Nuestra herencia genética
Gemma Marfany habló en La Nau sobre las nuevas aplicaciones genéticas y los retos éticos que plantean
Imagina que acudes al médico y te pide un análisis de sangre. Nada raro. Ahora imagina que, además, te pide un análisis genético porque necesita saber como reaccionarás a un medicamento en concreto antes de recetártelo. Es la medicina personalizada que quizás en un futuro próximo nos resulta tan familiar como los análisis de sangre ahora. Este es uno de los posibles escenarios que nos dibujan los avances en genética y sobre los que habló Gemma Marfany, profesora de Genética e investigadora de la Universidad de Barcelona, durante su conferencia en La Nau el pasado miércoles 22 de mayo. Una conferencia enmarcada dentro del ciclo «Los grandes retos de la ciencia», organizado por Mètode y la Escuela Europea de Pensamiento Lluís Vives con motivo de los 100 números de la revista.
Pero de la misma forma que la genética nos abre un mundo de posibilidades, también nos plantea muchos interrogantes. En los Estados Unidos, tal como explicó Marfany, ya se están utilizando los análisis genéticos para dibujar retratos robots de crminales a través de los restos en las escenas del crimen, así como inferencias genéticas para tratar de resolver casos a través del ADN de familiares. En este sentido, Marfany habló de la aparición de empresas en Internet que se ofrecen a encontrar familiares, elaborar tu genealogía o analizar tu disposición genética a sufrir determinadas enfermedades. «El problema de estas bases de datos es que son empresas privadas y responden a interesos privados», aseguró la profesora de genética. Marfany, miembro de diferentes comités de bioética como el Observatorio de Bioética y Derecho de la Universidad de Barcelona, subrayó la idea de que «el ADN es una herencia, un legado familiar y no lo podemos vender».
En contraposición a estas empresas privadas, hay otras iniciativas como el Proyecto 100.000 Genomas, puesto en marcha por el Servicio Nacional de Salud del Reino Unido. Este proyecto ha secuenciado el genoma de más de 85.000 personas que padecen una enfermedad rara o de sus familiares, así como de pacientes con cáncer u otro tipo de enfermedades, y que han donado su ADN de forma voluntaria con fines de investigación médica. «De esta manera, si estás investigando por ejemplo la diabetes en el Reino Unido, y es una investigación sin ánimo de lucro, puedes acceder los datos de estos pacientes», explicó Marfany, que se mostró partidaria de este modelo público de bases de datos genéticos.
La revolución CRISPR
El desarrollo de las técnicas de edición génica CRISPR, gracias a las investigaciones realizadas por el profesor Francis Mojica en la Universidad de Alicante, han supuesto una gran revolución dentro del mundo de la genética. Para la profesora Marfany, esta nueva herramienta «es muy poderosa, aunque todavía tiene puntos débiles». La investigadora señaló que se necesita prudencia antes de aplicarla en humanos y se mostró muy crítica con el uso de CRISPR por el investigador He Jiankui para modificar genéticamente a dos gemelas. «Estamos modificando el genoma humano de generaciones futuras. Tenemos que saber muy bien qué hacemos», explicó Marfany, que quiso diferencias también cuando las modificaciones genéticas se realizan en células somáticas (y por tanto las mutaciones no se transmiten a la descendencia) o en células germinales (sí que se transmiten).
Estas nuevas herramientas de edición genética pueden ser la respuesta a muchas enfermedades raras o determinados tipos de cáncer, pero, según la investigadora y divulgadora científica, nos obligan también a preguntarnos cómo debemos regularlas y para qué queremos aplicarlas. En este sentido, la aceptación de estas técnicas, y también su regulación, varían mucho en función del país. Por tanto, es urgente preguntarnos por qué queremos utilizarlas y cómo. ¿Queremos únicamente un uso terapéutico o también aplicarlo para «mejorar» a los seres humanos? ¿Qué quiere decir «mejorar»? Son algunas de las preguntas que Gemma Marfany lanzó y dejó abiertas, porque tal como ella señaló, «solo una sociedad informada está empoderada para decidir». Y teniendo en cuenta que nuestro ADN es nuestro legado para las generaciones futuras, quizás es urgente comenzar este debate.
La conferencia de Gemma Marfany está enmarcada dentro del ciclo «Los grandes retos de la ciencia», organizado con motivo de los 100 números de Mètode, en colaboración con la Escola Europea de Pensament Lluís Vives. La próxima conferencia tendrá lugar el próximo 5 de junio, a las 19:00 horas en el Centre Cultural La Nau, y será a cargo de Xurxo Mariño.