La caricatura de Darwin

Evolución, ciencia y religión en las viñetas gráficas

 La celebración del Año Darwin ahora hace tres años dejó en evidencia que todo lo que rodea al científico inglés aún continúa generando interés (y controversia) en nuestra sociedad. La prensa española e internacional se hizo eco ampliamente del 200 aniversario del nacimiento de Charles Darwin, y puso el énfasis en la polémica entre ciencia y religión. Aún hoy día, sus teorías continúan ganando defensores y detractores, y las implicaciones religiosas de su trabajo son uno de los aspectos más atacados. Prueba de ello es la implantación del creacionismo en algunas comunidades de los EE UU, una tendencia de la que Europa tampoco queda al margen, aunque en mucha menor medida.

Sin embargo, durante el 2009 la prensa se mostró bastante unánime en cuanto a la importancia de Darwin y de sus teorías para el progreso científico. No obstante, el creacionismo estuvo presente en la mayoría de informaciones a la hora de dibujar el contexto del bicentenario. De hecho, las pocas críticas a la figura de Darwin vinieron precisamente desde la óptica religiosa, y tuvieron cabida –aunque de manera minoritaria– en algunos medios conservadores españoles, como El Mundo o Abc.

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El impacto de las teorías de Darwin hizo que la figura del científico entrara a formar parte del imaginario colectivo. La publicidad supo aprovechar esta popularidad e incorporó al naturalista a la imagen de campañas publicitarias y logos de marcas. Una de las más conocidas es la del licor Anís del Mono, que incluyó a un Darwin con aspecto simiesco en la etiqueta de su botella. El linimento para la garganta Merchant’s también utilizó un simio que aseguraba ser el abuelo de Darwin: «Si soy el abuelo de Darwin se deduce, ¿no lo ves?, que lo que es bueno para el hombre y la bestia es doblemente bueno para mí.» © Mètode

Pero aparte de las noticias, reportajes y columnas de opinión sobre el científico, hubo un espacio donde la figura de Darwin ocupó también un lugar privilegiado: las viñetas de humor. Su figura se ha convertido en estos doscientos años en un icono de la ciencia fácilmente identificable por el público general, y este hecho ha facilitado su presencia en el humor gráfico. Una relación, la de Darwin y la teoría de la evolución con las viñetas, que no es nueva. Ya desde la publicación de El origen de las especies, los humoristas e ilustradores encontraron en el científico un filón para sus trabajos. La polémica con la religión y la idea de la evolución desde los primates fue una de las claves, pero la nueva teoría de Darwin también se utilizó, y se continúa utilizando, como analogía para criticar otros aspectos de la sociedad.

Las características que definen las viñetas gráficas las convierten en un medio excelente para realizar análisis críticos de la realidad, con humor y sátira. Además, su peso básicamente visual hace que los mensajes lleguen fácilmente al lector y le susciten un sonrisa de manera espontánea. La ciencia no escapa a estas viñetas, provocando además un contraste entre la racionalidad del pensamiento científico y las situaciones absurdas o chocantes que proponen los dibujantes.

 

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El 1880, la revista satírica francesa La petite lune dedicó su portada a un Darwin caricaturizado como simio. La supuesta descendencia humana del mono fue uno de los aspectos de la teoría de Darwin que más sorprendió a la sociedad del siglo xix, y fue aprovechado por las revistas satíricas y la prensa escrita para ridiculizar al científico.  © Mètode

De las revistas satíricas a la publicidad

Cuando en 1859 se publicó la primera edición de El origen de las especies, la prensa reflejó en seguida la polémica que abría entre ciencia y religión. Según las religiones mayoritarias, Dios había creado el mundo y todos los seres que lo habitan tal y como los conocemos ahora. La teoría de la evolución hacía temblar los cimientos de esta concepción religiosa del mundo.

Otro de los aspectos que más sorprendió a la sociedad de la época fue la supuesta ascendencia común con los simios. Pronto Darwin empezó a aparecer caricaturizado como un mono en la prensa satírica del momento, como Hornet Magazine, La petite lune o The Punch. En pocos años, estas caricaturas se hicieron muy populares e incluso se aprovecharon con propósitos comerciales y publicitarios. El caso más conocido es quizá el del licor Anís del Mono, que, hacia 1870, incluyó en la etiqueta una imagen del padre de la teoría de la evolución, caricaturizado como un simio, y  que lleva en la mano el lema: «Es el mejor, la ciencia lo dijo y yo no miento.»

 No fue la única marca en emplear a los simios como reclamo, el betún para zapatos Frank Millero el linimento para la garganta Merchant’stambién aprovecharon el impacto social de las teorías de Darwin. De hecho, Merchant’shacía referencia directa al científico y promocionaba su aceite para la garganta con un simio que decía ser el abuelo de Darwin: «Si soy el abuelo de Darwin se deduce, ¿no lo ves?, que lo que es bueno para el hombre y la bestia es doblemente bueno para mí.» Darwin había entrado a formar parte del imaginario colectivo.

