A veces escucho que se comenta: «Aquí, en la ciudad, ya no hay que conservar nada porque nos hemos cargado toda la naturaleza». ¡Hombre! Toda, toda… evidentemente que es una alteración máxima, pero no podemos ignorar que, una vez producida, hay especies que se han adaptado a las nuevas condiciones, y no son pocas. De hecho, las zonas urbanas constituyen un entorno, un ambiente con una serie de recursos de terreno para crecer, de alimento, de lugares para nidificar, etc., y, como siempre pasa en la naturaleza, cuando hay recursos, alguien los explota.
Pues bien, si esto pasa en las ciudades, en los alrededores, todavía más, y Manresa es un buen ejemplo. La naturaleza que la rodea se conoce como «el anillo verde». Se trata de una amplia zona con ríos, cerros, cuevas, etc., donde la diversidad es bastante alta. En efecto, se han citado 130 especies de aves, de las 475 que viven en Cataluña, y se pueden ver un centenar de árboles, es decir, la mitad de los que tenemos en nuestro país. Haciendo un recorrido por el anillo también nos encontraremos anfibios, reptiles, fósiles, infinidad de insectos y un montón de plantas interesantes.
En definitiva, mucho más de lo que se podía suponer a priori. Esta profusión de naturaleza probablemente es propiciada por «el efecto frontera» entre el suelo urbano y el territorio menos alterado de más allá de los alrededores de la ciudad, el Pla de Bages. Aun así, estas especies son «invisibles» para los ciudadanos. Podríamos decir que los «urbanitas» viven de espaldas al anillo, y es una lástima. Por eso vale la pena dar a conocer la valía de este terreno, porque está a veinte minutos del centro de la ciudad, de forma que con un corto paseo ya estás allí.
«Las zonas periurbanas constituyen un valioso patrimonio ambiental que hace falta conservar»
En L’anella verda de Manresa, el autor da unas pinceladas –en concreto, cuarenta– de este entorno valioso a conservar y a conocer, y lo hace con mucha pasión y gran conocimiento del tema, ilustrándolo con numerosas fotografías. La didáctica de las explicaciones está garantizada por la calidad de docente y divulgador de Ignasi Cebrian. Pero, además, a partir de esta realidad local, sus reflexiones hacen que meditemos sobre los puntos clave del medio ambiente global. Pone énfasis en que naturaleza no es solo lo inalterado por el hombre, que por cierto ya queda muy poco en nuestro planeta, sino también lo que el hombre ha modificado pero que está lleno de vida. En definitiva, estas zonas periurbanas constituyen un valioso patrimonio ambiental que hay que cuidar. Creo que este trabajo está en plena consonancia con los valores de la obra Biosfera de Ramon Folch y con el programa MAB (Man and Biosphere) de la Unesco.