Ciencia y arte: es lo mismo, pero no es igual

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Foto: Jorge Wagensberg

Ciencia y arte son dos formas de conocimiento. Comparar la una con la otra tiene interés tanto por aquello en lo que coinciden como por aquello en lo que difieren.

Comprender es buscar lo común entre lo diferente y ambos conocimientos, la ciencia y el arte, pretenden, a la larga o a la corta, comprender la realidad. En eso coinciden. Pero la ciencia intenta, por oficio, comprender con la mínima ideología posible, mientras que el arte no solo no tiene inconveniente en ello sino que con mucha frecuencia se convierte en un modo de transmitir toda una cosmovisión. En eso difieren.

Intuir es un leve y delicado roce entre lo ya comprendido y lo aún no comprendido, entre lo ya observado y lo aún no observado, entre lo ya sentido y lo aún no sentido. La intuición está presente tanto en la creación de la ciencia como del arte. En eso coinciden. Sin embargo la grandeza de la ciencia está en que el científico puede comprender sin necesidad de intuir, sobre todo respecto de la intuición que se nutre de la observación directa del mundo. En principio nadie intuye la física cuántica, por ejemplo, por la sencilla razón de que el mundo microscópico de las partículas y átomos queda fuera de nuestra percepción. Dicho de otro modo: no existen observadores cuánticos. Sin embargo comprendemos los fenómenos cuánticos en tanto que son solución de la ecuación de Schrödinger. La grandeza del arte en cambio está en que puede intuir sin necesidad de comprender. En eso no coinciden. Y ahí está quizá la relación, acaso la única relevante, que se puede establecer entre ciencia y arte: es cuando el artista provee de intuiciones científicas a los científicos y cuando el científico provee de comprensiones artísticas a los artistas.

La ciencia es teoría, el arte, una práctica. Sí, porque la teoría es un conocimiento que más bien se libera, que más bien se despega del pedazo de realidad concreto de donde se ha deducido para luego proyectarse sobre un dominio mucho más amplio, cuanto más amplio mejor (dominio de vigencia de la teoría).
Y también porque la práctica es más bien un conocimiento que se agarra indisolublemente a un pedazo de realidad concreta, por ejemplo la obra de arte. En ciencia no se distingue entre original y copia. En eso ciencia y arte difieren.

El científico vive intensamente cada vez que emerge una paradoja entre lo que cree y lo que ve. Nada hay más interesante y trascendente que toparse con una contradicción. Una contradicción puede ser el primer aviso de un cambio en ciencia, la hora de cambiar de pregunta. Cambiar de respuesta es evolución, sí, pero cambiar de pregunta es revolución. Una cosa es explotar el conocimiento horizontalmente y otra es ganar conocimiento verticalmente. Tanto en ciencia como en arte se admite que una respuesta tiene derecho a cambiar de pregunta. En eso arte y ciencia coinciden. Pero en ciencia la contradicción no puede aplazarse. La ciencia no puede ser incoherente. En ciencia, por oficio, todas las contradicciones son aparentes. Si resulta que lo que veo no coincide con lo que creo, entonces o cambio mi manera de creer o cambio mi manera de mirar. En arte lo más trascendente también se concentra en torno de las contradicciones. En eso ciencia y arte coinciden. Pero disolver las contradicciones no es obligatorio en arte. Una novela, una pintura o una pieza de música puede explotar sus contradicciones sin necesidad de resolverlas. En eso ciencia y arte difieren.

El científico conversa con la realidad (experimenta, observa), el artista también (percibe, vive). El artista conversa consigo mismo (reflexiona, siente), el científico también (especula, reflexiona). El científico conversa con el resto de la comunidad científica (colegas, alumnos), el artista también conversa con otras mentes (artistas o no, discípulos o no). En eso ciencia y arte coinciden.

La humanidad ha vivido momentos en los que científicos y artistas se han interesado los unos por los otros. Tales momentos son, con mucho, los más creativos de su historia.

© Mètode 2012 - 73. La fuerza del mundo - Primavera 2012

Profesor titular del Departamento de Física Fundamental. Universitat de Barcelona.