La literatura ha abordado de varias formas el concepto de muerte, desde las expresiones de dolor personal hasta las muestras culturales.
La revisión crítica del legado literario de Woolf nos permite acercarnos a la que quizá sea una de las figuraciones literarias más intensas alrededor de la enfermedad, de sus metáforas y, al mismo tiempo, a las representaciones, los eufemismos, silencios y monstruos, plasmados en las páginas de la vida y la singular voz de una escritora esencial.
La literatura ha sido, es y será un elemento nuclear en el estudio de las distintas formas de representación semiótica de la salud y de la enfermedad. Hay dos elementos esenciales para que esto sea así; en primer lugar, el hecho de que la actividad relacionada con la salud y la enfermedad, también en entornos profesionales, está atravesada continuamente por narraciones (a veces, en forma de informes o apuntes tomados al escuchar el relato del paciente); el segundo es que, ciertamente, el hecho de enfermar y el de sanar va asociado a circunstancias en ocasiones excepcionales y sugerentes para la creación.
La ciencia es la actividad humana adscrita a adquirir conocimientos a través de un método muy concreto, el científico, en el que el razonamiento lógico se pone al servicio de la evidencia empírica y observable.