Animales bajo la sombra del ciprés

pájaro en un cementerio

La muerte no es una obsesión exclusiva del ser humano. Plinio El Viejo ya dejó constancia escrita de elaborados comportamientos animales frente a la muerte de individuos de su misma especie. Actualmente, estos fenómenos son objeto de estudio de la tanatología comparada, una subdisciplina de la etología que escruta la relación de los animales con la muerte desde un punto de vista evolutivo, y que está desentrañando una gran diversidad de comportamientos fascinantes a lo largo del árbol de la vida.

Los más comunes se engloban en lo que denominamos necroforesis, y consisten básicamente en evitar o deshacerse de los cadáveres de individuos de su misma especie con el fin de impedir la propagación de infecciones entre el grupo social. Por ejemplo, entre las abejas de la miel hay obreras que se especializan en retirar los cadáveres de su colmena. En cuanto detectan los sutiles cambios que se producen en las sustancias químicas de la cutícula de una abeja al perecer, arrastran su cuerpo hasta la salida y lo acarrean en vuelo lejos de la colmena, hasta cien metros de distancia o hasta que el peso de la funesta carga les vence, antes de abandonarlo. Otras especies, como algunas hormigas, sepultan sus cadáveres con tierra o vegetación.

Varias especies de aves altamente sociales, fundamentalmente córvidos, exhiben otro tipo de sofisticados comportamientos «funerarios» que parecen cumplir una función muy distinta. En la chara californiana, por ejemplo, la detección de un congénere muerto provoca llamadas de alarma que atraen a otros individuos del grupo social, que se unen para terminar conformando una cacofonía de vocalizaciones en torno al cadáver. Como respuesta, los individuos del grupo disminuyen los comportamientos de forrajeo durante un tiempo, con la función aparente de evitar posibles depredadores u otras fuentes de mortalidad.

Incluso la famosa mosca del vinagre (Drosophila melanogaster), esa que visita nuestra cocina cuando dejamos la fruta madurar demasiado, exhibe sofisticadas respuestas frente a la muerte. Un estudio reciente ha demostrado que, cuando las hembras de esta especie detectan la presencia de congéneres fallecidos, incrementan drásticamente el número de huevos que ponen en una estrategia que se conoce como inversión terminal. Frente a un posible incremento en la mortalidad, debido por ejemplo a una infección fúngica o al colapso de los recursos (ambos fenómenos comunes en esta especie), las hembras invierten todos los recursos disponibles en multiplicar su reproducción. Este tipo de estrategias terminales están muy extendidas en la naturaleza, ya que permiten a los organismos maximizar su eficacia biológica cuando la supervivencia es incierta, pero nunca se habían descrito en respuesta a la presencia de conespecíficos muertos.

En general, pues, para la mayoría de los animales la muerte de un congénere actúa como una señal de alarma y da lugar a comportamientos encaminados a hacer frente a las amenazas más comunes en cada caso. Sin embargo, un grupo más reducido de animales exhibe comportamientos mucho más enigmáticos. Algunas especies altamente sociales, como los primates, exhiben respuestas que no cumplen una función evolutiva clara, tales como el transporte, cuidado o acicalado de un cuerpo, generalmente el de un individuo con el que mantenían un vínculo social estrecho. Existen diversas hipótesis al respecto, pero algunas pruebas sugieren que dichas respuestas podrían estar asociadas a emociones parecidas a las que nos invaden cuando enterramos a los nuestros. Parece, pues, que el «temor» a la muerte no es único a nuestra especie.

© Mètode 2023 - 116. Instantes de ciencia - Volumen 1 (2023)
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Profesor de Zoología de la Universitat de València e investigador del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universitat de València (España). Doctor en Etología, ha trabajado fundamentalmente en el estudio de la evolución del comportamiento animal. Actualmente, sus investigaciones se centran en estudiar la evolución del envejecimiento y la comunicación animal, y en entender el papel que juega la ecología en la evolución de la selección y el conflicto sexual.