El autor afirma que la ciencia y la poesía, o el método y la literatura, se dan la mano con Primo Levi, quien ensaya, tienta las ideas y crea un estilo para decir aquello que nadie había explicado sobre Auschwitz.
La vida académica se vio más afectada por el nacionalsocialismo en Viena que en cualquier otra ciudad de Alemania, debido a la gran cantidad de científicos de origen judío.