Consumimos café, sobre todo, por la cafeína, un compuesto de sabor amargo que es un estimulante del sistema nervioso central. Una taza de café expreso contiene cerca de 100 mg y se ha comprobado que la ingesta de cafeína y glucosa favorece la atención, el aprendizaje y la consolidación de la memoria verbal.
El secreto que esconde la leche es que se trata de un alimento muy complejo, vivo, y con componentes de medida micro y nanométrica.
La manipulación de la microbiota intestinal puede tener un efecto beneficioso para la salud. El yogur sería un producto de este tipo, aunque las evidencias sobre los efectos son muy limitadas.
Hemos empleado levaduras y bacterias para desarrollar procesos biotecnológicos y producir no solo pan y vino, sino también cerveza, salsa de soja, queso, yogur, kimchi, choucroute...
En otoño, dos o tres semanas después de las primeras lluvias persistentes, uno de los bosques invisibles se hace visible cuanto nacen del suelo setas como níscalos, rebozuelos y boletos.
Son los componentes microestructurales los que hacen que un helado lácteo sea tan deseable: el hielo, las burbujas de aire, la grasa y la matriz viscosa.
Una diferencia fundamental entre las setas y las trufas es que, mientras que las primeras desarrollan los frutos por encima del suelo, las trufas los forman bajo sierra.
Las cerezas, las ciruelas, las melocotones, los albaricoques y las almendras son frutos de árboles del género Prunus. En particular, las cerezas son los frutos de Prunus avium, y existen unas 900 variedades en producción en todo el mundo.
A lo largo de la evolución, algunas plantas, como el ajo y la cebolla, han desarrollado diferentes mecanismos de protección frente a la acción de depredadores, insectos y microorganismos.
Hay factores que intervienen en nuestra percepción de los alimentos. En el caso del vino, primero tenemos el color.