El repoblamiento del Pirineo catalán: ¿deseo o realidad?

Repopulating the Catalan Pyrenees: A wish or reality? Recent years have seen a slowing down in the recessive trend of the population in the Catalan Pyrenees. Villages which have been on the point of becoming empty or have actually been deserted have been saved by neo-rural inhabitants, who are attracted to the way of life in these spots. For instance the cases of Ossera, Farrera and Bor, places where different incentives have been put into practice in order to maintain the number of inhabitants. An example of these initiatives are: the craft industry of dairy products made with cow’s milk; the retail of herbs, preserves and mushrooms or edible fungi; the production of hand-made goat’s cheese; or art and nature centres.

En el Pirineo catalán, desde la segunda mitad del siglo XIX, se ha dado un proceso de emigración progresiva. Primero, se marcharon los hijos y las hijas segundones y únicamente quedaron los herederos y las pubilles (herederas) con sus padres y padrins (abuelos). Más adelante, empezaron a cerrarse algunas casas y, finalmente, más de doscientos pueblos han sido abandonados. Todo ha sucedido en menos de cien años. El desarrollo industrial y el crecimiento de las ciudades de los valles de los ríos Llobregat y Ter, así como del área metropolitana de Barcelona, ha atraído a miles de pirenaicos a lo largo de los siglos XIX y XX. En un principio era un descenso distribuido homogéneamente para todas las aldeas, pueblos y villas, que iba vaciando las casas de los familiares sobrantes; pero más adelante afectó mucho más a los pueblos y aldeas de los valles menos accesibles y alejados de las vías de comunicación que seguían los principales ríos.

Tabla I. Las comarcas de montaña del Pirineo catalán. Evolución de la población absoluta entre 1860 y 2001 e índice comparativo tomando como base la población del año 1900.
Fuentes: Gran Enciclopèdia Catalana
Iglésias Fort, Josep (1960), El movimiento demográfico en Catalunya en los últimos cien años, Barcelona: Real Acadèmia de Ciències i Arts.
Le Recensement general de la population, 1954, 1968, 1991 y 1999, París: INSEE.
IDESCAT, Anuari Estadístic de Catalunya 1984 y 2001.

Las pautas demográficas del Pirineo catalán (figura 1), a pesar de las fronteras políticas, tienen un comportamiento similar en cualquier comarca. Los andorranos emigran a Barcelona o a Toulouse y los habitantes de L’Alta Cerdanya y de El Capcir lo hacen a Barcelona, Perpiñán o París. Este fenómeno incluso sucede antes en la parte del estado francés que en la española, porque dispone más pronto de infraestructuras modernas de comunicaciones que favorecen la emigración pirenaica. Podemos hablar de cinco tipos de fenómenos económicos y demográficos que explican la transformación del territorio en el Pirineo catalán durante los ciento cincuenta últimos años (tabla I y figuras 2 y 3):

a) La segunda mitad del siglo XIX es el período con un máximo de población en el Pirineo. La mayor parte de gente vive en régimen de economía de autosubsistencia, agraria y artesana.

b) La población que se queda transforma las actividades agrarias y comercializa más su producción, generando industria de elaboración con más valor añadido.

c) La industrialización en varias formas (colonias industriales del textil y la metalurgia, minería, energía eléctrica y transformación de productos agrarios y forestales) facilita un crecimiento de la población de algunas comarcas por encima del techo que permiten las actividades agrarias comerciales.

d) La consolidación de las villas mercado como centros funcionales y la localización preferente de la población y la actividad económica junto a las grandes vías de comunicación genera muchos puestos de trabajo en el sector servicios

e) La vuelta a la montaña desde varias formas de actuación (turismo, neorrurales, nuevas localizaciones de actividades, reorientación de actividades tradicionales y protección de espacios naturales) permite un ligero aumento de la población, desigual en el territorio, durante los últimos veinte años.

Figura I. Gráfico de localización de las comarcas del ámbito de estudio: en amarillo las comarcas del Alto Pirineo; en verde el resto de las comarcas de montaña. Falta la localización de las comarcas de Cataluña Norte y Andorra, que se encuentran, respectivamente, al norte de El Ripollès y al norte de L’Alt Urgell.

