Cultivos transgénicos 2.0

La decadencia de la polémica mediática en el periodismo digital

La controversia sobre los efectos en la naturaleza y la salud de los cultivos transgénicos protagonizó uno de los debates mediáticos más intensos de finales del siglo xx. Pese a las herramientas de transmisión de información de la web 2.0, esta polémica está en regresión en la prensa digital, a excepción de Francia y Gran Bretaña, donde el debate ciudadano continúa abierto y son constantes las acciones ecologistas.

Palabras clave: periodismo digital, medio ambiente, cultivos transgénicos, biotecnología, blogs.

Los cultivos transgénicos y la controversia ante la incidencia que puedan tener sobre la biodiversidad y la salud constituyen una temática esencial del periodismo ambiental en Europa desde la pasada década de los noventa, cuando también estallaban otras alertas que ponían en jaque la seguridad alimentaria, como la afección humana de la encefalopatía espongiforme bovina, enfermedad conocida como «vacas locas» (Gaskell, Bauer, Allum y Durant, 1999) y la gripe aviar. En 1996, trece años después de la obtención en los laboratorios de una planta transgénica, el primer cultivo genéticamente modificado autorizado en el territorio norteamericano –el tomate del tipo Flavr Savr– fue retirado del mercado debido al escaso éxito comercial que obtuvo. Mientras tanto, en la Unión Europea se agravaba la polémica social y política sobre los cultivos biotecnológicos. Este conflicto llevó a tomar la decisión, en 1998, de establecer una moratoria para nuevas autorizaciones que se prolongó durante un lustro y fue denunciada ante la Organización Mundial del Comercio por los EE UU.

«Los europeos todavía no ven los beneficios de los alimentos modificados genéticamente; no los consideran seguros e, incluso, estiman que son perjudiciales»

La información sobre los cultivos transgénicos, a diferencia de otras ramas de la biotecnología más vinculadas por la ciudadanía con el progreso tecnológico o los avances sanitarios (medicamentos, vacunas…) y que gozan de una aceptación social más amplia y consensuada, ha sido especialmente protagonizada en Europa por llamativas campañas de rechazo, promovidas por organizaciones ecologistas, a veces en alianza con consumidores y pequeños productores. Unas acciones vistosas que presentan un destacado componente visual de enorme eficiencia para captar la atención de los medios, en detrimento de las voces cualificadas procedentes de la ciencia. Estas intervenciones de los conservacionistas, al mismo tiempo, han favorecido la politización de la ciencia (Ansell, Maxwell y Sicurelli, 2006). Las incertidumbres y los nuevos peligros generados por los cultivos biotecnológicos han dificultado la tarea periodística y la comunicación social de este tópico (Howarth, 2006), el cual se integra en el conjunto de cuestiones ambientales que dan lugar a la sociedad del riesgo, por el desconocimiento de los impactos que pueden producir a largo plazo, como los accidentes en plantas nucleares, el calentamiento global o la polución química (Cox, 2006). Tanto es así que los científicos reiteran la necesidad de una comunicación más imparcial y de menos propaganda (Arntzen, Coghlan, Johnson, Peacock y Rodemeyer, 2003), porque en el debate sobre transgénicos se mezclan preocupaciones más amplias, entre las cuales sobresalen los derechos de la propiedad intelectual y el dominio corporativo sobre las semillas (Qaim y Zilberman, 2003).

La polarización comunicativa de esta rama de la biotecnología ha tenido efectos sobre la economía y la ciencia, ya que se han frenado líneas públicas de investigación y proyectos de carácter industrial, cuando se ha demostrado el impacto positivo de los cultivos transgénicos para los agricultores, sobre todo en los países en vías de desarrollo, porque han obtenido mejores cosechas, mayores beneficios económicos o menos exigencias en aplicación de pesticidas (Carpenter, 2010). Todo, sin olvidar verdades sobre consecuencias del cultivo de semillas transgénicas y la resistencia a herbicidas, por ejemplo, la proliferación de malas hierbas en grandes cantidades (Gilbert, 2013). Sin embargo, aunque estos cultivos puedan hacer crecer plantas resistentes a condiciones climáticas adversas o crear alimentos con suplementos nutricionales, la combinación de genes de diversas especies se percibe como una práctica no demasiado natural (Shaw, 2002) y, en este sentido, la formación científica de la sociedad puede influir en la aceptación de nuevas aplicaciones de tecnologías genéticas a la alimentación (Mielby, Sandøe y Lassen, 2013).

