¿Qué haremos cuando seamos mayores?

El Festival de les Humanitats de Dénia dedica su edición de primavera a la aproximación de la ciencia, la filosofía o la ficción al envejecimiento

Festival de les Humanitats de Dénia 2024 dedicado al envejecimiento

La esperanza de vida de las personas en los países desarrollados ha aumentado de gran manera en las últimas décadas y todavía hoy se mantiene una tendencia creciente. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en 1991, la esperanza de vida para los hombres se situaba en los 73,5 años y, en el caso de las mujeres, en 80,6 años en el Estado español. Ambas cifras han crecido hasta los 80,4 años y los 85,7 años respectivamente para el año 2022, y cuentan con perspectivas de continuar aumentando en los próximos años. Ante estos datos, junto con los de una natalidad a la baja, el envejecimiento de la población ha pasado a ocupar un espacio importante dentro de las políticas públicas y se ha convertido en objeto de estudio y reflexión de diferentes campos; por descontado, de la biomedicina o la psicología, pero también de la economía, la filosofía o la literatura.

¿Qué quiere decir hacerse «viejo»? ¿Cuándo una persona se considera «vieja»? A pesar de que estas preguntas no tienen una repuesta clara, el momento de «considerarse viejo» definitivamente «se ha aplazado», en palabras de Josep Ramoneda, director de la revista La Maleta de Portbou y responsable académico de la II Edición de Primavera del Festival de les Humanitats de Dénia, que se celebró los días 10 y 11 de abril en la capital de la Marina Alta. La sesión principal del Festival –organizado por la Fundació Creativa Dénia del Pensament, con la colaboración de instituciones como el Ajuntament de Dénia o la Generalitat Valenciana– puso el foco en el proceso de envejecimiento, con una serie de ponentes que impactaron al auditorio con variadas perspectivas al respecto.

Comenzó el acto en el Auditorio del Centro Social de Dénia un tándem formado por María Ángeles Durán, catedrática de Sociología del Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC, y Josefa Ros, investigadora de la Universidad Complutense de Madrid y especialista en el aburrimiento en personas mayores, con moderación de Josep Ramoneda. María Ángeles Durán, Premio Nacional de Investigación 2022, empezó haciendo una distinción entre los términos envejecimiento y longevidad: el primero «mira hacia la muerte», mientras que el segundo «habla de lo mismo, pero desde la perspectiva de conquistar la vida». «Así, no me llamen vieja, sino longeva», bromeó.

Maria Ángeles Durán

Durante sus intervenciones, la catedrática de Sociología María Ángeles Durán incidió en los retos en cómo el trabajo de cuidado ha sido asumido tradicionalmente por las mujeres de una forma completamente invisible. / Foto: Festival de les Humanitats de Dénia

A pesar del optimista cambio de perspectiva, ¿qué implica la longevidad en nuestra sociedad? ¿Qué impacto tendrá, de aquí a unos años, tener un 30% de población jubilada? Como especialista en trabao no remunerado, María Ángeles Durán señaló sin tapujos los retos socioeconómicos resultado de tener «una economía centrada en el dinero y no en las necesidades de las personas» ante este gran cambio demográfico. Durán recordó que, tradicionalmente, han sido las mujeres las que han asumido el trabajo de cuidados no remunerado (de los hijos, de los maridos, de las personas mayores, de los enfermos…) que ha sostenido la economía capitalista. Un trabajo no contabilizado, no valorado, invisible. Ahora, en cambio, se da la doble circunstancia que, por una parte, hay más población que necesita cuidados; por otra, menos disponibilidad de esta fuerza de trabajo completamente gratuita y desinteresada que había mantenido hasta ahora el sistema. ¿Cómo asumirá esta circunstancia de forma justa la economía del futuro? La catedrática admitió que este reto no tiene una aproximación fácil, pero que en un primer paso sería «comenzar por redistribuir el tiempo hipotecado» de tantas mujeres que aún hoy en día llevan a cabo las tareas reproductivas de una forma invisibilizada.

Por su parte, Josefa Ros sorprendió al público con su investigación sobre el aburrimiento en las personas mayores. Ros, que entre 2017 y 2021 fue investigadora del programa postdoctoral Research Fellowships for Distinguised Junior Scholars en la Universidad de Harvard, investiga el aburrimiento disfuncional en las residencias para personas mayores. Según la investigadora, igual que el miedo o el asco, el aburrimiento tiene una función evolutiva: nos impulsa a dejar atrás actividades que no nos estimulan lo suficiente, de forma que evitamos invertir demasiada energía en una situación que no tiene valor para nosotros. El aburrimiento puede ser disfuncional cuando el individuo se aburre pero, por un motivo u otro, no puede romper la situación, ni aunque sea brevemente. Según los estudios de Ros, las personas en residencias sufren sofre todo un tipo de aburrimiento causado por la misma institución: las personas saben qué les gustaría hacer (o no hacer) para salir de este estado anímico, pero por motivos de seguridad, logística, etc., no pueden hacerlo. Estas circunstancias pueden derivar en una situación de aburrimiento profundo cronificado y las personas se quedan atrapadas.

