Epistemología

Ilustración: Anna Sanchís

La religión suele ser un intento racional de explicar lo incomprensible. Racional, a partir de la información disponible, naturalmente. Como la mayoría de religiones son muy antiguas, su esfuerzo racionalista resulta bastante irracional hoy en día, claro. Pero en su momento eran una forma de arrojar luz y poner orden en el caos de la ignorancia generalizada. Los mitos de origen comparten con las religiones este mismo intento racionalista. Lamentablemente, la mayoría de agnósticos no reconocen este esfuerzo y, en el otro lado, la mayoría de practicantes no se dan cuenta de la obsolescencia de sus creencias. Un buen par de malentendidos.

Todo pensamiento se estructura a partir de la información de que se dispone y del modelo epistemológico al cual se remite. Si miras el cielo desde el geocentrismo interpretas mal el sistema solar que ves, así que las conclusiones a las que vas llegando son cada vez más contradictorias. Pero solo una minoría de audaces fue capaz de imaginar el heliocentrismo, porque la gran mayoría insistía en su paradigma, aunque ya no pasase de prejuicio. Antes de Arquímedes, todo el mundo pensaba que la flotabilidad era una cualidad de la madera, no una acción del agua desplazada.

El filósofo de la ciencia francés Gaston Bachelard (1884-1962) llamaba «obstáculo epistemológico» a este tipo de dificultades. Bachelard propuso combatir la parálisis intelectual generada por el obstáculo epistemológico con la «ruptura epistemológica» (cualquier conocimiento es una mera aproximación, superable por nuevos conocimientos). En definitiva, prefiguró las ideas que hicieron más tarde famoso a Thomas Kuhn (1922-1996), particularmente la de paradigma. En la obra La formation de l’esprit scientifique (1938) dice Bachelard: «Las cosas que creemos saber claramente ofuscan las que deberíamos saber […]. La opinión piensa mal, porque no piensa: traduce las necesidades en conocimientos.» Por eso la ciencia no es sino un permanente estado de víspera epistemológico, una duda constante ante cualquier pretendida certeza. El método científico lleva a una ininterrumpida «ruptura epistemológica». Podríamos decir que la principal enseñanza de la epistemología es la necesidad de subvertir continuamente los referentes epistemológicos.

La epistemología es la rama de la filosofía que estudia el conocimiento (del griego ἐπιστήμη [epistḗmē], que quiere decir “conocimiento”, y λόγος [lógos], que significa “estudio” o “razonamiento”). Platón, en su diálogo «Teetet», sostiene que «el conocimiento es una creencia verdadera pasada por la razón». Bachelard quizá habría dicho que es una opinión convertida en provisional certeza razonada. En todo caso, los fundamentos epistemológicos de cualquier razonamiento científico tienen que ser sólidos para que sean realmente científicos, al mismo tiempo que, si no es científica, la epistemología moderna no será gran cosa.

Bachelard era tan buen filósofo seguramente porque también era un científico, si es que ciencia (de verdad) y filosofía (hoy) son cosas diferentes. Hijo de un humilde quiosquero, se ganó la vida como telegrafista antes de convertirse en matemático y acabar enseñando filosofía en la Sorbona. Esta trayectoria poliédrica no tuvo que ser ajena a su manera holística de mirar las cosas. Incluso cultivó la crítica literaria. En La poétique de l’espace (1953) escribió: «Poseo más el mundo cuanta más habilidad tengo para miniaturizarlo […] En la miniatura, los valores se condensan y se enriquecen.» Es el camino que ha recorrido la moderna tecnología, desde la electrónica o la informática hasta los nanomateriales. También lo había intuido el poeta inglés William Blake (1757-1827), que dijo: «Para ver el mundo en un grano de arena y el cielo en una flor silvestre, abarca el infinito en la palma de la mano y la eternidad en una hora.» Sin rigor epistemológico y sin emoción poética nada se sostiene.

Ramon Folch. Doctor en Biología, socioecólogo y presidente de ERF, Barcelona.
© Mètode, Verano 2015.

105-86_latIlustración: Anna Sanchis

«Podríamos decir que la principal enseñanza de la epistemología es la necesidad de subvertir continuamente los referentes epistemológicos»

© Mètode 2015 - 86. Palabra de ciencia - Verano 2015
Doctor en Biología, socioecólogo y presidente de ERF (Barcelona). Miembro emérito del Institut d’Estudis Catalans.