La prensa española, por su parte, no se quedó tampoco al margen del debate. Así, a mediados del siglo xix, encontramos revistas culturales como La Abeja, que se posicionan abiertamente a favor de la teoría de la evolución. En el otro bando, publicaciones como El Museo Universal optan por ridiculizar las ideas de Darwin con artículos y viñetas satíricas. En este sentido, en junio de 1863, la revista publicó una viñeta titulada Origen de ciertas especies animales, donde un hombre que puede ser Herbet Spencer o el propio Charles Darwin evoluciona hasta convertirse en un asno.

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Ilustración aparecida en El Museo Universal en 1863 con el siguiente texto: «Nuestro grabado representa hoy el caso ocurrido recientemente en cierto pais de Europa, de cuyo nombre no queremos acordarnos. Cierto individuo que iba á donde no le llamaban y se mezclaba en lo que no podía interesarle, quiso también hablar de lo que no entendía ni podía entender. Habló de filosofía, de religión, de política, de elecciones, de influencias y tanto desbarró, que a fuerza de sacar punta de la oreja, esta se le fue aguzando; que su cuello se pronunció tomando una estension desmesurada, al paso que se acortó su frente; su cara empezó á bajar mientras las orejas iban subiendo; y su cuerpo se redondeó como un tonel, hasta que quedó convertido en pollino. Todavía se empeñaba en sostener que era hombre á fuerza de rebuznos, cuando la Providencia para castigarle hizo que al dar un rebuzno, la cabeza se le escapase convertida en ganso. Lección elocuente para aquellos que hablan de lo que no entienden, van á donde no los llaman y se meten en lo que no les importa, á los cuales suele llamar el vulgo mequetrefes.» El personaje de la caricatura podría ser el naturalista y evolucionista Herbert Spencer o el propio Charles Darwin. © Biblioteca Virtual de Prensa Histórica (MECD)

Evolución, religión y creacionismo

Un siglo y medio después de la publicación de El origen de las especies, Darwin continúa despertando el mismo interés en los medios y en los dibujantes. A lo largo del año 2009, diarios como El País, El Mundo o La Razón, o ya en el ámbito internacional The Times o The New York Times, publicaron viñetas basadas en el científico inglés y en las diferentes controversias que suscita.

El tema más tratado por los dibujantes fue el debate entre evolución y creacionismo. Así, figuras como Adán y Eva, Dios y personajes religiosos compartieron viñetas con Darwin y científicos para mostrar principalmente una visión crítica de la injerencia de la religión en las cuestiones científicas. También fue este el tema elegido por la III Muestra de Humor Gráfico, organizada por la Unió de Periodistes Valencians y la federación de dibujantes de humor FECO España. Bajo el título ¿Creación o evolución?, la muestra reunió a 223 participantes de 44 países diferentes que trataron con humor la polémica.

En la prensa española, Manel Fontdevila y Miquel Ferreres, en Público, y Forges, en El País, se ocuparían de este tema en sus viñetas, contraponiendo la lógica científica a los dogmas religiosos. En el ámbito internacional, viñetistas como Zapiro, en The Times, Rainer Hert, en la revista Eulensipiegel, y Nicolas Vadot, en Le Vif/L’Express, también reflejaron la confrontación de la religión con la teoría de la evolución. En muchos casos, los viñetistas iban más allá y criticaban las reticencias de la religión a los avances científicos.

Pero en contraste con esta visión crítica de la religión, los diarios conservadores o más próximos a la Iglesia católica optaron por mantenerse al margen de este debate en sus tiras de humor gráfico. No mencionaban la polémica entre ciencia y religión, pero sí que mostraban una actitud prudente ante la teoría de la evolución, quizá incluso rebajándole la importancia. Así, por ejemplo, el dibujante Mingote presentaba en el diario Abc aun simio que proclamaba: «Es imposible que esta especie descienda de la nuestra. ¡No se puede degenerar tanto!» Un punto de vista irónico sobre la evolución, compartido con viñetistas de La Razón y de El Mundo, que mostraban a los humanos como menos evolucionados que el simio, lo que reducía al absurdo la teoría y por ende sugería que el hombre no desciende del mono.

La teoría de la evolución estuvo muy presente en las viñetas publicadas durante el bicentenario de Darwin, y en ellas encontramos en muchas ocasiones la idea de la adaptación de las especies para sobrevivir en la lucha por la existencia y de la evolución como progreso. Así, Romeu, en El País, presentaba a dos personajes comentando el aniversario de Darwin: «200 años de Darwin, 150 de El origen de las especies, y la raza humana lo celebra dejando de prosperar.» El Roto, por su parte, prefería poner su acento en la crítica a la arrogancia de los poderosos, dibujando un tiranosaurio que exclamaba: «Un experto me ha dicho que solo los más grandes sobreviviremos.»