Actualmente, en áreas con mucha movilidad de población, pendular o estacional, se habla más de los habitantes/día que de la población censada. En algunas comarcas del Pirineo como L’Alt Urgell, si la población censada el año 1991 era de 19.010 h., la media habitantes/día era de 23.028, que en los días laborables bajaba a 21.825 y en los festivos subía a 26.005. Se trata de un hecho mucho más acentuado en comarcas como el Valle de Arán, donde las cifras eran de 6.184, 20.689, 17.858 y 27.700 h. respectivamente, o La Baixa Cerdanya, con cifras de 12.396, 24.772, 21.317 y 33.329 h., respectivamente. Este fenómeno, entre otros, permite hablar justificadamente de la “repoblación del Pirineo catalán”, puesto que este incremento de la población/tiempo es cada vez más evidente.

La industrialización de una parte del Pirineo catalán ha constituido un fenómeno de gran importancia que ha permitido una ocupación más intensa del territorio, como en El Berguedà, La Garrotxa o El Ripollès (tabla I), pero estas comarcas son las que han sufrido más a partir de la crisis económica del año 1975. Aun así, la reconversión del sector servicios y de otras ramas de la industria ha permitido una cierta recuperación de la población, aunque con una estructura económica mucho más diversificada y de acuerdo con redes formales e informales entre estas empresas y la sociedad civil.

Figura 2. Evolución de la población en las comarcas del Alto Pirineo (1860-2001), a partir de los datos de la tabla I.

Figura 3. Evolución comparativa entre los tres ámbitos analizados (excluyendo Andorra), a partir de los datos de la tabla I.

El nuevo modelo territorial, tal y como podemos ver en las figuras 4a y 4b, comparando los años 1887 y 1981 para las comarcas de L’Alt Urgell y La Baixa Cerdanya, muestra la consolidación de una estructura de asentamientos donde las grandes villas mercado y los pueblos a lo largo de los principales ríos y vías de comunicación son el elemento básico y más numeroso en detrimento de los pequeños pueblos y la población dispersa. Pero el fenómeno más importante es el regreso de la población a muchos pueblos y ciudades de las comarcas de montaña. A primera vista, se puede ver en la tabla I que, de acuerdo con el índice 1900=100, casi todas las comarcas muestran una recuperación en el censo de 2001 en relación al del año 1991 (figura 2).

Figuras 4a y 4b: Figuras 4a y 4b. Distribución de la población en La Cerdanya y L’Alt Urgell para los años 1887 y 1981 respectivamente.

Figuras 4a y 4b: Distribució de la població a la Cerdanya i l’Alt Urgell per als anys 1887 i 1981 respectivament.

Pero no hay un comportamiento homogéneo en todo el territorio, tal y como ha sucedido en la transformación de la actividad agraria. Las explotaciones agrarias más comerciales se han beneficiado de la fertilidad de los suelos del fondo de los valles, la posibilidad de regadío. El incremento de las actividades turísticas ha significado una expansión de las segundas residencias así como de los centros de esquí, tanto alpinos como nórdicos, hoteles y otras formas de ocio. Esta actividad ha comportado un fuerte crecimiento del sector de la construcción en las comarcas de montaña. Josep Oliver (Caixa de Catalunya, 1995) nos dice que en el PIB de 1994 para el conjunto de Cataluña, dicho sector representaba un 7,3%, mientras que en las comarcas de montaña oscilaba entre el 17,8% de la Cerdanya o el 17% del Valle de Arán y el 12,9% de L’Alt Urgell; pero en las de vieja industrialización era únicamente entre un 6,3% de El Ripollès y el 9,6% de El Berguedà, muy parecido a la media de Cataluña.

Con todo, lo más remarcable en el Pirineo catalán es el proceso, iniciado tímidamente hace casi 25 años, de recuperación cualitativa de actividades: tanto desde el fenómeno denominado “neorrural”, como la artesanía o las actividades agrícolas y ganaderas relacionadas con formas de producción más ecológicas, como en las actividades más industrializadas. En parte, es el resultado de movimientos ideológicos, pero también de una redistribución gradual de la población en el territorio y, muy especialmente, en las áreas con más atracción del medio como puede ser el Pirineo. El turismo rural más ligado a la naturaleza, y como complemento de la actividad agraria, también ha sido determinante, puesto que en la actualidad hay más de 170 casas rurales en el Pirineo catalán. Las formas de repoblación del territorio de montaña son muy variadas y tienen en común que nunca es una única alternativa, sino la conjunción de varias actividades y procesos. En este sentido, nos parece de interés plantear tres experiencias tipificadas que, aún así, no son las únicas, puesto que podríamos hablar de casos similares en medio centenar de lugares en el Pirineo catalán.

