Stuart Clark ha realizado diversas aportaciones en prensa, radio y televisión además de escribir abundantes libros de divulgación que han sido traducidos a muchos idiomas; en el año 2000 fue considerado por el diario The Independent como una de las más importantes figuras dentro de la enseñanza de la astrofísica junto a personalidades como Stephen Hawking o el profesor Sir Martin Rees.
En los últimos años se ha dedicado más profundamente a su faceta de escritor y se ha enfrascado en The Copernicum Trilogy (“La Trilogía de Copérnico”) donde repasa las vidas de Galileo, Kepler, Newton y Einstein; la primera entrega: The Sky’s Dark Labyrinth (“El laberinto oscuro del cielo”) fue publicada la pasada primavera. Hay planes de traducir los tres libros a varios idiomas.
En el marco de la Campus Party, que se celebró la semana pasada en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, el doctor Clark ofreció una conferencia sobre los grandes misterios del universo; allí Mètode tuvo la oportunidad de hablar con él.
La conferencia que pronuncia hoy se llama «Veinte misterios sobre el espacio». ¿Solo veinte? [Ríe.] Traté de escoger los veinte más grandes, y estas son las preguntas que siempre nos hemos hecho. Algunas pensamos que podemos responderlas, otras estamos investigándolas por primera vez y hay unas terceras que ahora comenzamos a plateárnoslas. La conferencia es sobre lo que pensamos que entendemos sobre el universo, lo que sabemos que no entendemos y hacia dónde vamos en la investigación de las próximas décadas. Es un poco la historia de hasta dónde hemos llegado y un manifiesto de hacia dónde vamos.
Una de las preguntas que se hace es la de si hay una evidencia cosmológica de la existencia de Dios. ¿Intenta el ser humano encontrarlo estudiando el universo? Esa es una pregunta muy interesante, si vamos hacia atrás hasta la época de Isaac Newton, en el siglo xvii, él comenzó a estudiar ciencia porque quería encontrar a Dios; dijo que si dejamos la Biblia a un lado, podríamos, a través del estudio del universo, encontrarlo. Así es como comenzó el proceso de la ciencia, es decir, el método científico. Mi conclusión, en todo caso, es que la ciencia nunca podrá contestar la pregunta sobre la existencia de Dios. Así pues, la religión es completamente diferente a la ciencia; la primera se apoya en la fe y la segunda en la evidencia. Es el individuo quien debe decidir si quiere creer más en una o en la otra, es algo muy personal. Pero la ciencia no podrá demostrar nunca la existencia o no de Dios.
Hay muchas preguntas sin respuesta y muchas teorías indemostrables; ¿no es la ciencia una mezcla entre fe y evidencia? Un científico ha de tener fe en la ciencia, debe creer en ella. Evidentemente, el racionalismo y la observación deben ir acompañados por la certeza de que ese es el mejor camino hacia el conocimiento; para entender un poco más el mundo en el que vivimos, la forma científica de hacer esto es mediante las medidas y los experimentos, otros lo hacen a través de sitios donde están cómodos moral y éticamente.
¿Cuál es su punto de vista sobre el creacionismo? Yo creo que todo el universo es natural, de alguna manera fue creado por las leyes de la física; de dónde vienen estas leyes, no lo sabemos, pero creo que el universo tiene 15.000 millones de años y que la Tierra fue creada hace 4.500 millones. La vida ha evolucionado lentamente, esas son mis creencias porque confío más en la evidencia que en la mano de Dios. De hecho, creo que cualquier religioso que intente subvertir la ciencia para probar que Dios existe está haciendo más mal que bien. De la misma forma, cualquier hombre de ciencia que asegure que puede probar la inexistencia de Dios está equivocado. Todos debemos decidir en qué creemos y respetar las creencias de los demás estableciendo vías de comunicación respetuosas entre unos y otros.
