Roger Malina: «El arte ayuda a interiorizar el conocimiento»

Físico i astrónomo. Director de la revista 'Leonardo'

Sonriente y colaborativo, así nos recibe Roger Malina en el auditorio Alfons Roig de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Valencia. Es el tercer y último día del congreso «ACC: Arte, Ciencia, Ciudad», en el que han participado investigadores, científicos y artistas de gran prestigio de ámbito nacional e internacional. Entre ellos destaca nuestro entrevistado, Roger Malina. Según Moisés Mañas, encargado de la publicidad y medios de comunicación social del congreso, Malina es «uno de los ponentes más importantes con los que cuenta el seminario», ya que además de ser físico y astrónomo dirige la revista Leonardo, un espacio de confluencia entre la ciencia y las humanidades que encarna las valores de la iniciativa «ACC».

¿Por qué es importante combinar el arte y el conocimiento científico y tecnológico?
Hay algunos problemas globales hoy en día que no tienen otra solución posible. No es fácil de hacer, pero es la única forma de resolver estos problemas.

¿A qué problemas se refiere?
Debido al cambio climático, tenemos la necesidad de cambiar la sociedad. Por lo tanto,  tenemos que aprender a vivir de una forma distinta. La forma de hacerlo sería con un cambio cultural, pero que necesitaría de conocimiento científico, por supuesto.

¿Es el arte, entonces, un medio para dar a conocer los desarrollos del campo científico y tecnológico?
Es mucho más complicado que eso, yo lo llamo «apropiación cultural». El conocimiento tiene que ser traducido, convertido y recontextualizado, de forma que no solo se trataría de dar a conocer los desarrollos, sino también de interiorizarlos. El arte ayuda a interiorizar el conocimiento del mismo modo que interiorizas tus relaciones personales y eso te ayuda a vivir.

«El conocimiento tiene que ser traducido, convertido y recontextualizado, de forma que no solo se trataría de dar a conocer los desarrollos, sino también de interiorizarlos»

¿Cuál sería el papel de los medialabs en esta interrelación?
Es muy interesante en el mundo de la innovación la cantidad de sitios diferentes donde este tipo de trabajo se lleva a cabo, como por ejemplo los macroespacios hackers –lo que yo llamo incubadoras– o medialababs. Muchos de estos sitios no están en las universidades, pero si que están en grupos paralelos de artistas y de ciudadanos que trabajan con mucha fluidez. Además, muchos de ellos están implicados en el terreno social, y eso implica muchas veces buscar sitios alternativos porque las universidades no son un buen lugar para hacerlo.

¿Podría citar un ejemplo de interdisciplinariedad entre arte, ciencia y tecnología?
Hay un artista muy interesante llamado Brandon Ballengée. Trabajó con un biólogo porque querían descubrir por qué muchas ranas estaban naciendo con malformaciones en el cuerpo. No se sabía si estas malformaciones eran debidas a la contaminación química o a un problema genético. El artista y el biólogo decidieron trabajar juntos en el proyecto y descubrieron la razón del cambio en el cuerpo. Uno estaba trabajando con su arte y el otro estaba haciendo ciencia, y aunque cada uno utilizaba su propio método,  juntos entendieron el problema. Este sería un buen ejemplo de cómo el arte y la ciencia pueden trabajar juntos.

¿Qué aporta el arte a su método personal de investigación?
Hace dos años empecé una nueva carrera universitaria, y ahora soy un investigador en arte y ciencia que trabaja para un grupo de investigación en el que podemos encontrar científicos, artistas y músicos. Estamos todos trabajando juntos y, para mí, es muy interesante pensar en cómo encajan todas las cosas que hago: la parte humanística, pero también lo que yo llamo «el conocimiento íntimo». Algunas veces la ciencia es muy abstracta, pero puede ser muy significativa.

«La sociedad actual está muy organizada: los artistas estudian en las escuelas de arte, los científicos en las escuelas de ciencia. De este modo es muy difícil que lleguen a trabajar juntos y que lleguen a entenderse»

Usted es el director de la revista Leonardo y de la International Society for the Arts, Sciences and Technology. ¿Qué tarea que desarrollan estas entidades?
La organización se fundó casi hace cincuenta años, en 1967. Fue fundada por mi padre, así que cuando él murió decidí seguir con su labor. La cuestión es que la sociedad actual está muy organizada: los artistas estudian en las escuelas de arte, los científicos en las escuelas de ciencia. De este modo es muy difícil que lleguen a trabajar juntos y que lleguen a entenderse. La misión de la revista Leonardo y de la organización es ayudar a los artistas y científicos que quieren trabajar juntos a encontrarse unos a otros, y escribir lo que están haciendo. En casi cincuenta años hemos publicado a más de 15.000 artistas y científicos diferentes. Esto significa que somos una comunidad muy grande de personas.

