La ciencia está aún llena de preguntas sin resolver y algunos hechos científicos pasan desapercibidos por el público general pese a ser parte del día a día. David Calle es capaz de explicar aspectos de la ciencia de una forma muy amena y sencilla, utilizando símiles que apelan a lo cuotidiano (por ejemplo, cuando compara la velocidad de la deriva continental y la del crecimiento de las uñas), y también experiencias propias para introducir la cuestión científica a tratar.
Cada capítulo cuenta con diferentes secciones que componen una imagen nítida y amplia del tema principal. Una de las secciones fijas sirve para establecer una relación entre el autor y el público, ya que desde ella David Calle lanza preguntas a los lectores, muchas de ellas en tono de broma, pero algunas bastante serias. Calle utiliza también de manera constante referentes culturales que le sirven como ejemplo para sus explicaciones: algunos de ellos son producciones divulgativas (como la serie Cosmos de Carl Sagan y ahora de Neil deGrasse Tyson), mientras que otros pertenecen al terreno de la ficción, como la serie Juego de tronos o la película Marte (2015). También dedica un capítulo entero a mujeres científicas, como Hedy Lamarr o Vera Rubin, en el que también aprovecha para denunciar el célebre techo de cristal.
No obstante, David Calle no solo ofrece explicaciones científicas, sino que también se muestra crítico con algunas cuestiones: defiende la evolución y la movilidad de la misma, se ensaña contra los defensores del diseño inteligente y destaca cómo la geometría euclidiana es superada por la fractal en ciertos aspectos. También se centra en cómo la ciencia ha sido mostrada por el cine y la ficción: pone como ejemplo el caso de Star Wars, cuyos efectos especiales se alejan bastante de la realidad, ya que, entre otras cosas, el sonido no se transmite por el espacio.
El estilo de Calle es muy cercano y coloquial, como ocurre en sus vídeos de Youtube por los cuales se ha hecho famoso. Recurre a menudo a bromas y recursos chistosos (como cuando dice que en el espacio no se escucharía ni la canción del verano), así como a muchas expresiones de la cultura popular de origen anglosajón. Las imágenes explicativas también son relajadas, de trazado libre no rectilíneo.
David Calle muestra alegremente sus pensamientos y opiniones sobre cada tema: se muestra como alguien muy entusiasta, con gran avidez por el estudio y respeto por la investigación básica, que defiende. No obstante, también expresa su pesimismo ante la revolución robótica y la empleabilidad que prometen algunos con esta, además de criticar cuestiones como la polución, la política española en la investigación, y el androcentrismo; de hecho, menciona varias veces la insignificancia de la creación humana si se relativiza al universo.
En definitiva, este es un libro de divulgación científica muy completo, que permite conocer muchos temas científicos desde ejemplos cotidianos fáciles de entender y que promueve el espíritu crítico hacia la ciencia y la sociedad.