent, escribió su obra Le Viandier. También The forme of cury, del 1390, contiene recetas y recomendaciones de uso de esta planta. Se trata de los libros de recetas más antiguos que podemos encontrar en francés y en inglés.
Son numerosos los tipos de galletas y panes elaborados con este rizoma, tanto en la cocina anglosajona como en la francesa. El rizoma del jengibre tiene una composición interesante, con elementos importantes para una dieta completa como las vitaminas del grupo B, y también C y E, y minerales como el cinc y el manganeso difíciles de encontrar en los alimentos. Su gusto se debe a los fenoles, llamados gingeroles, que le dan ese toque picante, utilizado para dar sabor a embutidos, pescados, refrescos y dulces. Estos fenoles no se desactivan con el calor, tal como ocurre con la capsaicina de los pimientos y la piperina de la pimienta negra, aunque son los menos potentes de este grupo. Otra peculiaridad es que, si se seca, se transforma en shogaol, que es el doble de picante.
Existe una variedad de jengibre de carne rosada, típica del Japón, que se utiliza para el sushi. Actualmente existen cultivos de jengibre en diferentes partes del mundo. Aunque la cuna sea Asia, podemos encontrar variedades africanas, australianas, americanas (en Hawái) y destaca por su sabor delicado el procedente de Jamaica, cuyo origen se debe a los españoles que lo introdujeron en esta isla, para competir con las especias de otros países.
ACTIVIDAD: CULTIVAR JENGIBRE Y CÚRCUMA EN CASA
Materiales:
- rizoma de jengibre o cúrcuma
- bandeja de plástico pequeña (podemos aprovechar una que ya tengamos)
- mezcla de tierra ligera
- maceta
Procedimiento:
Colocamos en la bandeja de plástico los rizomas, con una tierra semejante a la mezcla que recomendábamos en el número 95 de Mètode (pp. 146 y 147), es decir, una tierra ligera y que se pueda extender fácilmente.
Siempre que sea posible, compraremos los rizomas con yemas, ya que eso favorece el rápido crecimiento y la aparición de las hojas. Si hacemos la actividad con rizoma de cúrcuma, habrá que regarlo poco a poco. Veréis que acaba duplicando el tamaño y que tiene pequeñas yemas blancas.
Si el rizoma que compramos no tiene yemas, una forma de conseguir que aparezcan es dejarlo un tiempo dentro de una bolsa, sin agua: la propia respiración de la planta genera suficiente humedad. Con el tiempo veremos que se forman las yemas, un proceso que podemos revisar semanalmente.
Cuando salgan diminutas hojas de las yemas, es el momento de pasar la planta de la bandeja a una maceta, eso sí, sin exponerla al sol. Se puede colocar en una maceta individual o con otras plantas. No hay que llegar a enterrarla, tan solo tiene que estar en contacto con la tierra. Recordad que la maceta no puede ser muy pequeña, ya que es un rizoma y se extiende a lo largo de la tierra.
No le gusta la exposición fuerte al sol, pero sí el calor. Son plantas que crecen mejor a la sombra, por eso podéis dejarla entre otras y os encontraréis con la sorpresa cuando aparezcan sus hojas entre la vegetación. Nosotros, en verano, para hacer el experimento, dejamos un rizoma de jengibre y otro de cúrcuma entre otras plantas, para crear un microclima que favoreciera la humedad y la protección de un excesivo sol, y al volver de las vacaciones encontramos que habían salido las hojas.
Las flores son muy aromáticas: desprenden una fragancia deliciosa con notas cítricas y amaderadas. Ahora bien, tardan por lo menos dos años en salir, ya que la planta necesita un período de maduración.
Esperemos que sea una actividad fácil y que consigáis tener una planta de jengibre o de cúrcuma. ¡Veréis que es muy gratificante!