Un cuerpo frente un espejo. Se mira. Se ve. Se observa. No es más que el reflejo de su propia sociedad. Reflejo de la época histórica que lo captura, como la instantaneidad de una fotografía, con una sola imagen. Una imagen que le muestra qué come, qué hace y hasta qué piensa exactamente. Porque somos lo que comemos y comemos también la sociedad. Y así se estandarizan los cuerpos, a través de los espejos y a lo largo de la historia. Frente a un objeto tan misterioso como es éste, podemos ver que es aquí donde se forjan los pesos y las masas como elementos de estabilización social. Por ello, podemos también comprender cómo, a lo largo de los tiempos, un cuerpo obeso ha podido ser un estereotipo tan camaleónico. En la antigüedad, un obeso era considerado una persona de élite, con prestigio e incluso gozaba de buena salud. En cambio, hoy en día le achacaríamos ser vago y goloso, aun tratándose de un gordito entrañable y simpático. Entonces, ¿cómo puede ser que un mismo tipo de cuerpo haya sido símbolo de poder, riqueza, fertilidad y belleza siglos atrás y ahora sea signo de sedentarismo? Estas y muchas otras cuestiones se intentarán recorrer en «A través del espejo. Lecturas de la obesidad: medicina, arte y sociedad», exposición que versará sobre la obesidad vinculando estos tres discursos. Con la caloría de Harrar como punto de partida, se dilucidarán todos aquellos espejos de la alimentación que han hecho del cuerpo un mito. Desde los cuerpos de Rubens hasta las fotografías de Nimoy, pasando por los monstruos de Carreño, el cuerpo se nos presenta como medio de expresión por antonomasia. La exhibición, organizada por José Antonio Díaz y Maite Ibáñez, se completa con una serie de actividades relacionadas con esta temática, como un ciclo de cine y dos mesas redondas. Todo programado en el Palau de Cerveró, sede del Instituto de Historia de la Medicina y de la Ciencia López Piñero. El proyecto ha sido presentado conjuntamente por la Universitat de València, el CSIC y el Instituto López Piñero con la colaboración del Instituto Valenciano del Audiovisual y la Cinematografía (IVAC) y la Agencia Estatal de Seguridad Alimentaria y Nutrición. El objetivo «no es adoctrinar sobre las buenas conductas alimentarias», comentó Ibáñez en la inauguración, «sino más bien abrir un debate de la imagen del cuerpo en la sociedad actual». Imagen que, según el profesor Josep Lluís Barona, colaborador también en el proyecto, se encuentra en una situación de coordenadas contradictorias porque, a medida que aumenta el porcentaje de obesos, hay un culto implícito a la anorexia. Parámetros contradictorios, propios de una sociedad de polos opuestos, apuntó el catedrático. Esto viene marcado por el capitalismo industrial que controla nuestros hábitos a través de las «biopolíticas» o «biopoderes». Según Barona, estas formas de control social nos hacen perder la capacidad de disfrutar del acto social que significa comer. Por eso, tendríamos que cambiar algunos hábitos del espejo de nuestra alimentación, que llega a reflejarnos, no solo en qué comemos, sino en cómo comemos. Andrea Torres. Estudiante de Periodismo, Universitat de València. |
© A. Torres A la izquierda, Josep Lluís Barona, catedrático de Historia de la Ciencia y responsable de la exposición; al fondo, Maite Ibáñez, comisaria de la exposición; a la derecha, Esteban Morcillo y al centro, Pepita Marqués, protagonista de una fotografía incluida en «A través del espejo», ganadora de un concurso de bebés rollizos en Valencia el año 1933. «El objetivo no es adoctrinar sobre las buenas conductas alimentarias, sino más bien abrir un debate de la imagen del cuerpo en la sociedad actual»
«A medida que aumenta el porcentaje de obesos, hay un culto implícito a la anorexia. Parámetros contradictorios, propios de una sociedad de polos opuestos»
«En la antigüedad, un obeso era considerado una persona de élite. En cambio, hoy en día le achacaríamos ser vago y goloso, aun tratándose de un gordito entrañable y simpático» |
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