Prometeo americano, de Kai Bird y Martin J. Sherwin

Ciudadano Oppenheimer

Prometeo Americano Oppenheimer

Prometeo americano. El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer. Kai Bird i Martin J. Sherwin. Traducció de Raquel Marqués García. Debate, 2023. 864 pàgines.

Prometeo americano. El triunfo y la tragedia de J. Robert Oppenheimer. Kai Bird i Martin J. Sherwin. Traducció de Raquel Marqués García. Debate, 2023. 864 pàgines.[/caption]Prometeo americano es la biografía de Robert J. Oppenheimer, publicada en 2005 y galardonada con el Pulitzer de 2006, entre otros premios. Su traducción tardía al castellano ha sido propiciada por la película Oppenheimer, dirigida por Christopher Nolan y basada en este texto. Se trata de un libro extenso, fruto de un trabajo de veinte años, que recogió unas 50.000 páginas de entrevistas transcritas, cartas, diarios, documentos desclasificados y expedientes del FBI. Y a pesar de todo, se lee como una novela repleta de historias familiares, de investigación científica, de guerra y paz, de espionaje y de luchas de poder. Hay muy poca física: no se habla ni de sus aportaciones a la disciplina, ni a la bomba, y esto contribuye a esta legibilidad. Al invocar la leyenda de Prometeo, castigado por los dioses por darle el fuego a la humanidad, los autores quieren dramatizar «el triunfo y la tragedia» de la vida de Oppenheimer, subtítulo del libro. El libro nos cuenta la niñez de Robert y su hermano Frank en una familia judía acomodada. A los 22 años, Oppenheimer llegó al Laboratorio Cavendish de Cambridge, donde sufría a menudo ataques de ansiedad, y envenenó una manzana en un chapucero acto de venganza por el que casi fue expulsado. Su poca destreza en el laboratorio lo empujó a hacer el doctorado en física teórica con Max Born en la Universidad de Gotinga. Después, empezó a enseñar en la Universidad de Berkeley, donde fundó la escuela más importante de física cuántica de los EE. UU. También apoyó causas de izquierda, entre otras la República Española, y tuvo relaciones con comunistas y excomunistas, como su mujer Katherine Puening o su amante, la psiquiatra Jean Tatlock, por lo que el FBI le abrió un expediente.

A pesar de esto, el general Leslie Groves lo reclutó para dirigir el Proyecto Manhattan para hacer la bomba atómica en secreto. Ante la posibilidad de que los nazis tuviesen un programa de armas nucleares, Oppenheimer reunió un equipo científico en Los Álamos, Nuevo México, un lugar desértico que amaba y cerca del cual tenía un rancho. Cuando Alemania se rindió al final de la II Guerra Mundial, algunos de los científicos del proyecto empezaron a dudar sobre si había que continuar adelante el proyecto. Pero Oppenheimer estaba favor de continuar: la bomba se completó y el ensayo nuclear de nombre clave «Trinity» se llevó a cabo con éxito.

El presidente Truman decidió lanzar las otras dos bombas sobre Hiroshima y Nagasaki para forzar la rendición del Japón. Así, visibilizó a Oppenheimer como el padre de la bomba atómica. Esto lo convirtió en científico asesor del gobierno y miembro de comisiones como la Comisión de Energía Atómica (CEA). En 1947, fue nombrado director del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, donde estaba Albert Einstein que, excepto en la carta a Roosevelt en la que sugería la necesidad de que Estados Unidos desarrollara la bomba antes que los alemanes, nunca se implicó en el desarrollo de esta. Cuando los soviéticos iniciaron sus pruebas atómicas, el físico Edward Teller y el presidente de la CEA Lewis Strauss promovieron la bomba de hidrógeno y Oppenheimer se posicionó en contra.

En el ambiente de caza de brujas del senador McCarthy, el FBI llenó la casa de Oppenheimer de micrófonos ocultos y le intervino el teléfono. En 1953, fue convocado a una audiencia pública que tenía por objetivo esclarecer si había actuado de espía para los soviéticos. Esta fue planificada por Strauss y a Oppenheimer no le permitieron ver las pruebas del fiscal, como en los procesos inquisitoriales. Teller, Ernest Lawrence y otros testimoniaron en su contra y él, a su vez, denunció a algunos discípulos, como David Bohm, Joseph Weinberg o Giovanni Rossi Lomaniz, que perdieron el puesto de trabajo y alguno se tuvo que exiliar. Finalmente, la autorización de seguridad de Oppenheimer fue revocada: su imagen pública quedó destruida y se neutralizó su influencia política.

Esto lo dejó herido: compró una casa en las Islas Vírgenes, donde iba con la familia a pasar unos cuántos meses al año. El resto de tiempo continuaba trabajando como director del Instituto de Estudios Avanzados. Se convirtió en una especie de Galileo contemporáneo, mártir de la caza de comunistas. Se escribieron artículos en su defensa, como el «We accuse!» de los hermanos Alsop, que reproducía el título de Zola en su defensa de Dreyfus o la obra de teatro El caso Oppenheimer de Heinar Kippard, que nos recuerda La vida de Galileo de Bertold Brecht. Por otro lado, Oppenheimer no quiso participar en ninguna de las iniciativas que tomaron otros científicos contra la carrera de armamentos, a las cuales fue invitado, como por ejemplo las conferencias Pugwash organizadas por Bertrand Russell, Joseph Rotblat y Leo Szilárd en 1957, que todavía se celebran, ni firmó el manifiesto Einstein-Russell de 1955, al contrario que otros físicos amigos suyos como Max Born, Linus Pauling y Percy Bridgman.

En 1963, diez años después, el presidente Kennedy, le otorgó el premio Fermio como un gesto de rehabilitación política, que le fue librado por el presidente Johnson. Como fumador impenitente que era, Oppenheimer sufrió un cáncer de garganta que lo mató en 1967.

En resumen, se trata de una lectura muy recomendable sobre una persona y unos hechos cruciales en la historia del siglo xx, que amplía con creces la película y muestra muchas cosas que no aparecen: por ejemplo, los problemas de su complicado matrimonio y de sus hijos. Además, permite comprobar errores de la película, como que Niels Bohr estuviera a punto de morder la manzana envenenada o que la conversación que, en el film, Oppenheimer mantiene con Einstein sobre los peligros de la bomba, en realidad se produjo con Arthur Compton. Pero tanto en la biografía como en el libro hay una ausencia significativa, la de 640 mujeres que participaron como químicas, físicas, técnicas de explosivos y bibliotecarias en el proyecto Manhattan, un 11 % del personal total. La crítica dice que es la biografía definitiva de Oppenheimer, pero después de leerla se constata que es muy difícil entender y compilar la vida de una persona. Como en Ciudadano Kane, al final siempre hay un «Rosebud»

© Mètode 2024 - 120. Ciencia a diestro y siniestro - Volumen 1 (2024)
Doctor en Física y catedrático de universidad de Didáctica de las Ciencias Experimentales de la Universitat de València (España). Investiga en didáctica de la física, en formación del profesorado de ciencias y en pensamiento crítico y cuestiones sociocientíficas en la educación científica.