Ciencia y nazismo
La inconfesa colaboración de los científicos con el nacionalsocialismo
Muy a menudo se trivializa el nazismo como un movimiento dirigido por un puñado de iluminados y desequilibrados. A esto han contribuido de manera muy notoria películas y series de televisión (cuando no cómics o videojuegos), donde se ha mostrado el nacionalsocialismo como un grupo de perturbados, a punto del histrionismo más disparatado. No obstante, el revisionismo historiográfico de los últimos años ha evidenciado cómo detrás de este se encontraba el mundo universitario alemán (y austriaco), y cómo bajo la aparente arbitrariedad con la que se conducían las acciones existían unos fundamentos de carácter filosófico y científico de primera magnitud. Conceptos como Lebensraum (“espacio vital”), Weltanschauung (“cosmovisión”), Entartung (“degradación”) o Heimat (“identidad”) fueron profusamente trabajados por la academia alemana, con el objetivo de crear un corpus teórico, sólido y aparentemente científico, que legitimara la política nazi.
En este monográfico «Ciencia y nazismo» se ha buscado precisamente mostrar este nivel de implicación del mundo universitario germánico con los postulados nazis. De la lectura de los artículos se deduce como científicos de gran renombre participaron en las políticas del Tercer Reich, plenamente integrados en el ideario nazi, que significaron la muerte y desplazamiento de millones de personas. Esta participación activa, en muchas ocasiones incluso entusiasta, debe motivar una reflexión de mayor profundidad respecto a cómo es que mentes formadas, y de un excepcional valor científico, fueron abducidas por los postulados del nazismo. Unos hechos que nos tendrían que poner en alerta frente al resurgimiento de movimientos totalitarios y ultraderechistas en el mundo y así redoblar esfuerzos para combatirlos desde el primer momento.