La ciencia, una inversión de futuro

Os ofrecemos la conversación entre el químico Avelino Corma y la periodista Reis Juan

avelinoc-corma-portada

avelinoc-corma-portadaEl pasado martes 13 de abril Avelino Corma, reconocido profesor de investigación del CSIC y fundador del Instituto de Tecnología Química, visitó el Octubre Centre de Cultura Contemporània de Valencia para conversar en directo con la periodista Reis Juan, dentro del programa Converses a l’Espai Ciència 2016. Corma compartió con asistentes y oyentes las numerosas anécdotas e impresiones que ha ido acumulando en su formación en el campo de la química hasta convertirse en uno de los científicos más destacados tanto dentro como fuera de nuestras fronteras.

Contó que su carrera investigadora comenzó desde joven, en su querida Moncofa natal, trabajando en el campo junto a su padre y realizando travesuras con caracoles; travesuras que define como sus «primeras reacciones químicas». Corma fue un niño nervioso y curioso que pronto dirigió esa energía a los estudios. Así, la Universitat de València, la Universidad Complutense de Madrid y dos años en el departamento de Ingeniería Química de la Queen’s University en Canadá fueron la cuna de su formación. Más tarde, ya en el CSIC, fundó y dirigió hasta 2010 el exitoso Instituto de Tecnología Química. Más de cien patentes, muchas de ellas en explotación comercial, ponen el valor tangible a un proyecto que requirió de mucho esfuerzo y sacrificio personal por parte de Avelino Corma. El químico incluso reconoce sus dudas cuando, tras volver de Canadá y las completas instalaciones de investigación de la Queen’s University, se encuentraba solo en su despacho de Madrid con nada más que papel y lápiz. «¿Por qué no irse de nuevo?», se llegó a preguntar.

Sobre los objetivos de la investigación científica, Corma comentó que tiene que aportar al conocimiento pero también debe atacar problemas concretos: «Siempre debe tener esa “doble función”. Por un lado incrementar el conocimiento fundamental, realizar ciencia básica. Por otro explotar esa investigación como solución a los problemas de la sociedad, conseguir una ciencia aplicada.» Es por ello que Corma defiende que España necesita una política científica que sea consciente de que «sin conocimiento no hay avance tecnológico» y unas empresas que apuesten por «abrir la caja del conocimiento para poder solucionar sus problemas». Corma se lamentaba además de que la ciencia en España «se considere un gasto, no una inversión de futuro».

Entre los avances conseguidos por Avelino Corma y su equipo destaca su labor en la síntesis y aplicación de las zeolitas. Las zeolitas son compuestos minerales porosos de estructura cristalina cuyas propiedades catalíticas [es decir, que aumentan la velocidad de una reacción química] permiten controlar y dirigir las reacciones químicas gracias a los diferentes tamaños de sus poros. Los poros de las zeolitas funcionan como una especie de tamiz molecular que nos permite filtrar las moléculas que pueden formar parte de la reacción y tener así un «control del tráfico molecular» en el interior de la zeolita. Gracias a ello podemos «obtener los productos que queremos y evitar que otros productos o subproductos se formen», explicó Corma. La aplicación práctica de estos avances puede ser aprovechada por cualquier industria o proceso donde las reacciones químicas estén presentes: desde la obtención de fármacos en la industria farmacológica, donde la mayor parte de la materia prima se pierde por la formación de subproductos, a la obtención de menos emisiones nocivas en las reacciones de combustión, donde por ejemplo se ha conseguido eliminar a través de zeolitas la emisión de óxidos de nitrógeno en los motores diésel.

La química, como insiste en defender Avelino Corma, no es la culpable de los problemas medioambientales a los que ahora nos enfrentamos sino que es «la herramienta a la que recurrimos para resolver los problemas que creamos». La química ha aportado y tiene mucho que aportar no sólo a la hora de resolver los problemas industriales sino a la hora de abordar problemas sociales y globales como el de la sostenibilidad. Para Corma, la mala utilización de la química, las negligencias cometidas por empresas y gobiernos y el descontrol en las medidas de seguridad nos han llevado a un escenario de muy mala prensa para la química como ciencia. «No se ha utilizado bien, y eso tiene sus consecuencias», afirmó Avelino. Pero lo que no podemos olvidar es que «todo es química» y que sin la química «no estaríamos donde estamos». Desde las hormonas que toman parte en el amor y en el sexo, como se comentó distendidamente en la sala tras la entrevista, hasta las reacciones que se producen en la más compleja industria química. Todo es química.

© Mètode 2016

Filósofo y estudiante del Máster en Historia de la Ciencia y Comunicación Científica. Universitat de València.