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Foto:Laura Sanantonio

 

Por qué piensa que la relación profesional entre artistas y científicos no suele ser buena?
Creo que parte del problema es la forma en la que organizamos la sociedad y también la forma en la que organizamos las instituciones. Cuando tienes seis años todo encaja: pintas, estudias, juegas… Pero, de repente, conforme vas creciendo te separan los conocimientos. Más tarde, en la educación secundaria ya tienes que decidir si quieres ser un artista o un científico; en ese momento se produce un divorcio definitivo de las materias. En las universidades es incluso peor: los artistas están en un edificio y los científicos en otro diferente, y esta idea se repite hasta la edad adulta. El problema radica en la forma en la que organizamos la educación y como se lleva a cabo en las instituciones académicas, porque hay mucha gente que tiene lo que yo llamo «interés híbrido»: cuando tienes siete años te interesan las ranas pero también te interesa la música. En algunos aspectos el interés híbrido es bueno porque puedes desarrollar diferentes talentos pero hay otros casos para los que es necesaria la especialización, como por ejemplo para ir al dentista. Para algunas tareas se demandan especialistas pero para otras necesitamos gente que tenga diferentes talentos, de modo que habría que estudiar cada caso particular y no cometer el error de generalizar.

«Una de las cosas más interesantes que ha pasado en los últimos cincuenta años es que hemos empezado a entender la vida de forma diferente»

Usted ha sido jurado de la última edición de los premios VIDA, unos premios que apoyan la investigación artística de la vida artificial. ¿Cuál es la relación de el arte con la vida artificial?
Una de las cosas más interesantes que ha pasado en los últimos cincuenta años es que hemos empezado a entender la vida de forma diferente. En biología ahora podemos estudiar el genoma humano y la genética y tenemos diferentes maneras de entender las diferencias y las similitudes entre las personas. Los artistas están constantemente enfrentándose a la vida, pintando la vida, actuando con la vida. Lo que les interesa es encontrar las diferentes definiciones de vida. En la sociedad actual estamos empezando a ver que los ordenadores tienen comportamiento. En Japón, por ejemplo, ahora fabrican robots que pueden limpiar la casa o lavar los platos. Ahora vemos cómo los ordenadores pueden trabajar con los humanos de diferentes maneras, y eso que los ordenadores no están vivos, porque si los desenchufas mueren [ríe]. Por ejemplo, mi teléfono móvil me conoce muy bien. Google dice: «Acabas de leer este libro, quizás deberías leer este otro porque tus amigos lo han recomendado y quizás te guste». En la vida artificial tenemos otras formas de pensar sobre la idea de vida. Por eso los premios VIDA eran muy importantes, porque eran un reconocimiento para los artistas que habían trabajado con la idea de vida, tanto en biología como en informática, y es muy interesante ver como todo esto ha evolucionado los últimos cincuenta años.

«La colaboración es difícil, pero creo que hay maneras de enseñar a la gente a empezar a pensar en ello o, al menos, a tener discusiones sanas y no destructivas para resolver un problema»

En la actualidad, ¿qué le mantiene ocupado?
Ahora mismo estoy trabajando con un grupo de gente en una teoría de colaboración y de entrenamiento para la colaboración y también en un proyecto en internet que se llama Creative Disturbance, un espacio para aglutinar también las diferencias tanto de disciplinas como de formas de vida. Tengo 65 años y ahora trabajo con estudiantes de veinte. Estamos en puntos muy diferentes de nuestra vida y encontramos placer y satisfacción de cosas diferentes. Un estudiante de veinte años está empezando su carrera profesional y yo estoy en el medio de mi carrera. Entender las diferentes motivaciones que la gente tiene es muy interesante. En mi grupo tenemos hombres y mujeres, podemos ver como colaboran entre ellos cuando están en una situación difícil y están acostumbrados a trabajar de forma distinta. En el mismo grupo hay también un estudiante indio, un estudiante africano… ¿Cómo se trabaja a través de las diferentes culturas? ¿Cómo se colabora cuando estás trabajando con gente que tiene un bagaje cultural tan distinto? La colaboración es difícil, pero creo que hay maneras de enseñar a la gente a empezar a pensar en ello, o al menos, a tener discusiones sanas y no destructivas para resolver un problema .

 

© Mètode 2015

Estudiante de Periodismo de la Universitat de València.