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En el contexto actual resulta imprescindible para los periodistas adquirir una formación y una sensibilidad medioambientales. Con este propósito la Asociación de Periodistas de Información Ambiental, con la colaboración de la Unió de Periodistes Valencians y de la Federación de Asociaciones de la Prensa Española, impartió un taller en el Colegio Mayor Rector Peset los pasados 15 y 16 de enero. El objetivo de estas jornadas era el de dotar de la formación necesaria a los periodistas no especializados y presentarles las herramientas adecuadas para responder al compromiso profesional de informar correctamente a la sociedad sobre temas que puedan tener alguna relación con el medioambiente. A lo largo de la primera jornada se realizó una introducción al concepto de periodismo ambiental, se explicó cómo detectar el enfoque medioambiental de una noticia, se presentaron herramientas para conseguir la inmediatez informativa y se habló, también, del ruido que hay en las redes sociales y de cómo obtener buena información ambiental incluso en ese ecosistema. En la segunda sesión María Josep Picó, periodista ambiental, realizó una intervención centrada en cómo informar sobre medioambiente y sostenibilidad cuando no eres especialista. Desde el punto de vista de los gabinetes de comunicación, Mariola Filgueira explicaba la importancia del medioambiente para la reputación de las grandes empresas. Fèlix Tena, periodista ambiental, insistía en que la información medioambiental no necesita ser decorada para ser atractiva o interesante. Los telediarios suelen centrarse en las anécdotas meteorológicas o catástrofes naturales, interrogando a ciudadanos cuyas afirmaciones pueden ser causa de desinformación: «No recuerdo un verano que hiciera tanto calor» o «Nunca había llovido tanto» son algunos ejemplos. Además, se ha producido una politización del medioambiente y este es uno de los grandes problemas del periodismo medioambiental: el tema se encuentra secuestrado entre lo políticamente correcto y lo políticamente incorrecto. Por ejemplo, los medios nos presentan el cambio climático como algo alejado de nuestro entorno, con lo que tendemos a percibirlo como un fenómeno ajeno a nosotros. A la vez, la saturación informativa es creciente, lo cual provoca rechazo, desinterés y huida. Necesitamos información de calidad basada en valores ambientales y con datos cualitativos que expliquen el porqué de este fenómeno. Fèlix Tena propuso una comunicación medioambiental sin folclore para no caer en el tópico ni en el sensacionalismo y sugirió utilizar el potencial de la televisión para ir más allá y no quedarnos en la anécdota. Cuando se desborda un río o barranco ningún medio informa del recorrido del agua o de los obstáculos humanos construidos en esos cauces. Al informar sobre incendios los textos se centran en la erótica de las llamas y el catastrofismo recurrente. El periodista no debería repetir lo que ya se ve en las imágenes, sino explicar el porqué de lo que está sucediendo. ¿Podemos llamar ecológica a una gasolina? Las compañías petroleras son capaces de vender valores medioambientales en sus eslóganes publicitarios para mejorar su imagen. Así, se utiliza la naturaleza como icono para anunciar coches, cuando son el elemento que más emisiones de CO2 está generando. Las empresas intentan aparecer en los medios de comunicación realizando acciones a favor del medioambiente, no obstante, a las portadas han llegado desastres naturales como el de British Petroleum (compañía ahora denominada BP) con el vertido de crudo en el golfo de México, la contaminación radioactiva producida en Fukushima o el accidente del Prestige. Este último afectó a la reputación del CSIC, que fue nombrado para dirigir el gabinete de crisis. Mariola Filgueira, entonces becaria en esta institución, lo vivió en primera persona. A los investigadores de Vigo les vetaron el poder hablar a los medios y el organismo fue controlado desde la Moncloa para lanzar mensajes cargados de influencia política. La figura del todólogo, definida por la RAE como «persona que cree saber y dominar varias especialidades», protagonizó una mesa redonda que analizaba la presencia del medioambiente, o más bien ausencia, en las tertulias periodísticas. Las tertulias televisivas españolas se centran en crear espectáculo y entretenimiento, y se olvidan de la ciencia. Se analizó también la presencia del fracking o fractura hidráulica en la televisión. Los resultados: desde 2012 hasta noviembre de 2014 se han contabilizado 19 noticias sobre fracking en las 6 cadenas estatales. Así, su efecto sobre el medioambiente no se corresponde con el escaso eco recibido en los medios. Ante declaraciones como las del ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, que el pasado mes de octubre afirmaba que «las peticiones de sondeos para gas o petróleo y de fracturación hidráulica deben autorizarse porque España no puede permitirse el lujo de desconocer si realmente tenemos o no hidrocarburos», el periodismo ambiental resulta un agente molesto. Porque, en definitiva, la preservación del medioambiente cuestiona al sistema. Teresa Coll. Estudiante de Periodismo de la Universitat de València. |
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«Los telediarios suelen centrarse en las anécdotas meteorológicas, interrogando a ciudadanos cuyas afirmaciones pueden ser causa de desinformación»
«El periodista no debería repetir lo que ya se ve en las imágenes, sino explicar el porqué de lo que está sucediendo»
«Se utiliza la naturaleza como icono para anunciar coches, cuando son el elemento que más emisiones de CO2 está generando»
«El efecto del fracking sobre el medioambiente no se corresponde con el escaso eco recibido en los medios» |
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