Currículum

El qué y el por qué

Cuando explicamos nuestra historia solemos hablar bien; al fin y al cabo, somos los protagonistas. En las memorias, dietarios y otras formas de literatura de la experiencia, eso forma parte de un código aceptado, pero a veces hay que mirar con honestidad al espejo y escribir las cosas como son. Es el momento de redactar un currículum.

Hay tantos currículums como personas, y cada persona puede tener unos cuantos en función de lo que necesite en cada momento. Puede ser un párrafo para una contraportada de libro o un mamotreto para solicitar una beca: no hay un currículum estándar. El objetivo es transmitir el «qué» e, idealmente, el «por qué» de nuestra actividad profesional.

El «qué» es importante: las publicaciones, las patentes, las tesis doctorales dirigidas o los contratos académicos o industriales dibujan un recorrido único, una acumulación de experiencia y resultados. Para algunas personas, pocas, una frase corta puede ser suficiente. No hay que añadir mucho más a «conseguí la primera imagen de un agujero negro». La mayoría de gente tiene que explicar más cosas, y aquí es donde se complica. «Determiné la conformación tridimensional de una proteína de membrana implicada en el transporte de aniones a la placenta» tiene mucho menos gancho y casi seguro que es incomprensible para quien lo lea. Eso nos lleva al segundo pilar del currículum: el «por qué».

La actividad científica de los otros es como una playa donde parece que lo estamos entendiendo todo, con el agua por los tobillos, hasta que de repente no tocamos fondo y ya no sabemos qué pasa. Por eso es importante, cuando explicamos lo que hacemos, ponerlo en contexto de una forma que se comprenda. Si asumimos que quien lea nuestro currículum entenderá inmediatamente lo que hemos hecho y su importancia es muy probable que nos equivoquemos.

La redacción de un currículum implica resolver la dificultad de explicar una actividad muy técnica de forma entendedora a personas que, aunque trabajen en nuestra área de conocimiento, probablemente no sabrán tanto como nosotros. Los títulos de las publicaciones son los que son, y las becas, premios o cargos, también. El trabajo duro consiste en convertir todo este material en una historia comprensible. Como todas las historias, un currículum tiene que tener un hilo que lleve hacia un propósito. No se trata solo de que pasen cosas, sino de que estas cosas tengan sentido y acaben bien. Esta es quizás la parte más difícil de redactar, porque requiere un nivel de introspección que no todo el mundo está dispuesto a hacer.

Como género literario, el currículum parece algo menor, que hacemos deprisa y corriendo cuando toca, pero pocas cosas escribimos en la vida que tengan un impacto más grande en todo lo que nos pasa. El talento que hace falta para escribir un currículum no es el mismo que para escribir una novela de ciencia ficción o un guion para un documental de naturaleza, y el público potencial es mucho menor, pero las consecuencias de hacerlo bien o mal son mucho más dramáticas.

Referencias

Sagan, C. (1961). Curriculum vitae. Consultado en https://loc.gov/ resource/mss85590.012/?sp=1&r=-0.976,-0.003,2.953,1.273,0

© Mètode 2020 - 105. Estándares - Volumen 2 (2020)
Biólogo y escritor (Barcelona).