La Bella Durmiente: un cuento de semillas

Un cuento de semillas

Igual que la protagonista del cuento de la Bella Durmiente, una semilla necesita un toque especial para despertar. Las hay que lo hacen después de 3.000 años, como explica David Attenborough en su libro La vida privada de las plantas. La semilla duerme y se desplaza para alcanzar el lugar ideal para empezar a crecer. Debe ser un lugar fino y suave y si es posible sin otras simientes: el lugar ideal tras un viaje a través del cielo, de los ríos o de los mares e incluso después de ser transportada en un estómago.

Utilizando coladores o cedazos, como en la imagen, separaremos la semilla del fruto. / © Gabinete de Didáctica del Jardí Botànic de la UV

Son organismos con vocación viajera, pero también buscan ayuda para hacer su viaje de manera económica y sostenible, con la ayuda de los elementos naturales como el aire, el agua o los animales, incluso pueden llegar al mar y atravesar el Atlántico con las corrientes marinas. Como la Entada gigas, la mayor legumbre del mundo, de 1,5 m, aunque la planta de la que procede es una pequeña enredadera africana, que vive cerca de los ríos y cuya semilla, al caer en el agua, es arrastrada por la corriente hasta el mar. O como los cocos, que flotando recorren las costas hasta que la arena los recoge y nace una nueva planta. El viento nos permite jugar con semillas voladoras, como el vilano, o la tipuana de los jardines, llamada también helicóptero.

«Las semillas son organismos con vocación viajera, pero también buscan ayuda para hacer su viaje económico y sostenible. Por eso se desplazan con la ayuda de los elementos naturales, como el aire, el agua o los animales»

Nuestra propuesta es elaborar un pequeña colección de semillas que servirá para empezar o renovar un jardín. Hay que tener en cuenta que las semillas germinan con la humedad, así pues, habrá que secarlas antes de guardarlas. También habrá que separar las semillas del fruto, una labor a veces bastante complicada que habrá que tener en cuenta antes de elegir los frutos. Es importante recordar que el fruto de algunas plantas, como las palmeras, es una drupa, difíciles de secar y de mantener sin que se echen a perder. Se pueden guardar semillas de las frutas más dulces, eso permite plantarlas para el año próximo y conseguir una fruta jugosa, como las semillas de melón, cerezas, albaricoques, melocotones, ciruelas, peras y una infinidad de posibilidades. De las plantas silvestres también podemos buscar las semillas, como las pequeñas legumbres de las labiadas o las espinas de las umbelíferas, como el anís.

La Entada gigas, la legumbre más grande del mundo (a la izquierda), se fragmenta en trozos en los que viajan las semillas (arriba), que son arrastradas por las corrientes de los ríos y transportadas hasta llegar al mar. / © Gabinete de Didáctica del Jardí Botànic de la UV

Actividad: Colección de semillas

Una colección de semillas de las plantas que hay que conservar se llama «banco de semillas», como la que hay en el Jardí Botànic de la Universitat de València y que podéis conocer mejor en la web del Jardí a través del apartado «colecciones» y «banco de germoplasma»: <http://www.jardibotanic.org/colbanc.php>.

Materiales:

—Semillas de frutos secos.
—Semillas de frutas carnosas.
—Bolsas de papel o tela.
—Bolsas de plástico o mallas de las que dan con los detergentes.
—Ficha de recolección.
 GPS para determinar dónde se recogieron las semillas.
—Cedazos o coladores.
—Tubos.
—Etiquetas.
—Silicagel.
—Cuaderno de recogida.

Procedimentp:

1. En el cuaderno de recogida se indicarán las datos referentes a:

  1. Lugar de recogida, si puedes con ayuda de GPS.
  2. Número de referencia, que será el mismo para almacenar la semilla.
  3. Nombre de la planta.
  4. Fecha de recolección.

2. Se puede recolectar el material de frutas o de plantas silvestres.

3. Dejaremos secar al aire las semillas de fruta más seca, en bolsas de tela o papel. En el caso de las frutas carnosas, lo haremos en bolsas de plástico abiertas y al aire. Puedes ayudarte de bolsas que quitan la humedad.

4. Separaremos la semilla del fruto con la ayuda de un mortero, o también con cedazos o coladores, procurando no romper la semilla.

5. Una vez separadas del fruto, se introducen en un tubo que etiquetaremos con el número correspondiente a las datos del cuaderno.

6. Guardaremos los tubos con las semillas. Para mantener mejor las condiciones de deshidratación, se puede poner una bolsa antihumedad (silicagel) de las que se utilizan para las cámaras de fotos, aparatos eléctricos, etc.

7. Plantaremos las semillas en la época adecuada y el ciclo volverá a empezar.

Guardaremos las semillas en tubos o botes, que deberán estar etiquetados según los datos que habremos anotado en el cuaderno de recogida, para poder identificar las semillas más tarde. / © Gabinete de Didáctica del Jardí Botànic de la UV

Si quieres saber más sobre la conservación de semillas puedes visitar la página de Ensconet y podrás viajar por un banco de semillas y conocer su importancia y la labor que allí se realiza.

Queremos agradecer al Banco de Semillas del Jardí Botànic de la Universitat de València su colaboración.

© Mètode 2009 - 63. Los miedos a la ciencia - Número 63. Otoño 2009

El Gabinet de Didàctica del Jardí Botànic de la Universitat de València el componen Mª José Carrau, Pepa Rey i Olga Ibáñez.