A Franz Joseph Gall (Tienfenbronn, 1758 – París, 1828) se le reconoce el mérito de haber propuesto una visión del cerebro humano con funciones específicas localizadas. Defendió una doctrina, la craneología, conocida más tarde por frenología, que provocó una amplia controversia en los ambientes científicos europeos, particularmente cuando el cirujano francés Paul Broca (Sainte-la Grande, 1824 – París, 1880) demostró en 1861 la existencia de un centro regulador del habla en la tercera circunvolución frontal.
Gall estudió en Baden y Bruchsal, y en 1777 se trasladó a Estrasburgo a estudiar medicina bajo el magisterio de Jean Hermann. En 1781 continuó los estudios médicos en Viena junto a Van Swieten y se doctoró en 1785. Médico de gran reputación en Viena, atrajo a su consulta a numerosos pacientes ilustres. Pero Gall no se desligó de las investigaciones anatómicas, que fundamentaron su doctrina, divulgada a través de conferencias privadas que comenzó a pronunciar en los grandes salones de la aristocracia vienesa a partir de 1786. Para difundirla hizo construir una colección de cráneos y moldes de yeso y cera que fueron adquiridos después de su muerte por el Jardín des Plantes, de París.
Con la colaboración de Johann Christoph Spurzheim, su ayudante de investigación desde 1800, desarrolló la craneoscopia, posterior frenología. Su principal objetivo era desarrollar una anatomía funcional y fisiológica del cerebro humano, una «organología» que se basaba en la identificación de 27 centros del comportamiento en el cerebro, de los que los atribuidos al lenguaje y a la memoria han podido ser verificados.
Sus conferencias alcanzaron una gran popularidad, pero la frenología encontró dos obstáculos insalvables: la iglesia la consideró contraria a la religión porque la mente y el alma creadas por Dios no pueden tener un sustrato físico. El otro obstáculo fueron los científicos y sus academias. Las conferencias de Gall fueron prohibidas por el emperador el 24 de diciembre de 1801; lo acusaban de contradecir la moral y la religión con su fatalismo materialista.
Gall tuvo que abandonar Viena acompañado por Spurzheim en 1805 para realizar un viaje exitoso por centros científicos e intelectuales de Alemania, Suiza, Holanda y Dinamarca. Visitó escuelas, hospitales, prisiones y manicomios para ampliar los datos a favor de sus doctrinas. Gall fue recibido con actitudes ambivalentes; por una parte era acusado de charlatán y avaro, aunque le importaba más demostrar la consistencia de sus ideas que la recompensa material. Por otro lado, impartió muchas conferencias y recibió la consideración de determinados círculos científicos y el respeto público de Johann Wolfgang von Goethe. Pero los círculos científicos institucionalizados rechazaron su doctrina porque no aportaba pruebas irrefutables. En noviembre de 1807, Gall y Spurzheim se trasladaron a París, donde se hizo pública la doctrina frenológica y se le dio la oportunidad de enseñarla en el Athenee. A excepción de un breve viaje a Inglaterra en 1823, Gall permaneció en París hasta su muerte. Se hizo ciudadano francés en 1819. En 1821 pidió a Geoffroy Saint-Hilaire un asiento en la academia de ciencias, pero el de Geoffroy fue el único voto que logró porque el establishment científico, encabezado por el Instituto de Francia, dictaminó como inválidas sus doctrinas y Gall se vio forzado a publicar un texto donde refutaba las acusaciones de materialismo. Con todo, Gall gozaba de una posición acomodada en París, donde contaba entre sus pacientes a Stendhal, Saint-Simon y Metternich, además de muchos diplomáticos vinculados a embajadas.
En 1810 publicó su principal obra anatómica, una Anatomie et physiologie du systeme nerveux en general, et du cerveau en particulier. En 1813 Spurzheim se separó de Gall para trasladarse a Inglaterra a desarrollar el movimiento frenológico y una década más tarde Gall visitó aquel país para presentarse ante sus admiradores, aunque el resultado fue bastante frustrante. El 28 de agosto de 1828 sufrió un ataque mortal en Montrouge, cerca de París. Su propio cráneo se añadió a la colección de más de trescientos cráneos y moldes de cerebros humanos que Gall había reunido. Se le negó una sepultura religiosa, a pesar de que consideraba el orden cerebral como una prueba de la existencia de dios.
Pero además de sus doctrinas frenológicas repletas de especulación poco fundamentada, Gall realizó contribuciones de relieve a los conocimientos de neuroanatomía, con frecuencia escondidos bajo la crítica científica a la frenología. Él fue el primero en describir que la materia gris del cerebro contiene unas formaciones (cuerpos celulares) y unas ramificaciones de materia blanca (los axones). Puede incluso afirmarse que la idea genérica de la existencia de localizaciones funcionales en determinadas áreas cerebrales se ratificó años después, cuando ya la frenología había sido abandonada. De la misma manera, hay que reconocer que la obra de Gall estimuló los estudios de neuroanatomía y el debate sobre la estructura interna general del sistema nervioso, y abrió la posibilidad a una concepción plural y jerárquica, que requería desarrollos posteriores como el concepto de integración, y que no era contradictoria con las concepciones evolutivas derivadas del darwinismo.
Los estudios de Gall y Spurzheim tenían una fundamentación muy sólida en la anatomía comparada. Recopilaron datos de enfermos mentales, prisiones y escuelas, hasta acumular una cantidad muy importante de cráneos y moldes de cerebros, incluyendo los de escritores y artistas conocidos, a los cuales practicaban toda clase de observaciones y mediciones, el último de los cuales se expone en el Musée de l’Homme. Como consecuencia de estos estudios Gall concluyó que el cerebro humano contiene veintisiete facultades, de las que diecinueve las comparte con los animales.
Desacreditado por la anatomía posterior, uno de sus principales oponentes, el catedrático Marie Jean Pierre Flourens (Maureilhan, 1794 – Montgeron, 1867) le reconoció en 1863 el mérito de haber sido el primero a quien él había visto hacer la disección de un cerebro, y lo calificó de «autor de la verdadera anatomía del cerebro».
Franz Joseph Gall, con la colaboración de Johann Christoph Spurzheim, su ayudante de investigación, desarrolló la craneoscopia, posterior frenología. Su principal objetivo era desarrollar una anatomía funcional y fisiológica del cerebro humano, una «organología» que se basaba en la identificación de 27 centros del comportamiento en el cerebro, de los que los atribuidos al lenguaje y a la memoria han podico ser verificados.
«Hay que reconocer que la obra de Gall estimuló los estudios de neuroanatomía y el debate sobre la estructura interna general del sistema nervioso»
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