Ossera

El pueblo de Ossera, en el municipio de La Vansa-Fórnols, que, junto con el de Josa-Tuixent y el pueblo de Montan de Tost, constituye un valle con entidad propia, tenía 107 habitantes el año 1950 y todo el valle del río La Vansa, 1.096 h. para una extensión de 190,6 km2. El año 1981, en Ossera únicamente había 18 personas, y en el conjunto del valle, 360. La población del valle había disminuido a una tercera parte, pero la de Ossera, a menos de una quinta parte. En cambio, en la comarca de L’Alt Urgell únicamente se había reducido un 12%. El caso de Ossera sería, por lo tanto, el de un pueblo que cerrar. A principios de la década de 1980-89 hay un grupo de personas de diversa procedencia urbana, “neorrurales”, que deciden establecerse en el pueblo. Algunos de ellos tienen hijos pequeños y pretenden desarrollar actividades artesanales. La población autóctona, de 18 personas y de cierta edad, preparaba ya su traslado a La Seu d’Urgell, pero hicieron un replanteamiento viendo que en el pueblo volvía a vivir gente joven, se volvía a organizar la fiesta mayor y, si era necesario, habría alguien que podía llevarlos en coche los 60 km hasta el hospital. El año 1991 viven 31 personas en Ossera y 35 el 2001.

«Ossera, Farrera de Pallars y Bor son tres experiencias tipificadas donde se ha conseguido evita la despoblación»

Este aumento de la población es muy importante, más por el cambio cualitativo que por la cantidad. En una área de montaña, el establecimiento permanente de población en edad productiva y con niños tiene un efecto multiplicador, como es la permanencia de la escuela y la dinámica productiva y comercial. Las actividades de los neorrurales han permitido un crecimiento pequeño pero sostenido. De las diversas experiencias, hace falta destacar el queso artesano de cabra, con más de veinte años de producción con un alto reconocimiento en toda Cataluña, recogida y comercialización de hierbas medicinales, artesanía de muebles de madera y piedra, agricultura y horno de pan con cereales biológicos, así como el complemento que representa hacer de monitores en las estaciones de esquí de fondo en invierno –hay cuatro a distancias entre los 15 y los 75 km–, o haciendo el transporte de niños y niñas de todo el valle a la escuela de Tuixent.

Farrera de Pallars

En el caso del pueblo de Farrera de Pallars, en una área de alta montaña de la comarca de El Pallars Sobirà, la población del municipio tuvo un máximo de más de 600 habitantes el año 1860, con una disminución parecida a la de la comarca hasta el año 1950, 335 h., y el año 1981 con 72 h. En 1996 ya eran 81 h. y en el 2001 aumenta casi a un centenar de habitantes (IDESCAT, 2002). El municipio de Farrera de Pallars está situado en la parte superior de la coma de Burg e incluye siete pueblos y aldeas, aunque nosotros nos centraremos en el pueblo de Farrera. Éste, que estaba a punto de despoblarse en 1980, cuando sólo había cuatro casas abiertas, recibió un neorrural irlandés que se instaló allí. Después vinieron otros neorrurales, pero lo que marca la diferencia es la creación del Centre d’Art i Natura, como fundación con subvenciones europeas y autonómicas. En el pueblo se han instalado seis grupos de neorrurales, unas 20 personas, y hay una sola casa abierta de los habitantes originarios.

El Centre d’Art i Natura de Farrera de Pallars (CAN) gestiona un conjunto de casas deshabitadas para alojamiento y talleres. Tiene dos objetivos básicos: acoger artistas de todo tipo que reciben becas europeas o autonómicas por pasar estancias de tres meses, y acoger académicos que hacen investigación o grupos de estudiantes haciendo trabajo de campo en el marco de un convenio entre el Ayuntamiento de Farrera de Pallars y la Universitat Autònoma de Barcelona. Cada artista deja una de sus obras (pintura, fotografía, partitura, etc.) y la universidad deja en depósito material científico y mobiliario para favorecer las prestaciones del centro. Recientemente, el primer neorrural ha decidido promover una residencia de acogida complementaria a la del CAN, sin relacionarse con artistas o académicos necesariamente.

