Es más importante invertir en la gestión y protección de nuestros bosques que gastar millones de euros en medidas para paliar los efectos de un incendio. Al menos esto es lo que piensa Artemi Cerdà, investigador y profesor de geografía en la Universitat de València. El pasado 7 de noviembre ofreció una charla en la Facultad de Filología, Traducción y Comunicación sobre el número 70 de Mètode: Cuando se quema el bosque. Una visión totalmente distinta a la habitual sobre los incendios forestales. Desde épocas inmemoriales, en España y en el resto de países la agricultura ha utilizado el fuego para controlar la cantidad de biomasa y evitar su acumulación. Pero en los años cincuenta en nuestro país se produjo un éxodo de la zona rural a las ciudades que provocó la desaparición de muchas tierras de cultivo y, como consecuencia, la creación de grandes extensiones de bosque. Para Artemi Cerdà este es uno de los motivos por los que hoy en día se producen incendios tan devastadores en España, como los ocurridos este último año en la Comunidad Valenciana; hemos abandonado las tierras que tantos años habitamos, provocando la acumulación de vegetación que, en caso de incendio, arde de manera masiva y descontrolada. Por tanto, una buena gestión de nuestros bosques y tierras podría solventar en gran parte el problema de los incendios. Métodos como la colocación de balas de paja que filtren el agua y eviten la erosión de la tierra o la protección de las terrazas de cultivo que nuestros antepasados construyeron resultan mucho más eficaces y económicos que todas las medidas post-incendio que en ocasiones se llevan a cabo. Y es que el error no es solo la manera en la que se desprotege nuestro ecosistema. También la actitud tras un incendio debe ser distinta. «La gente que hace política forestal debería salir de los despachos e ir a los bosques para darse cuenta de la realidad», afirma Artemi Cerdà. En contra de lo que la mayoría cree, este experto en geología e incendios incide en que es erróneo querer repoblar con árboles, normalmente pinos, las zonas afectadas tras un incendio. Nuestros ecosistemas están preparados para la acción del fuego y por ello hay miles de especies vegetales se recuperan tras uno. De hecho, unas cuantas no existirían sin él. Por todo ello es necesario que haya una mayor conciencia popular acerca de cómo gestionar el fuego y nuestros bosques. Sin inversión en medidas preventivas exponemos al peligro a los campos y montañas que nos rodean. Y, tal y como defiende Artemi Cerdà, hay que desterrar la idea de que el fuego es el enemigo; en muchas ocasiones, la enemiga es la acción humana que deteriora y abandona la tierra. Esa sin la que, recordemos, no habría vida. Andrea González Garrigas. Estudiante de Periodismo, Universitat de València. |
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