«Quizás podemos pensar que no es el problema más grave que se vive en una residencia, pero pasar años así de forma constante es horrible», afirmó Ros, que enmarcó su investigación dentro de los estudios de las «enfermedades del alma», pero con consecuencias físicas o psicológicas bien tangibles, como trastornos del estado anímico (que pueden implicar reacciones violentas), depresiones, desórdenes del sueño y disminución de las habilidades cognitivas, lo que, claramente, deriva en más dependencia.

Tanto Josefa Ros como María Ángeles Duran estuvieron de acuerdo en el hecho de que homogeneizar las necesidades de las personas mayores no tiene sentido y en que es necesario un gran esfuerzo para repensar cómo garantizar su bienestar, partiendo de lo económico. «La economía real es la del tiempo y de los cuidados», concluyó María Ángeles Duran.

Norbert Bilbeny

En la segunda conferencia, el filósofo y catedrático de Ética de la Universidadde Barcelona Norbert Bilbeny (izquierda) reflexionó sobre el concepto de la vejez. En la imagen, le acompaña el moderador Jordi Alberich, del consejo editorial de La Maleta de Portbou. / Foto: Festival de les Humanitats de Dénia

¿No es país para viejos?

La última conferencia de la tarde reunió en el escenario las reflexiones del filósofo Norbert Bilbeny y de  la escritora Xita Rubert, que participó por videoconferencia. Norbert Bilbeny, catedrático de Ética de la Universidad de Barcelona y autor, entre muchas otras obras, del libro La enfermedad del olvido. El mal de Alzheimer y la persona, centró su reflexión en la concepción de la vejez. Bilbeny desgranó la paradoja surgida del hecho de que nuestra sociedad valore la experiencia pero al mismo tiempo priorice la juventud. Esto conduce a la «invisibilización» de la vejez y todo lo que conlleva, que bien podría considerarse una «segunda adolescencia», por el hecho de que no deja de ser un cambio que abre la puerta a nuevas vivencias. «La vejez deja espacio a hacer lo que se quiere, para decir lo que se piensa, para escoger con quien se desea estar, y permite saborear el paso del tiempo de una forma distinta. Incluso se puede disfrutar de un tiempo de mejor calidad», afirmó el pensador.

No obstante, cuando la gente queda fuera del sistema productivo, el grado de arrinconamiento que padece va aumentando, y se intensifica si la persona sufre algún tipo de deterioro cognitivo. La pérdida de las capacidades mentales suele desdibujar la «personalidad» que le atribuimos y, por tanto, dejamos de verla de la misma manera. «Pero una persona es más que su memoria», remarcó Norbert Bilbeny, «También es su sensibilidad, su mirada, el contacto… Y todas tenemos el mismo derecho a la felicidad».

Xita Rubert

Interviniendo por videoconferencia, la escritora Xita Rubert aportó una aproximación al concepto de vejez desde la literatura comparada y la ficción. / Foto: Festival de les Humanitats de Dénia

Tomando este hilo, la escritora Xita Rubert, actualmente investigadora doctoral y docente en la Universidad de Princeton, expuso su aproximación al deterioro cognitivo desde la literatura. Rubert se ha interesado tanto por los procesos de adquisición del lenguaje (sobre todo en las primeras etapas de la vida), así como de la pérdida de este (en personas mayores o con demencia). Expuso un proyecto mediante el cual había mantenido encuentros con personas con diferentes estadios y tipos de demencias, pero no solo con ellas, sino también con la gente de su entorno, para escribir una serie de textos. Todas las personas que Rubert entrevistó expresaron «vergüenza por la situación, pero al mismo tiempo querían compartir su intimidad, mostrar que como todas las demás, es cambiante, a veces con situaciones muy tristes, otras muy divertidas». Según Rubert, aproximarse a estas historias y otras similares a través de la ficción hace emerger «los secretos de una sociedad, sus tabús» y, por lo que respecta al envejecimiento y al deterioro cognitivo, «por supuesto que hay un gran estigma», concluyó Rubert.

Las cuestiones planteadas por los ponentes removieron profundamente al auditorio, que también participó de la sesión lanzando ideas interesantes, como la necesidad de integrar residencias en la sociedad para reducir las situaciones de aislamiento y de estigma comentadas. En este sentido, Xita Rubert añadió que, efectivamente, la sociedad actual «tiene miedo de visitar a la persona mayor, a la persona enferma» y quizás no es culpa de nadie, pero que es una forma de tratar mal a las personas que se debería replantear. Y es que, tarde o temprano, con más o menos salud, todos nos haremos mayores.

El Festival de les Humanitats de Dénia volverá en octubre para su sesión de otoño, con el tema «¿Qué hacer con el futuro, tan lejos y tan cerca?», para reflexionar tanto «sobre la incertidumbre que supone el futuro como sobre la construcción que el ser humano hace de este», según fuentes de la organización.

© Mètode 2024
POST TAGS:
Periodista y traductora, revista Mètode.