La presencia de la mujer investigadora en la actualidad

El Parc Científic acoge la I Jornada de la Mujer Investigadora

Jornada Dones investigadores

Con motivo del Día Internacional de la Mujer, Valencia se ha llenó de morado, de carteles, de pegatinas y, como no, de actos feministas revindicando el papel y la mayor presencia de la mujer en la sociedad; una igualdad real al fin y al cabo. La ciencia no se ha quedado atrás y el Parque Científico de la Universitat de València acogió el pasado 8 de marzo una jornada para analizar la situación actual de la mujer investigadora.

El acto ha reunido a mujeres investigadoras del Instituto de Ciencia Molecular (ICMol), de la Universitat de València, y del Instituto de Física Corpuscular (IFIC), centro mixto de la Universitat de València y el CSIC. Con sus aportaciones y experiencias personales han volcado evidencias sobre cómo, siendo mujer, hacerse un lugar en cargos de prestigio es mucho más complejo de lo que parece. El techo de cristal se hace más presente en nuestra vida a medida que entra más luz y podemos identificar todas estas discriminaciones que pasan desapercibidas para así, poder actuar en consecuencia.

Alicia Forment-Aliaga durante la jornada. / Foto: María Marín

Alicia Forment-Aliaga hizo un recorrido a lo largo de su trayectoria como química hasta llegar al punto donde se encuentra ahora. Los datos son sorprendentes. Mientras que en su promoción el número de mujeres licenciadas superaba al de hombres, no pasaba eso en niveles más avanzados. Después de un paseo a lo largo de más de una década dedicada a la investigación internacional, podemos observar como el patrón se repite sin importar cuándo o dónde: la presencia de las mujeres disminuye cuando sube el nivel. Es entonces cuando reflexionó sobre el hecho de no haber llegado dónde sus compañeros: «¿Será por qué el tiempo y la dedicación a la familia es mayor que la de los hombres porque nos lo imponen socialmente?»

Pero no es fácil empezar una carrera en ciencia, sobre todo en técnicas puras, teniendo en cuenta el panorama mayoritariamente masculino y los estereotipos que circulan. Una buena educación desde la infancia con proyectos como Expociencia o Experimenta, una conciliación personal y un apoyo institucional, son las tres claves básicas que Arantza Oyanguren, investigadora del IFIC, cree necesarias para tener una buena carrera científica.

Para romper con la monotonía de la desigualdad del resto de compañeras, Julia Pérez-Prieto, directora del Grupo de Reactividad Fotoqímica del ICMol, fue más positiva y esperanzadora, afirmando que a lo largo de su carrera casi no había percibido una desigualdad.

Julia Pérez-Prieto en su ponencia «Reflexiones en voz alta». / Foto: María Marín

A los datos nos remite para ver si el panorama es desigual o no. Mientras que la media europea de mujeres investigadoras está en un 33%, aquí sube seis puntos para situarse en un 39%. Sucede parecido en el caso de las mujeres catedráticas: en Europa el porcentaje se sitúa en el 20 i en España un punto por encima. Lejos de estos datos, y mucho más de la igualdad, se encuentran las de la figura de rectora: solo un 2% de los cargos están ostentados por mujeres en las universidades públicas.

Siguiendo con las cifras, se puede comprobar como las mujeres tienen más presencia en los grados. En todas las ramas se supera el 50% de mujeres matriculadas, excepto en técnicas puras, donde la presencia femenina está entorno al 25%. Aún y así, estos datos no se repiten en niveles superiores exceptuando el máster. En el Personal Docente e Investigador (PDI) los hombres superan a las mujeres en un 20%, así como en los puestos de funcionarios o titulares de escuela. De las cátedras mejor no hablar: solo 2 de cada 10 las ocupan las mujeres. El techo de cristal es la teoría que Esther Escolano, profesora de la UV, aplicó para explicar este hecho.

«Solo 2 de cada 10 cátedras las ocupan las mujeres. En una década casi no nos hemos movido»

En un panorama más internacional, los hechos no cambian: la presencia de las mujeres como ponentes es mínima o, incluso, nula. De hecho, en conferencias sobre física cuántica podemos observar estos resultados: en la China, treinta y tres ponentes y treinta y tres hombres; en Francia, ocho invitados y, de nuevo, todos hombres. Nathalie Guihéry, profesora en el Laboratorio de Química i Física Cuántica de la Université Paul Sabatier (Toulouse, Francia) afirmó que las políticas de paridad son necesarias. «Un cambio en los criterios de selección y mentalidad no es posible si se mantiene un sistema que discrimina a la mujer».

«Las cosas obligatorias no le gustan a nadie, deberían fluir. Pero como no lo hacen, habrá que poner cuotas para conseguirlo», matizaba Esther Escolano, a lo que Alicia Forment añadía que «hace falta educar tanto a hombres como a mujeres para hacer una correcta discriminación positiva». Una opinión que compartía Arantza Oyanguren: «Si no hay discriminación positiva no llegamos a ningún sitio» concluía.

© Mètode 2017

Graduada en Periodismo y estudiante del Máster en Historia de la Ciencia y Comunicación Científica de la Universitat de València.