Antipatriotas del agua, de Francesco d’Amaro

La batalla de los regantes contra el falangismo

Antipatriotas del agua. Conflictos y gtupos de interés en el franquismo.
Francesco d’Amaro
Editorial Comares. Albolote (Granada), 2022. 265 páginas.

Una sala de cine en 1952. Fanfarrias. En la pantalla se proyecta el blanco y negro de un país gris: El Generalísimo en Valencia. El narrador proclama que «su Excelencia el Jefe del Estado Español es recibido con gran entusiasmo por los pueblos beneficiarios de este pantano». Las pancartas «Alcacer saluda a su invicto Caudillo» y «Villanueva de Castellón con Franco» reciben a los militares, acompañados de falleras con cestas de flores. La escenografía de la ubérrima fertilidad levantina se pasea por la adusta tierra manchega. El Generalísimo no está en Valencia: ha llegado a Alarcón a inaugurar un embalse que no pagará el Estado. Será costeado peseta a peseta durante cincuenta años por los regantes de la Ribera.

Las imágenes del NO-DO transmiten al pueblo las esencias de un régimen aparentemente monolítico y de una política hidráulica incontestable, que somete a los ríos peninsulares con el yugo de las presas y la cadena de los canales, parafraseando a Joaquín Costa. Los regantes reciben los beneficios de esta domesticación, de la materialización de una misión hidráulica que transforma el país. La propaganda franquista construyó este discurso sencillo que ha sido asumido por los palmeros del régimen, pero también por algunos pensadores críticos. Unos y otros pasaron por alto muchos matices de este proceso, que son imprescindibles para entender tanto el franquismo como la reciente historia hidráulica española.

Ni el régimen era monolítico, ni la política hidráulica incontestable. Francesco D’Amaro lo demuestra con un lúcido ensayo que desgrana los enfrentamientos de las comunidades de regantes con la ingeniería de caminos, que gobernaba las confederaciones hidrográficas, y los falangistas, que dirigían la Organización Sindical Española. A unos les molestaba la discrepancia de los regantes en la planificación de obras hidráulicas y a otros les estorbaba su independencia respecto de las estructuras verticales de la dictadura. Considerados «enemigos del progreso» por los primeros y «brote antisindical» por los segundos, a los regantes se les asignaba el papel de beneficiarios pasivos de las obras hidráulicas, como convenientemente destacaba el guion del NO-DO. De hecho, apunta D’Amaro, aquel día en Alarcón las autoridades habían obligado a los regantes, humillados, a cambiar el lema del arco construido para recibir al dictador, a fin de incluir esta expresión que los subyugaba.

D’Amaro relata cómo los regantes nunca se conformaron con el papel de meros beneficiarios y libraron una batalla, silenciosa o silenciada, contra el nacionalsindicalismo. Liderados por la Acequia Real del Júcar, organizaron reuniones semiclandestinas, crearon una federación nacional (Fenacore), resistieron órdenes de disolución y consiguieron, finalmente, el reconocimiento del Estado. El libro recorre cuarenta años de enfrentamientos en que, sin poner en entredicho su adhesión al régimen, las élites del riego preservaron la independencia de las centenarias instituciones de gestión colectiva. La narración de D’Amaro es una reflexión destinada a convertirse en una obra de referencia para el periodo. Saca lo mejor de la documentación de archivo, no solo para sustentar unas argumentaciones muy sólidas, sino también para trufar el texto de extractos que hacen la lectura deliciosa.

© Mètode 2022 - 115. Belleza y naturaleza - Volumen 4 (2022)
Investigador del Centro Valenciano de Estudios sobre el Riego de la Universitat Politècnica de València y profesor asociado del Departamento de Geografía de la Universitat de València.