La ciudadanía europea ha mantenido un nivel de reticencia más elevado a los transgénicos que los norteamericanos. En los EE UU cultivos y alimentos biotecnológicos encuentran más apoyo social, aunque, paradójicamente, la cobertura de la prensa en el Viejo Continente fue más positiva (Gaskell et al., 1999). La creciente preocupación sobre este tema llevó al Gobierno británico a poner en marcha en el 2002 un diálogo ciudadano para determinar si los transgénicos debían ser cultivados comercialmente en su territorio (Barbagallo y Nelson, 2005). En la actualidad, los europeos aún no ven los beneficios de los alimentos modificados genéticamente; no los consideran seguros e, incluso, estiman que son perjudiciales, así que no están a favor de desarrollarlos (Eurobarometer, 2010).

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Aunque estos cultivos puedan hacer crecer plantas resistentes a condiciones climáticas adversas o crear alimentos con suplementos nutricionales, la combinación de genes de diversas especies se percibe como una práctica no demasiado natural. / Irene Yuste

El silencio en la prensa española

A partir de la declaración de Año Internacional de la Biotecnología en 2014, promovida por la Federación Española de Biotecnólogos, nos propusimos conocer el seguimiento de la actualidad sobre cultivos transgénicos en los diarios digitales de referencia de la prensa española durante el primer semestre de 2014. Nos hemos centrado en el periodismo 2.0, dado que la primera fuente de información sobre temas de ciencia ya es Internet, por lo que los científicos deben atender estas nuevas tendencias (Brossard y Scheufele, 2013), y también porque la proliferación de blogs cambia la relación entre periodistas y científicos, porque los investigadores están creando canales competitivos para la difusión de noticias científicas (Colson, 2011).

«La polarización comunicativa de esta rama de la biotecnología ha tenido efectos sobre la economía y la ciencia, ya que se han frenado líneas públiques de investigación y proyectos de carácter industrial»

El estudio de las ediciones digitales, así como los blogs periodísticos de ciencia y medio ambiente vinculados a las cabeceras españolas, revela una escasa presencia de noticias sobre esta temática biotecnológica. El País es el único diario estatal que crea un epígrafe específico de «Agricultura transgénica» –después veremos que también lo hace The Guardian–, pese a ello, durante el período analizado solo publica dos noticias, una en «Internacional» y la otra en «Sociedad», pero ninguna de ellas elaborada por un periodista especializado en medio ambiente. Su difusión en las redes es dispar, ya que la primera pieza, titulada «La mala imagen fuerza a Monsanto a cambiar de estrategia», llega a ser recomendada en 2.860 ocasiones en Facebook y la segunda, sobre la posibilidad de los países europeos de vetar los cultivos transgénicos, solo se replica cinco veces en esta red y más de 400 en Twitter. Por su parte, hay que retroceder hasta enero de 2011 para encontrar en el blog de medio ambiente por excelencia de El País, Ecolaboratorio, del periodista ambiental Clemente Álvarez, una referencia colateral a los transgénicos, en el artículo «Los 1.216 litros de agua de una pizza margarita».

El Mundo tampoco muestra un interés excesivo a la hora de abordar los cultivos transgénicos. Durante los primeros seis meses del año ha publicado tres noticias, en tres secciones diferentes: «Ciencia», «Política» y «Economía». Además, hacen referencia a este tema otras dos que tratan tecnologías disruptivas y conflictos entre innovación y ética. Se incluyen en el apartado «INnovadores» de «Economía», dejando ver la tendencia a aislar este tema ambiental en vez de tratarlo más transversalmente en la actualidad diaria. La información más recomendada en Facebook, y que supera los 500 clics, es «¿Quién teme al tomate morado?», de Carlos Fresneda, corresponsal en Londres y experto en ecología, en la sección de «Ciencia» (aunque no es replicada ninguna vez en Twitter). En segundo lugar, «Los “productos” de la “Revolución Verde” de Monsanto», por Pablo Pardo desde Washington en «Economía», consigue un centenar de recomendaciones en Facebook y muy poca incidencia en Twitter. En cuanto a los blogs ambientales de este diario, Tierra, del naturalista Joaquín Araújo, no hace mención habitualmente al tema, a diferencia de Ecohéroes, del periodista especializado Carlos Fresneda. Pese a ello, no se encuentran artículos relacionados en el período estudiado y hay que retroceder hasta 2013.