En el estudio del universo hay muchas preguntas y muy pocas respuestas. ¿Realmente se encuentran estas respuestas o solo más preguntas? Cada cierto tiempo, se encuentra una respuesta que transforma la manera de percibir el universo, hubo un momento en el que Newton descubrió cómo explicar la gravedad, este fue un gran momento, porque entendió cómo se movían los planetas a través del espacio o por qué los objetos caían al suelo. Fundamentalmente se consideró esto una gran repuesta porque demostró que no había tanto misterio en algunas cosas. Pero al continuar observando la gravedad, Newton no dijo qué era, solo cómo funcionaba. En el siglo xix, estudios de la órbita de Mercurio mostraron que este planeta se movía de una forma que la teoría newtoniana no podía explicar, tuvo que llegar Einstein para dar una nueva visión sobre la gravedad a través de la relatividad, que solucionó este problema, además nos permitió entender que todo el universo está en continua expansión y que hubo una gran explosión (Big Bang) a parte de descubrir esos puntos de intensa fuerza gravitatoria que son los agujeros negros. Aún así, lo que hay dentro de un agujero negro y lo que ocurrió en el Big Bang, todavía son misterios; estas respuestas lo que hacen es generar más preguntas; de hecho, es muy posible que eso sea siempre así en la ciencia; que cada vez que pensemos que entendemos una cosa, encontremos más preguntas. Una de las cosas más fascinantes de la ciencia para mí es que probablemente siempre habrá más y más preguntas.
¿En su opinión pueden haber seres vivientes en otros planetas? Creo que las posibilidades de que la vida se desarrolle por casualidad son tan improbables que debe haber alguna cosa que nos está ayudando; puede que no sea más que una ley de la física que haga que cuando más tiempo pasa, las estructuras, la química y las moléculas se vuelvan más complejas; entonces, es cuando las cosas sorprendentes ocurren, como por ejemplo el ADN. Yo no creo que sea casualidad lo que ocurrió en este planeta, sino que debe haber una ley de complejidad creciente en el universo que hace el tipo de moléculas que desembocan en lo que conocemos como vida, seguramente también en muchos otros lugares. Cómo se llega a la inteligencia desde ahí es una pregunta muy difícil, y no entendemos todavía lo suficiente sobre el proceso para saber si hay otras formas de vida inteligente o no. Es una de esas preguntas a las que solo les hemos empezado a rascar la superficie y, con suerte, observando las atmósferas de otros planetas, dentro de unos quince años podremos ver si hay gases que demuestren la existencia de vida.
Con lo grande que es el universo sería mucha casualidad encontrar un planeta vecino que contuviera vida. De hecho hay un cálculo muy interesante propuesto por el biólogo A. G. Kenneth Smith que dice que encontrar una molécula de ADN por casualidad es como lanzar un dado y sacar un seis 140 veces seguidas. Es algo muy improbable, si tenemos en cuenta todos los átomos y el tiempo del universo y las posibilidades de que interaccionen entre ellos, no basta para que se forme una molécula de ADN por simple casualidad, esto haría de la vida en la Tierra una excepción. En todo caso, necesitas, no solo ADN, sino todas las estructuras proteínicas del cuerpo, lo que hace de la creación de vida de forma casual algo casi imposible; este hecho nos devuelve a la necesidad de la ley de complejidad de la que hablábamos antes, lo que haría más fácil, por decirlo de alguna forma, que el dado sacara un seis. En conclusión; yo pienso que la vida en el universo es común, lo que posiblemente sea más extraño es la inteligencia.
La teoría del multiverso, que habla de universos paralelos a este donde se viven otras realidades, ¿no peca de fantástica? Sí, es posible que sea demasiado fantástico para ser verdad, además no hay ninguna evidencia de estos universos paralelos; el multiverso proviene de las teorías de cuerda, que dicen que existen muchas dimensiones diferentes, en todo caso no podemos saber si las teorías de cuerda son correctas o no y si ese es el camino a deben seguir las investigaciones; lo que intentan hacer es entender la gravedad de una forma diferente.
«Un cálculo propuesto por el biólogo A. G. Kenneth Smith dice que encontrar una molécula de ADN por casualidad es como lanzar un dado y sacar un seis 140 veces seguidas»