La retórica es inseparable de cualquier forma literaria que haya intentado influir sobre la gente. Y no solo en los discursos políticos o en las polémicas filosóficas. Científicos de todas las épocas han utilizado recursos retóricos para reforzar sus argumentos.
Puede sonar a contradictorio, porque tenemos una imagen de la ciencia como una actividad basada sólo en datos. Pero en realidad esta imagen está desenfocada, como bien se encargaron de remarcar los sociólogos de la ciencia durante la segunda mitad del siglo pasado.
Quizás la herramienta retórica más poderosa que tiene a su alcance un escritor científico es el gráfico. Una imagen es incontestable, y si es el resultado de un proceso mecánico, todavía más. Los dibujos de los homunculus de Van Leeuwenhoek ahora son curiosidades, pero la radiografía de la mano de la señora Roentgen da la misma información hoy que hace cien años.
Ahora bien, donde hay más potencial para el juego retórico en el sentido más político de la palabra es en los gráficos que resumen e interpretan datos experimentales. Con un poco de creatividad, un buen gráfico puede rescatar un mal resultado, al menos durante algún tiempo. Dos investigadores de la Universidad de Cornell han publicado recientemente unos resultados que indican precisamente esto: gráficos que no aportan información relevante dan crédito a un texto. Los publicistas lo saben y no pierden ocasión de incluir gráficos cuando quieren demostrar que su producto es mejor que otros.
También se da el proceso inverso: la presencia de comentarios negativos hace menos creíble un texto científico. En el nuevo panorama digital cualquier texto va acompañado de un «contexto» que puede influir de manera decisiva sobre la opinión del lector. Brossard y Scheufele lo documentan con un texto sobre nanotecnología. Dos grupos de lectores leyeron el texto acompañado de comentarios positivos o negativos. Los comentarios eran anónimos, de la manera que se pueden encontrar en cualquier publicación digital. El grupo que leyó el texto con los comentarios negativos valoró el crédito del texto más negativamente que el otro grupo.
Esto tiene importancia porque, por primera vez, una parte importante del discurso queda fuera del control del autor. Un texto que reciba muchos comentarios negativos tendrá dificultad para establecer su validez. En áreas del conocimiento que son a menudo materia de debate público, el uso de estos trucos retóricos por parte de grupos de presión puede decantar la opinión pública en contra de la evidencia científica. Es un pensamiento inquietante.
Referencias
Brossard, D. y D. A. Scheufele, 2013. «Science, New Media, and the Public». Science, 339: 40-41.
Tal, A. y B. Wansink, 2014. «Blinded with Science: Trivial Graphs and Formulas Increase Ad Persuasiveness and Belief in Product Efficacy». Public Understanding of Science. DOI: <10.1177/0963662514549688>.