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En Europa, la información sobre cultivos transgénicos ha sido protagonizada por campañas de rechazo promovidas por organizaciones ecologistas. En las imágenes, campaña de Greenpeace Francia en 2014 contra la agricultura transgénica. / Pierre Baelen, Greenpeace

Por último, Abc, además de incidir en la escasa atención mediática sobre cultivos modificados, repite la dinámica detectada en El Mundo de incluir los artículos sobre transgénicos en suplementos especiales. En ellos encontramos dos piezas. El artículo enviado por Verónica Goyzueta desde São Paulo, «Polémica en Brasil por la liberación de mosquitos transgénicos contra el dengue», fue publicado en Abc Salud, mientras que el segundo, en relación a un informe de Amigos de la Tierra sobre los cultivos transgénicos en el mundo, se metió en el suplemento Abc Natural. La repercusión de estas noticias oscila entre 100 y 300 tuits, aunque es más desigual en Facebook, ya que la primera de ellas recibe un interés moderado y la segunda, «El 90 % de los transgénicos se cultivan solo en seis países», supera las 700 réplicas, tal vez porque la fuente informativa es un colectivo ecologista activo en las redes sociales.

El panorama digital europeo

Dada la baja atención del periodismo español a los cultivos transgénicos, decidimos conocer qué eco se hace de ello la prensa europea de prestigio. The Guardian, en su subsección «OGM» de «Environment», engloba trece noticias sobre transgénicos en los meses de mayo y junio de 2014 –publicadas en varias secciones, entre las que destaca el ámbito de los negocios–, con más riqueza de fuentes informativas, autores y una proyección mayor en el entorno 2.0 tanto en redes sociales como en la participación y el feedback de los lectores mediante los comentarios a los artículos. El tema que genera más atención de este período es: «Vermont becomes first US state to require GM labelling for food» (“Vermont se convierte en el primer estado de EEUU que exige el etiquetado OMG en los alimentos”), por Suzanne Goldenberg en «Environment». Alcanza 4.793 recomendaciones por Facebook, una cifra impensable en los diarios digitales estatales, 200 tuits y 116 comentarios. Mientras que el más comentado, con un total de 135 intervenciones, se publicó en «Environment»: «GM contamination rules should be relaxed, says biotechnology scientist» (“Las normas de contaminación de OMG deberían relajarse, afirma un científico en biotecnología”), por Bredan Foster. También destaca el impacto en las redes de la noticia «GMO 2.0: Genetically modified foods with added health benefits» (“OMG 2.0: Alimentos modificados genéticamente con beneficios añadidos para la salud”), de Marc Gunther en Guardian Sustainable Business.

«Los cultivos transgénicos y la controversia frente a su posible incidencia sobre la biodiversidad y la salud constituyen una temática esencial del periodismo ambiental en Europa»

En el ámbito de los blogs ambientales de este periódico británico, sin embargo, los cultivos transgénicos no reciben la misma atención. El jefe de la sección de «Environment», Damian Carrington, y el ambientalista George Monbiot no escriben sobre este tema a lo largo del primer semestre del año, y durante mayo y junio en Environment Blog solo encontramos la entrada de Johnny Langenheim «Why we should be worried about “Frankenfish” in South-east Asia» (“Por qué debería preocuparnos el “Frankenpez” del Sudeste Asiático”) con una incidencia discreta en las redes.

