Patocenosis

Enfermera pasa consulta durante el covid

Había leído varios trabajos de Mirko Grmek sobre epistemología e incluso intercambié separatas con él antes de encontrarlo por primera vez en 1993 en la Maison Française de Oxford. Nos reunió un seminario organizado por mi mentor, Alistair Crombie, sobre ecología histórica de la ciencia y la tecnología, un concepto que Crombie había inventado y que sirvió a Grmek –entonces investigador en la École Pratique des Hautes Études en París– para realizar un análisis crítico de la historiografía sobre las enfermedades en la antigüedad y proponer un nuevo concepto: el de patocenosis. Su reflexión era más que oportuna, en unos años en los que el estallido de la epidemia global de sida había trastornado conceptos, esquemas y perspectivas de la historiografía sobre la enfermedad. Aquel fue seguramente el simposio más productivo desde el punto de vista conceptual de todos a los que he asistido nunca.

Sin embargo, Grmek no habló del sida, sino de las enfermedades infecciosas en la Grecia antigua (y también razonamos mucho sobre la situación que por entonces estaba sufriendo su querida Croacia en el contexto de la guerra de los Balcanes).

Desde sus orígenes hasta finales del siglo XIX, el nuevo paradigma microbiológico explicaba que las infecciones son consecuencia de la transmisión o contagio de microorganismos vivos. La lógica reduccionista conducía a un objetivo contundente: erradicar los patógenos, es decir, exterminar o matar a los gérmenes que provocan las infecciones. Sin embargo, hoy sabemos que la estrategia de erradicación y exterminio de virus y bacterias es quimérica, absurda y errónea, a pesar del éxito inicial de antibióticos, sueros y vacunas, que llevó durante los años optimistas de la Guerra Fría a vaticinar que el exterminio de microbios pondría fin a las infecciones humanas. Ese optimismo terapéutico estalló con la globalización y la explosión demográfica. El primer aviso fue el sida, pero después estalló el Ébola y otras epidemias víricas, y al empezar el siglo XXI, las pandemias de coronavirus. Es una evidencia histórica de que las grandes epidemias han influido de forma sustancial en los procesos de cambio social.

El tiempo ha demostrado que la naturaleza siempre es más poderosa que la tecnología, y hoy sabemos que exterminar a un ser vivo rompe equilibrios naturales muy complejos.

Cuando en 1993 Mirko Grmek propuso el concepto de patocenosis, quería indicar que cada enfermedad no es un ente aislado, sino que forma parte del sistema dinámico de enfermedades que afectan a una sociedad en cada momento. La patocenosis es un concepto que quiere representar al conjunto de enfermedades presentes en una población en un período dado y en una sociedad determinada. Por lo tanto, abarca un complejo número de enfermedades, variable tanto cuantitativa como cualitativamente, en el que la frecuencia de cada enfermedad depende de otras enfermedades y de factores humanos y ambientales. Según Grmek, la patocenosis de cada contexto tiende al equilibrio y está regulada por las interacciones entre enfermedades que pueden potenciarse entre sí (simbiosis), que pueden ser antagónicas o también indiferentes. Si llevamos el concepto a nuestro tiempo y miramos la tragedia provocada por la epidemia de covid, seguramente ensancharemos la mirada y la comprensión de un fenómeno que va más allá de la capacidad patogenética y mutadora del microbio. La idea de patocenosis nos ayuda a integrar las interacciones entre los humanos y la naturaleza como factor de salud y enfermedad.

© Mètode 2023 - 117. El legado de los dinosaurios - Volumen 2 (2023)
Catedrático de Historia de la Ciencia de la Universitat de València.