La humanidad, a lo largo de su historia, ha sufrido epidemias causadas por enfermedades contagiosas, como la peste, el cólera, el sida y, más recientemente, la covid-19. Generalmente, la medicina se ha encargado de registrar, diagnosticar, tratar y controlar estas epidemias. En Parásitos sin fin, Tuomas Aivelo se aproxima a la enfermedad contagiosa desde una óptica distinta, una perspectiva fundamentada en la biología evolutiva y la ecología. Aivelo, profesor de la Universidad de Helsinki, ha trabajado con parásitos, patógenos y simbiontes de la microbiota intestinal.
Una investigación se inicia con una pregunta, cuya respuesta abre la puerta a más preguntas. Esa estructura es la que el autor ha elegido para su primer libro. Así, el título de cada capítulo es una cuestión, que da pie a una narrativa que cuenta, explica, fundamenta, compara y, si cabe, concluye. Al final, el encaje de las distintas respuestas (capítulos) permite una visión global de la enfermedad contagiosa, protagonista principal de la obra, a la que acompañan tres agentes: el cuerpo humano, los parásitos y el entorno. Aivelo utiliza el término parásitos en un sentido amplio, incluyendo microorganismos y virus. Estos invaden el cuerpo humano con estrategias muy variadas, a veces sorprendentes, y causan la enfermedad. Por tanto, esta se plantea como un problema ambiental donde se establece una interacción a tres bandas entre los agentes mencionados.
Los avances culturales y tecnológicos humanos son el marco histórico de referencia sobre el que se analiza la parte ecológica de la interacción. Por ejemplo, el paso de una sociedad cazadora-recolectora a una agrícola-ganadera supuso la convivencia estrecha con animales. Algunos de sus parásitos nos invadieron y con el tiempo se adaptaron a nuestro cuerpo, un ecosistema con muchas ventajas para ellos. Actualmente, el ser humano continúa transformando el medio ambiente, lo cual pone en contacto la fauna salvaje con la doméstica y los humanos, y permite saltos de los parásitos de unas especies a otras. Entre estos dos hechos similares y separados cronológicamente, el autor describe un abanico de casos curiosos y singulares.
Respecto a la parte evolutiva de la interacción, el autor reivindica el papel de los parásitos como factor evolutivo que modula las poblaciones humanas, además de establecer una carrera adaptativa con el sistema inmunitario, para ver quién engaña a quien a partir de modificaciones en el ADN que confieren algún tipo de ventaja funcional o reproductiva. Entre los casos explicados en el libro, destaca el de las variantes estacionales del virus de la gripe, la preocupante resistencia de las bacterias a los antibióticos, y el de la malaria y anemia falciforme.
Aivelo revela un sentido crítico al señalar puntos débiles de la teoría evolutiva a partir de observaciones experimentales, así como una sencilla y clara pedagogía en la que combina el concepto con el ejemplo. El libro resulta especialmente recomendable para reforzar, actualizar y ampliar la visión y comprensión de la enfermedad contagiosa. De momento, nos preparamos para la siguiente.