En Francia, el activismo contra los transgénicos es el más activo de toda Europa, entre otros motivos porque ostenta el puesto de primera potencia agrícola del continente –a pesar de que la agricultura no representa más del 2 % del PIB–. Por tanto, diarios como Le Monde proyectan sobradamente este interés social por los transgénicos. La subsección «Agriculture & Alimentation» de «Planète» publica nueve noticias entre mayo y junio, aunque siete de ellas son del último mes. La cabecera francesa, por otro lado, apuesta por las redes sociales y la interacción con la audiencia de una forma más discreta que The Guardian y da prioridad a sus abonados. La noticia titulada «Monsanto investit 137 millions d’euros dans deux usines en France» (“Monsanto invierte 137 millones de euros en dos fábricas en Francia”) recibió el máximo número de réplicas en Facebook durante este período (1.690), seguida en difusión por parte de los lectores por «Toxicité du Roundup et d’un OGM: Séralini republie son étude controversée» (“La toxicidad de Roundup y de un OMG: Séralini vuelve a publicar su controvertido estudio”). Por su parte, el artículo «La France pourra interdire la culture d’OGM sur son sol» (“Francia podrá prohibir el cultivo de OMG en su territorio”) de la periodista ambiental de la cabecera, Audrey Garric, y el corresponsal en Bruselas Philippe Ricard, consigue superar los veinte comentarios, también lejos del centenar y pico de The Guardian. La preocupación de Le Monde por los cultivos transgénicos se demuestra, además, con la apertura, en junio, del debate ciudadano en su edición digital sobre la decisión de la Unión Europea de dejar que cada país pueda vetar el cultivo de organismos modificados genéticamente con la pregunta: «Voulez-vous des OGM en Europe?» (“¿Quiere OMG en Europa?”). En relación a los blogs ambientales de Le Monde, ninguno de ellos analiza normalmente los transgénicos, ni tan solo la periodista ambiental de la redacción Audrey Garric en Eco(lo).

En Italia, cabeceras digitales con reconocidas secciones de medio ambiente, como es el caso de La Repubblica, no siguen habitualmente la biotecnología aplicada a la agricultura. Destaca la noticia de actualidad de junio «Ogm, accordo Ue: “gli Stati decideranno se coltivarli”» (“OMG, acuerdo en la UE: Los Estados pueden decidir si cultivar”), con 400 recomendaciones en Facebook, y una entrada del mismo día relativa al artículo en el blog de Guglielmo Pepe: «Ogm in agricoltura, una scelta da Tafazzi» (“OMG en la agricultura, una elección de Tafazzi”), con poco impacto en las redes. Como sucede en Le Monde, pese a la existencia de varios blogs ambientales, estos no abordan los transgénicos, entre ellos Eco-logica, del periodista ambiental del diario Antonio Cianciullo.

«La decadencia de la polémica mediática sobre los transgénicos en la prensa digital, especialmente en España e Italia, hace pensar en qué está sucediendo en la blogosfera general»

La decadencia de la polémica mediática sobre los transgénicos en la prensa digital, especialmente en España e Italia, hace pensar en qué está sucediendo en la blogosfera general porque hay que reconocer que en el entorno digital están surgiendo nuevas alternativas para difundir la ciencia (Allan, 2009). Comprobaremos que la tendencia es similar porque el escepticismo transgénico no es alimentado por la ciencia. En la plataforma Naukas de blogs de ciencia de habla hispana, los dos autores que han profundizado más en este tema son los científicos José Manuel López Nicolás, Scientia –aunque no durante el período estudiado– y José Miguel Mulet, quien en el blog Tomates con genes trata varios aspectos relacionados con transgénicos, como su aplicación para prevenir enfermedades como el dengue, criticando denuncias antitransgénicas de Greenpeace o, incluso, protagonizando un debate en contra de las declaraciones de la científica antitransgénica Elena Álvares Buylla publicadas en Eldiario.es.

En el ámbito anglosajón, en el agregador Scienceblogs.com se encuentran el blog GMO, de la científica Pamela Ronald, y Respectful insolence, cuya autoría se omite bajo el seudónimo de Orac, pero que se define en su perfil como científico. A pesar de eso, los comentarios sobre transgénicos se remontan a 2012 y 2013, respectivamente. Por su parte, en la comunidad de blogs científicos en francés, C@fé des Sciences, no se percibe la controversia transgénica, aun siendo el país europeo donde el debate es más activo e intenso. Así, la última vez que el científico Marc Robinson-Rechavi escribió sobre el tema en el blog Tout se passe comme si fue en julio de 2013.

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Durante la primera mitad del 2014, Año Internacional de la Biotecnología, la presencia de noticias en la prensa española sobre transgénicos fue escasa. En las imágenes, algunas de las piezas informativas sobre este tema publicadas en Abc y El Mundo durante el periodo analizado.

