Entrevista a Manuel Pérez Alonso

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Manuel Pérez Alonso es uno de los científicos emprendedores más importantes del panorama valenciano. Presidente de Bioval, la primera biorregión que agrupa empresas de base tecnológica en la Comunidad Valenciana, el investigador ha participado activamente en la creación de diversos proyectos empresariales, como Valentia Biopharma o el Instituto de Medicina Genómica. Al mismo tiempo compagina su labor privada con la docencia en la Universitat de València , donde es profesor titular de Genética. 

El científico se define como el catalizador del I Congreso Nacional de Científicos Emprendedores From Science to Business (“De la Ciencia a la Empresa”) que tendrá lugar en la Universitat de València del 7 al 9 de noviembre, de cuyo comité es presidente. Estas jornadas pioneras en España analizarán las dificultades que supone emprender en ciencia y se sumergirán en las claves que rigen la transferencia del conocimiento desde el ámbito público de investigación hasta el sector empresarial. Transmisión que se perfila como posible modelo para garantizar la supervivencia y la continuidad de la investigación científica, colapsada por los continuos recortes de la Administración.

 
¿Qué objetivos se persiguen con la celebración del Congreso? 
Este es un Congreso de científicos en el que no se va a hablar de ciencia, sino de su aplicación. Es decir, la traslación del conocimiento a la sociedad a través de un vehículo que es la empresa, a mi juicio el mejor que existe. Queremos identificar los obstáculos que dificultan el emprendimiento científico en nuestro país y, al mismo tiempo, buscar vías para suavizarlos. No es un cursito, sino que buscamos transmitir y compartir experiencias en primera persona con los asistentes.

¿A qué tipo de público está destinada esta actividad?
Principalmente
a científicos procedentes de universidades y centros de investigación públicos que ya han creado su propia empresa, o también los que estudian la posibilidad de transferir sus conocimientos a un proyecto empresarial para lanzarse a este mundo. Pero, aparte de los perfiles más obvios, hay otros tres tipos de asistentes al congreso que para mí son muy importantes. Para empezar, los estudiantes universitarios e investigadores predoctorales, ya que en ellos reside una gran capacidad emprendedora. En segundo lugar, los agentes de la innovación, como por ejemplo miembros de las Oficinas de Transferencia de Resultados de la Investigación (OTRI) de diversas universidades o expertos en transferencia tecnológica del laboratorio a la empresa. Por último, los inversores, que buscan oportunidades en empresas de base científica. De hecho, para la segunda jornada hay previsto un foro de inversión.

¿Cuántos participantes asistirán a las jornadas? 
Esperamos a más de doscientos, y esto denota la buena acogida que ha tenido el congreso. Pero además contamos con el apoyo del Príncipe de Asturias, que es el Presidente Honorífico del congreso. Por otro lado, el Comité Científico del Congreso lo preside el profesor Agustín Escardino, una eminencia de la ciencia y emprendedor senior, que compartirá su experiencia de aprendizaje, tanto en los aspectos positivos como en los negativos.

¿Cuándo comienza a gestarse en su mente la idea de celebrar un congreso para emprendedores científicos? 
Concretamente desde hace unos dos años, cuando fundé la Red Española de Científicos Emprendedores. El origen se explica por una inquietud existente en la mentalidad de muchos investigadores: el número de empresas de base científica que nace cada año en nuestro país es alarmantemente bajo. Las estadísticas son preocupantes y dan mucho que pensar, porque si miramos al exterior, a Norteamérica, por ejemplo, existen decenas de empresas que surgen a partir de las instituciones. En España este tipo de proyectos prácticamente no se encuentran. También hay que tener en cuenta el potencial que tienen para crear puesto de trabajo cualificado y la gran capacidad para generar riqueza. En la Red, que ya tiene más de 1.500 miembros, intercambiamos preocupaciones, y así surgió la idea de organizar este congreso.

¿Qué esfuerzos se han invertido en la preparación de unas jornadas pioneras en España? 
Ha sido un gran reto para mí organizar un congreso como este partiendo de cero. Por eso hemos realizado una campaña masiva a través de las redes sociales para darlo a conocer al público. La clave del éxito de difusión ha sido el marketing.

Teniendo en cuenta la coyuntura de la crisis actual, que ha afectado muy negativamente a la ciencia, ¿le parece este el momento idóneo para la celebración de un congreso sobre el emprendimiento?
¡Por supuesto! De hecho, la crisis repercute positivamente en el emprendimiento, y este razonamiento lo comparto con más miembros del colectivo científico. La crisis es una oportunidad, porque la salvación para los científicos que trabajan actualmente en centros públicos es crear una empresa, es decir, trasladar su conocimiento. La investigación traslacional es la única manera de garantizar que los grupos de investigación continúen recibiendo financiación y que no dependan exclusivamente de fondos públicos. Creo que la financiación estatal es un modelo que ha caducado. Por eso, animo a los científicos a salvar su investigación mediante la creación de empresas.