Otro ejemplo: Bor

En el caso del pueblo de Bor, en el municipio de Bellver, la situación de partida es muy diferente, puesto que la comarca de la Cerdanya ha tenido un crecimiento turístico espectacular y la población ha aumentado en relación a los establecimientos hoteleros, de restauración y comercio, así como la construcción y las actividades de ocio, tanto de invierno como de verano. La población ha aumentado un 17% en los últimos veinte años, más o menos como el conjunto de la comarca, rompiendo un proceso de bajada del período 1950-80. Pero lo más destacable es la recuperación de la actividad agraria en una zona, a una hora y media del área metropolitana de Barcelona a través del túnel del Cadí, donde la presión sobre el uso del suelo es impresionante. En los últimos 15 o 20 años se han desarrollado varias experiencias que, globalmente, han potenciado la diversificación productiva frente a una excesiva especialización turística.

Explotación ganadera de cabras en el pueblo de Ossera (comarca de L’Alt Urgell), creada y gestionada por población neorrural.

De las diversas experiencias querríamos destacar tres: la elaboración artesana de derivados de la leche de vaca; la recogida, elaboración y comercialización de hierbas, confituras, setas y otros productos del campo, que pueden encontrarse en las cercanas villas mercado (Bellver, La Seu, Puigcerdà) y también en Barcelona; y una experiencia más general de reducción de costes en la producción de leche de vaca. El queso artesano lo elabora una familia payesa y, tal y como sucedía con el queso en Ossera, no puede satisfacer toda la demanda y el problema es cómo aumentar la producción sin dejar de ser artesanos familiares. El grupo de hierbas y otros productos del campo también es una estructura familiar de hermanos, parejas, algún hijo y dos asalariados. Combinan la actividad con un restaurante local y un servicio de guías de naturaleza.

Estos tres pueblos son una muestra cualitativa de lo que sucede en muchos otros lugares del Pirineo. A parte de las tendencias generales del turismo en todas sus formas, hay posibilidades de repoblación y de mantener unos umbrales de población en pueblos más alejados de las villas mercado y de las principales vías de comunicación. Esta es la única garantía para hacer sostenibles las áreas de montaña del Pirineo. El paisaje de estos pueblos permite combinar la recuperación de parte de los campos y prados así como del hábitat y los caminos, siempre que se introduzcan nuevas actividades innovadoras que atraigan nueva población o ayuden a mantener la que ya está allí. Hace falta un mínimo de población, aunque el objetivo no es llegar a niveles de poblamiento de principios de siglo. Este mínimo debe ser operativo, y es difícil delimitarlo, aunque sí que tiene que ser posible generar sinergias entre la población del lugar y el valle al que pertenece. Tiene que poder desarrollarse una pluriactividad, así como nuevas experiencias, tal y como sucede en el ejemplo de los tres pueblos explicados. Muy especialmente, deben asegurarse los servicios básicos para la población del valle donde radican estos lugares.

REFERENCIAS Ganyet, R. i A.F. Tulla [coordinadors], 1993.  MAB-6 Alt Pirineu. Urgellet-Baridà. Síntesis del Programa. MOPT, Madrid. IDESCAT, 2002. Cens de la població de 2001. Generalitat de Catalunya, Barcelona. López Palomeque, F., Felip Fillat, R. A., Tulla Pujol, A. F. i J. M. Soriano López, 1996.  Revitalització de pobles deshabitats del Pirineu. Departament de Política Territorial i Obres Públiques, Generalitat de Catalunya. Barcelona. Nel·lo, O. [coordinador], 1999. Quin futur per al Pirineu? Bases per al Pla estratègic de l’Alt Pirineu. Institut d’Estudis Metropolitans. Barcelona. Tulla, A.F., 1984.  "L’avantatge comparatiu en àrees rurals de muntanya" .Recerques-16. Curial. Barcelona. Tulla, A.F., 1993. Procés de transformació agrària en àres de muntanya. Institut Cartogràfic de Catalunya. Barcelona. Tulla, A.F.: “La Cerdanya: dues realitats en un únic espai”. In Domingo, J. i L. Mallart [eds.], 1997: A l’entorn de la frontera. Oikos-Tau Vilassar de Mar.

© Mètode 2002 - 36. Paisajes del olvido - Disponible solo en versión digital. Invierno 2002/03

Profesor de Geografía Física, Departamento de Geografía de la Universitat Autònoma de Barcelona...

Profesor de Geografía Humana, Departamento de Geografía de la Universitat Autònoma de Barcelona.