Darwin, el científico

La imagen de Darwin se ha convertido en una de las figuras más carismáticas de la ciencia. Pocos científicos gozan de su popularidad, comparable quizá a la de Albert Einstein. Ambos comparten quizá haber tenido un gran impacto en la sociedad de la época, más allá de sus aportaciones al avance de la ciencia. Si el cabello despeinado del científico alemán se han convertido en su atributo principal, en el caso de Darwin es la barba la que se convierte en el elemento icónico de su figura y lo hace fácil de reconocer para el público.

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Darwin se ha convertido en uno de los científicos fáciles de reconocer por el público. En este sentido se puede hablar del naturalista como un icono de la ciencia, junto a otros personajes como Albert Einstein o Isaac Newton. Por lo que respecta a este último, el viñetista Nerja realizó en el 2009 una analogía entre Newton y la manzana, por una parte, y Darwin y el plátano, por otra. © Manuel Sánchez Nerja

El naturalista inglés destaca en las viñetas por su aire sereno y reflexivo. Darwin es considerado un gran científico y un gran intelectual, y dibujantes como Forges harán de esta imagen un recurso para situar bajo la lupa muchos de los defectos o excesos de nuestra sociedad. Así, veremos un Darwin sorprendido o pensativo ante la crueldad de la fiesta de los toros, el creacionismo, las elecciones europeas o el sistema legal europeo. Forges, en este sentido, transforma a Darwin en una figura racional y de gran altura moral por su talla intelectual y le rinde homenaje a lo largo de una serie de viñetas publicada en El País.

La figura de Darwin está a menudo acompañada de otros elementos simbólicos, como el plátano, fácil de identificar con los simios. Un elemento del que se sirvió el dibujante Manel Sánchez Nerja para mostrar una analogía entre Darwin y el plátano, por una parte, y Newton y la manzana, por la otra. Otro caso de científico icónico, no tanto por su aspecto físico sino por el elemento que le acompaña.

En cualquier caso, es la figura del simio la más utilizada para caricaturizar o acompañar a Darwin, un recurso que ya se utilizó a mediados de siglo xix, como hemos visto. Así, encontramos viñetas donde Dios es representado como un gran simio, o el propio Darwin aparece dibujado con rasgos simiescos. Algunos, como Carcayú (Borja Prieto Coscollà), llevan la ironía y el humor al extremo, y dibujan un Darwin casándose por la iglesia con un simio vestido de novia ante un cura sorprendido.

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Siglo y medio después de la publicación de El origen de las especies Darwin aún provoca controversia entre las principales religiones. Durante el Año Darwin, los humoristas gráficos reflejaron esta polémica entre ciencia y religión en gran parte de la prensa mundial. Es el caso de la viñeta publicada por Nicolas Vadot en Le Vif/L’Express en agosto de 2009, donde vemos a tres religiosos de diferentes confesiones hablando sobre Darwin: «¡Dios ha creado a todos los hombres! También a Darwin.» Afirmación sobre la que los propios personajes de la viñeta reflexionan: «¡¿Dios era, pues, suicida?! Qué imbécil…» © Nicolas Vadot

Icono de la biología moderna

La publicación de un gran número de viñetas de humor, unida a la cobertura informativa que la prensa hizo del Año Darwin, nos muestra que la figura del científico continúa teniendo relevancia dentro de nuestra sociedad. De la misma manera que los viñetistas reflejaron la polémica en el siglo xix, los periódicos actuales también han recogido la importancia de la figura de Darwin ciento cincuenta años después.

Sin embargo, hay una diferencia entre las viñetas publicadas a partir de 1859 y las de ahora. Si en aquel momento la figura de Darwin y su teoría eran ridiculizadas, en la actualidad parece haber un amplio consenso respecto a su importancia científica. Las viñetas nos muestran a un Darwin como emblema del progreso y de la ciencia, en muchos casos erigido como modelo. Así, la iconografía darwinista es también utilizada para atacar a líderes políticos, generalmente conservadores, como George W. Bush o José María Aznar.

Las viñetas que reflejaban la polémica entre creacionismo y teoría de la evolución, lo hicieron claramente desde una óptica crítica con los dogmas religiosos, dando validez y vigencia a las ideas de Darwin. Un conflicto entre ciencia y religión que la prensa progresista mostró más abiertamente, mientras que los diarios conservadores prefirieron no entrar en esta polémica y presentar una actitud más distante con la teoría de la evolución, pero sin cuestionarla abiertamente.

Sea como fuere, sin duda Darwin se ha convertido en el icono de la biología moderna, y las celebraciones de 2009 contribuyeron a incrementar esta percepción en la opinión pública. Pese a ello, su figura aún continúa generando controversia, pero sus ideas, a diferencia de hace ciento cincuenta años, parecen ya definitivamente aceptadas por la gran mayoría de la sociedad española.

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© Mètode 2012 - 74. La cala encantada - Verano 2012
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