Bardenas Reales
En busca de la luz
Eduardo Blanco Mendizabal
(Autoedición, 2018. 25 × 23 cm, 192 páginas).
Muchos dirán que este es un libro para regalar, otros que es para hacer bonito, otros que es una obra fotográfica… y todos tendrán razón. Entra por la vista, esto está claro. Ahora bien, al hojearlo parecerá que no sirve para aprender fotografía porque no explica casi nada. Y esto no es del todo verdad.
O sea, es cierto que no hay explicaciones que enseñen técnicas o procedimientos, pero es que esta no es la única manera de enseñar. También es bueno mostrar las imágenes que consigues y, así, al ver cómo trabaja un buen fotógrafo, sin muchas palabras te puede transmitir mucho. Y en este sentido os aseguro que se puede aprender, y mucho, observando atentamente las fotografías. En efecto, aparte de disfrutar de su belleza, os podéis fijar en la composición, en la disposición de los diferentes elementos de cada escena, en el tratamiento de la luz, en la elección del momento, en la combinación de colores… en definitiva, en cómo el autor ha pensado la foto.
Y si no os interesa este aspecto, el libro os puede compensar igualmente solo disfrutando de las imágenes. Aunque en este caso os aconsejo que no lo abráis de cualquier manera, sino que empecéis por el principio. Y es que el autor ha escogido cuidadosamente el lugar en que ha colocado cada foto. Efectivamente, el orden en que las encontraréis simula el transcurso de una jornada: empieza con la luz que precede al amanecer, sigue con la salida del sol, la iluminación matinal, la del mediodía y la de la tarde, y acaba con las increíbles puestas de sol y las tinieblas. Por eso «leer» el libro es como pasar un día en el paraíso. Eso sí: solo lo podréis leer mirando las fotos porque no llevan la más mínima explicación… hasta el final de todo, donde los más curiosos podrán ver cuál es el motivo de cada foto (reproducida en pequeño) y los datos técnicos: cámara, objetivo, distancia focal, velocidad, diafragma, accesorios…
Además, el autor lo ha sabido combinar con el transcurso de las estaciones. No hace falta decir que ha sido capaz de conseguir esto con un trabajo constante de dos décadas de recorrer este lugar privilegiado del sudeste de Navarra que se llama Bardenas Reales. Se trata de un paisaje semidesértico formado por tizas, arcillas y greses donde la erosión del aire y el agua ha creado formas caprichosas, como por ejemplo barrancos, ramblas, mesetas y los famosos cabezos, cerros aislados.
Hay que reconocer que el autor ha sabido escoger el modelo, una merecida reserva de la biosfera que ha quedado muy retratada y no solamente con las formaciones geológicas, sino también con sus «habitantes»: plantas, aves, insectos, etc. En el reportaje encontraréis varias técnicas: fotografía de paisaje, de fauna, macro y nocturna; todo ello en un estimulante recorrido visual. Además, la forma en que Eduardo busca la luz –muy acertado el subtítulo del libro– puede ser una buena fuente de inspiración.