¿Considera que la Universitat de València está realizando una labor positiva para fomentar la creación de empresas?
Aquí se han creado las condiciones suficientes que permiten emprender en la ciencia. Por ejemplo, creo que la apuesta por una infraestructura para albergar proyectos empresariales como por ejemplo el Parque Científico de Paterna es fundamental. Además, el hecho de albergar un congreso para emprendedores supone una prueba de ese apoyo institucional. Pese a todo, creo que aun queda un largo camino por recorrer.

La crisis ha definido al colectivo de jóvenes investigadores como un sector muy vulnerable. ¿Cuáles son las dificultades que encuentran a la hora de emprender?
Como profesor, trato con muchos estudiantes, y cada año explico en clase la importancia de emprender como salida profesional. Sus inquietudes son básicamente tres: no tener dinero suficiente, la falta de práctica en el ámbito de la investigación y el desconocimiento sobre cómo gestionar una empresa (aspectos legales y financieros). Como nos ha pasado a muchos, no saben por dónde empezar.

¿Hay algún modo de superar esos problemas?
Claro, y puedo demostrar que sin ninguno de esos tres pilares se puede crear una empresa de éxito. El dinero no es un problema porque tener una idea y determinación es mucho más importante. La clave es encontrar y convencer a inversores para que se unan al proyecto y aporten financiación, siempre con cautela. Evidentemente, conseguir generar recursos es un proceso costoso. En segundo lugar, no tener experiencia como investigador es de fácil solución: en España existen decenas de centros científicos de excelencia y grupos de investigación con muchísimo potencial, que muchas veces se desaprovechan. El tercer pilar, que se refiere a la gestión, puede paliarse contactando con una asesoría independiente y que trabaje al servicio del emprendedor, y no al revés. El científico emprendedor no debe ser un experto en todas estas materias, sino que debe saber satisfacer esas carencias de manera externa.

¿Cree que actualmente se están desaprovechado talentos científicos?
Absolutamente. En España está teniendo lugar una fuga de cerebros masiva porque no estamos favoreciendo las condiciones óptimas para emprender en ciencia y tecnología. Sólo hay un camino correcto para contrarrestar el efecto: comenzar a crearlas. Yo pediría a todos los científicos que se plantean emigrar de España que se lo piense detenidamente. Le diría: «Antes de irte, emprende». Corremos el riesgo de vaciar nuestro país de materia gris, pero el problema de España es que el trabajo científico esta muy mal pagado, y esto sucede porque se valora muy poco su actividad.

¿A qué cree que se debe este escaso reconocimiento científico?
Pienso que no hay una tradición científica, ya que aquí siempre ha existido, por desgracia, la cultura del pelotazo, caracterizada por la especulación inmobiliaria. Ahora debemos ser cautos para no transferir esa cultura a la ciencia, porque tenemos que ser conscientes de que es un ámbito que requiere esfuerzo.

¿A qué factores atribuye la debilidad del tejido empresarial en este país?
Creo que se da una confluencia de diversos elementos: falta de tradición científica, de espíritu emprendedor… Se ha optado por ganar beneficios a corto plazo, y en ciencia esto no es posible, por lo que se han desarrollado otro modelos económicos. Crear una empresa científica es complicarse la vida, y llevar a cabo el proyecto supone un riesgo muy importante: puedes perder tu tiempo y tu dinero.

Entonces, ¿qué medidas se necesita en la investigación en España para impulsar un conjunto potente de empresas?
Es urgente tomar medidas de cara a los próximos meses, ya no años. Yo apuesto por una pacto de Estado que fomente el emprendimiento. Precisamente, una de las actividades del congreso es la constitución de la Asociación Española de Científicos Emprendedores, que surge a partir de la Red Española de Científicos Emprendedores. Este entidad recogerá las demandas de los científicos para desarrollar su actividad, y además, del propio congreso saldrá un código de conducta para las instituciones hacia a los científicos emprendedores. Queremos convertirlo en norma de responsabilidad social, porque las instituciones tienen que cuidar a esos investigadores y ponerse de su parte. También creo que se debería de repensar el sistema de subvenciones públicas y endurecer los requisitos, dando prioridad a las empresas que generen I+D.

¿La empresa privada tiene recursos para crear conocimiento?
La máquina de genera conocimiento se alimenta con dinero. Invertir en esto es muy caro, y debemos de ser conscientes de la realidad. Por esto, la mayor parte de la investigación científica se lleva a cabo en los sectores públicos.

Laura Garsando. Estudiante de Periodismo, Universitat de València.
© Mètode 2012.

 

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© Laura Garsando

 

 

«Queremos identificar los obstáculos que dificultan el emprendimiento científico en nuestro país y, al mismo tiempo, buscar vías para suavizarlos»

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

«La crisis es una oportunidad, porque la salvación para los científicos que trabajan actualmente en centros públicos es crear una empresa, es decir, trasladar su conocimiento»

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

«En España está teniendo lugar una fuga de cerebros masiva porque no estamos favoreciendo las condiciones óptimas para emprender en ciencia y tecnología»

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

«la visión del científico emprendedor está cambiando con el paso de los años. Hace unos diez años algunos compañeros te consideraban un traidor a la ciencia porque opinaban que querías lucrarte»

© Mètode 2012