El éxito ecologista en las redes sociales

Y, para finalizar, después de ver la prensa digital y la blogosfera, nos preguntamos si los colectivos ecologistas más beligerantes a escala global con las campañas antitransgénicos, Greenpeace y Amigos de la Tierra, continúan preocupados por este reto ambiental y biotecnológico. El blog de Amigos de la Tierra muestra un nivel de activismo bajo en el ámbito estatal. En mayo se publica: «Firma y envía tu mazorcazo para prohibir los cultivos transgénicos» y «STOP a los transgénicos» y en abril, «Petición denegación del experimento con moscas transgénicas». Asombrosamente, Greenpeace España, en su blog, no trata los transgénicos durante el primer semestre de 2014, a excepción del apunte de febrero: «¿Interpretación sesgada o baile de cifras transgénicas?». De hecho, en EE UU, país del mundo donde más transgénicos se producen y se consumen, las campañas de esta organización son casi inexistentes.

La estrategia comunicativa de la multinacional ecologista se diversifica por países: en Gran Bretaña e Italia la actividad es muy baja (en este segundo país contestan a la decisión europea de dejar libertad a los países con el crítico apunte «Vietare gli OGM a livello nazionale: accordo o trappola?» [“La prohibición de los OMG en el ámbito nacional: ¿acuerdo o trampa?”]). Sin embargo, la actualidad de Greenpeace en Francia muestra no solo opinión, sino la continuidad de acciones de protesta contra estos cultivos, además del enorme éxito en Facebook –la respuesta es baja en Twitter– y la interacción con simpatizantes y socios, ya que se llegan a superar el millar de comentarios, por ejemplo, en la entrada «Maïs OGM: la saga continue!» (“Maíz OMG: ¡la saga continúa!”), y las 14.000 recomendaciones desde Facebook, como a «Les OGM contaminent aussi la France!» (“¡Los OMG también contaminan Francia!”). El apunte «Action: du maïs OGM MON810 planté en France!» (¡Acción: el maíz OMG MON810 plantado en Francia!”) también sobrepasó las 5.000 réplicas y las 200 intervenciones.

«La ciudadanía europea ha mantenido un nivel de reticencia más elevado a los transgénicos que los norteamericanos, a pesar de que, paradójicamente, la cobertura de la prensa en el viejo continente fue más positiva»

La controversia sobre los cultivos transgénicos surgida en los años noventa se ha reducido considerablemente y decae hasta casi silenciarse en la prensa digital española, pese a las facilidades de transmisión de información favorecidas por el entorno comunicativo 2.0. Sin embargo, la situación no se presenta homogénea en Europa; la participación ciudadana y la interactividad del entorno digital mantienen vivo el debate sobre los organismos genéticamente manipulados en Francia y Gran Bretaña. Lo revelan las recomendaciones de sus noticias –que llegan a centenares e, incluso, al millar– de The Guardian o Le Monde a través de las redes sociales y los comentarios enviados por los lectores.

La blogosfera, tanto la periodística como la general, por el contrario, no refleja la polémica transgénica en ningún país del Viejo Continente, probablemente, porque la voz de la ciencia no ha sido lobby de este debate. En cambio, la web 2.0 se ha convertido en una herramienta fundamental para la multinacional ecologista Greenpeace en un país, Francia, considerado la primera potencia agrícola de la Unión Europea, con el fin de continuar luchando contra los transgénicos, tanto con acciones de protesta como mediante el seguimiento informativo en la web y las redes sociales, donde la organización conservacionista cosecha un enorme éxito en la difusión de sus consignas. Da igual así que algunos de sus contenidos lleguen a superar la meta de las 14.000 recomendaciones. Los rasgos comunes de la prensa digital europea ante los transgénicos son la conquista de las secciones de economía, dejando así las de medio ambiente y ciencia, al mismo tiempo que la cesión de protagonismo a nuevos tópicos ambientales populares y conflictivos como es el cambio climático, el fracking para la obtención de petróleo o gas y otras cuestiones vinculadas, especialmente, con el modelo energético.

REFERENCIAS
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© Mètode 2015 - 86. Palabra de ciencia - Verano 2015

Periodista especializada en medio ambiente y Premio Nacional de Periodismo Ambiental. Cátedra de Divulgación de la Ciencia de la Universitat de València.