Tiempo de incertidumbre, de Tobias Hürter

Tiempos maravillosos y siniestros

Tiempo de incertidumbre. Los brillantes y oscuros años de la física (1895-1945)
Tobias Hürter
Traducción de Carles Andreu. Tusquets editores. 405 páginas.

El historiador Tobias Hürter ha escrito un libro verdaderamente impresionante sobre los orígenes de la física contemporánea. Su relato se extiende durante las primeras décadas del siglo xx y acaba con la Segunda Guerra Mundial, y con la explosión de la bomba atómica. Es un relato fascinante, con Albert Einstein como columna vertebral, pero también con personajes tan deslumbrantes como Niels Bohr, Werner Heisenberg, Erwin Schrödinger o Paul Dirac. En definitiva, este libro se lee como una gran narración en la que, poco a poco, se van situando los principales descubrimientos de la física del siglo, hasta llegar a la compleja y polémica creación de la mecánica cuántica.

Pero, de manera especial, es un gran retrato de personajes, novelescos todos ellos. Como por ejemplo Einstein, superado por las dificultades de la mecánica cuántica, y muriendo en Princeton, sin amigos ni familiares. El genio fue sobrepasado por su propia ciencia. O como Bohr, colosal, descomunal en todos los sentidos, con un cráneo tan voluminoso que no había auriculares de su medida, y que hablaba de física de manera tan filosófica (por no decir metafísica) que nadie lo acababa de entender bien; a veces ni él mismo sabía muy bien qué decía o qué quería decir. O como Heisenberg, brillante y soberbio, tan seguro de él mismo que aquello lo condujo a colaborar con el nazismo, pensando que lo podría manipular. El autor del principio de incertidumbre, y gran adalid junto con Bohr de la mecánica cuántica, acabó trabajando con el nazismo en la investigación atómica, impulsado por el deseo de construir una bomba lo más destructora posible. Si no lo consiguió, no fue por falta de ganas, sino posiblemente por su carácter, entre presumido y arrogante, que le impidió colaborar con otros físicos alemanes y unir los esfuerzos y materiales necesarios. Cuando se enteró de que los norteamericanos habían lanzado un par de bombas atómicas no se lo creyó. ¿Quién lo podía haber superado?

También aparece muy perfilado Erwin Schrödinger, el aliado de Einstein contra la mecánica cuántica, físico vienés brillante y creador de aquella parábola tan famosa del gato. Y, al mismo tiempo, un mujeriego irredento, que se enredaba con las mujeres de sus ayudantes y las dejaba embarazadas y a veces incluso compartían una especie de estrafalario ménage à trois. Como dice Hürter, Schrödinger y las mujeres «es un campo amplísimo y casi tan complejo como la mecánica cuántica». Un Schrödinger que con la llegada del nazismo también flaqueó, y finalmente publicó una carta mostrando su apoyo a Hitler, que decepcionó y entristeció a Einstein, y a todos sus amigos exiliados. Son unos tiempos particularmente oscuros, y donde los físicos alemanes intentan reconducir las cosas con el nazismo. El mismo Max Planck se ve también involucrado, y acaba afirmando que existen diferentes clases de judíos, unos que son «valiosos para la humanidad» y otros que «no tienen valor». Y entremedias de unos y otros, Paul Dirac, un monstruo matemático que a la vez vivía angustiado por pesadillas y procesos autodestructivos, cosa que lo hacía caer en la bebida. Finalmente, acudió al psiquiatra, que no era otro que Carl Jung, que quedó deslumbrado y pasmado por las facultades mentales de aquel genio, hasta el punto de que se hicieron tan amigos que terminaron publicando un libro juntos.

Tobias Hürter encaja muy bien el relato con todo tipo de anécdotas, y con personajes secundarios también muy interesantes, como por ejemplo el gran Rutherford, a quien sus compañeros conocían como el «cocodrilo», porque admiraba tanto a estos animales que coleccionaba poemas sobre ellos, y llevaba un cocodrilo de metal en la parrilla del radiador del coche. Pero, por encima de todo, lo que se desprende de este libro formidable es que las grandes conquistas de la física del siglo xx fueron fruto de un trabajo colectivo, de una poderosa asociación de mentes brillantes pensando en un mismo tema, discutiendo, peleándose, paseando, yéndose incluso de excursión para pensar juntos al aire libre. Y cómo, finalmente, todo aquello se arruinó con la conquista atómica. Einstein, de hecho, confesó que este fue el error más grande de su vida. Desde aquel momento, se iniciaron los tiempos más oscuros de la física, con el desarrollo de la carrera nuclear. Una realidad que sigue cada día amenazando el mundo, y de la cual, además, los físicos eran muy conscientes. Tal como escribía Heisenberg a un amigo: «Quizás los seres humanos nos demos cuenta algún día de que, en efecto, tenemos el poder de destruir la Tierra por completo y de que podemos, por lo tanto, conjurar ciertamente el día del juicio final, o algo muy parecido, que será culpa nuestra y de nadie más».

Este libro también habla de todo esto. De la profunda y perturbadora responsabilidad de aquellas mentes privilegiadas en la carrera enloquecida que conduce a la destrucción del mundo.

© Mètode 2023 - 116. Instantes de ciencia - Volumen 1 (2023)