Cien años de la gripe española
Se cumple el centenario de una de las peores pandemias que ha sufrido la humanidad
Tratar de narrar la historia de la humanidad sin hablar de la gripe española sería un esfuerzo del todo infructuoso. Definida como «el mayor holocausto médico de la historia» por los medios de la época junto con la plaga de Justiniano y la Peste Negra, esta pandemia terminó con la vida de entre cuarenta y cincuenta millones de personas, un mortalidad muy superior a la que produjo la Primera Guerra Mundial.
Con el descubrimiento del agente causante de la gripe española, el virus influenza, numerosos estudios han tratado de explicar su virulencia. Se trata, al fin y al cabo, de un virus típico del sistema respiratorio que afecta todos los años a millones de personas, pero el virus A de la gripe del 1918 presentaba características patogénicas únicas posiblemente relacionadas con su hemaglutinina. Todavía con cuestiones por resolver, resulta evidente como las pobres condiciones de vida en los campos de soldados concentrados por la guerra y la ausencia de medicamentos para trata infecciones secundarias propiciaron los fatales resultados de esta crisis médica.
Por esclarecer queda también el origen de la pandemia. Voces de la investigación sugieren China como epicentro, país desde el que emigraron muchos trabajadores hacia Europa y Estados Unidos, este último precisamente de donde proviene la primera muerte, registrada el 9 de marzo de 1918. La infección se extendió entre los solados americanos y después, durante la guerra, al continente europeo, África y el resto del mundo en este orden.
Que sucedan nuevas pandemias de gripe es a la vez inevitable y difícil de predecir, una realidad que explica la necesidad de plantear nuevas estrategias internacionales para combatir un nuevo ataque parecido del virus influenza.
Con motivo del próximo número 100 de la revista, os invitamos a releer el reportaje publicado en el número 45, Los monstruos invisibles.
Lee el reportaje de Inmaculada García-Robles y Rob W. Ruigrok