Tiempo de naranja
Nos adentramos en el mundo de los cítricos con una monografía del Jardín Botánico de la Universitat de València y 'Mètode'
Gema Ancillo, Alejandro Medina | ||
«Al febrer cull la taronja i poda el taronger» Los cítricos han sido un elemento esencial en la cultura valenciana dada su implicación hortícola. De todos estos, el naranjo ha constituido uno de los referentes de la huerta mediterránea, llegando incluso a ser una seña de identidad más allá de la mera relación comercial o alimenticia que los valencianos pueden establecer con él. La literatura o los propios dichos populares como el que abre este artículo son pruebas de la fuerte vinculación que el pueblo valenciano ha establecido con este árbol, que de una forma emblemática hoy día representa mucho más que un vegetal, constituyendo un signo claro de identidad cultural y un recurso literario del ideal natural. Como muestra: «Vora el barranc dels Algadins Una de las instituciones más importantes a la hora de introducir este tipo de cultivo en la huerta valenciana ha sido el Jardín Botánico de la Universitat de València, ya que desde sus inicios en él se ensayaba con las diferentes especies exóticas de cítricos para poder adaptarlas al clima mediterráneo teniendo su óptimo en la segunda mitad del siglo xix. Esta relación histórico-botánica es la que queda patente en la obra Los cítricos de Gema Ancillo y Alejandro Medina publicada por el Jardín Botánico de la Universitat de València y Mètode. Introducido por los comentario de Isabel Mateu –directora del Jardín Botánico de la Universitat de València–, Los cítricos nos adentra en el mundo de los vegetales los cuales dan nombre a la obra mediante una descripción fisionómica, fisiológica y filogenética. La obra contiene además un pequeño resumen de la historia de este grupo de vegetales sin consenso taxonómico en España hasta la época actual donde los programas de saneamiento, cuarentena y certificación especialmente desarrollados en el País Valenciano –principal productora de cítricos del estado– por el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) cobran protagonismo. Quizás la parte más interesante de esta ácida recopilación es la que concluye la obra, en la que los autores hacen un listado exhaustivo de las diferentes especies de cítricos con las que cuenta el Jardín Botánico. Es interesante cómo Gema Ancillo y Alejandro Medina, mediante esta muestra cultivada, intentan representar la variabilidad biológica existente de este grupo, haciendo un esfuerzo titánico que nos puede recordar al que hizo Antonio José Cavanilles en la elaboración de sus observaciones, ya que, de la misma forma que hizo éste, los autores no solo se encargan de describir la planta, sino que además nos hablan de sus usos y beneficios. El lector puede de esta forma consumir este libro, hoja a hoja, como quien le quita los gajos a una mandarina con un regusto ácido y fresco. Devorándolo, como diría Vicent Andrés Estellés: «I amb la salut daurada de la taronja oberta Marcos Morales Peláez. Estudiante de Biología de la Universitat de València. |
«Quizás la parte más interesante de esta recopilación es la que concluye la obra, en la que los autores hacen un listado exhaustivo de las diferentes especies de cítricos con las que cuenta el Jardín Botánico» |