Textos valencianos sobre la seda

El Thesaurus Puerilis de Onofre Pou, publicado en Valencia en 1575, incluye el apartado «Història dels cucs i robes de seda», inspirado en el poema del siglo XVI titulado «De Bombyce» del italiano Marco Girolamo Vida, que fue durante cerca de tres siglos un código para la crianza de la seda para todos los sederos. Gregorio Mayans fue un firme defensor de la cultura de la seda: «Uno de los frutos naturales que, según la economía de la Divina Providencia, tocó al reino de Valencia, es la cría de los gusanos de la seda», sentenció. Para acercarnos al paisaje del siglo son útiles las detalladas descripciones que el botánico Antonio José de Cavanilles hizo, en sus Observaciones, de las plantaciones de moreras en los campos valencianos y los procesos para la manufactura de la seda. Desde el punto de vista de la técnica de hilar y torcer la seda, es muy interesante el manual de Josep Lapayese, Tratado del arte de hilar, devanar, doblar y torcer la seda, publicado en Valencia en 1784. El célebre industrial textil Joaquim Fos publicó en 1790 la Instrucción metódica sobre los muarés, donde detalla el perfeccionamiento de estos tejidos de seda. Entre nuestros botánicos, destaca Simón de Rojas Clemente, el cual anota en 1826 datos de Titaguas referidos a diferentes aspectos de la cosecha de la seda, de indudable interés lingüístico, natural y antropológico (clases de morera, de gusanos y capullos, datos de avivamiento y de hilatura, etc.). En el siglo XIX abundan los tratados de sericicultura, entre los que es muy riguroso y avanzado el que publicó en 1840 el introductor de la primera máquina de vapor de Valencia en 1837, Santiago Dupuy, Apuntes sobre la industria de la seda y cría del gusano que la produce. Una obra de la que deriva un romance popular que pretende divulgar las nuevas prácticas sericícolas: Raonament de profit per a la cullita de la seda entre dos llauradors de l’horta de València. Su hijo Enric Dupuy redacta unas crónicas desde Yokohama en 1874 donde describe el procedimiento japonés para criar gusanos que, por su tono exótico y novelesco, no desmerece el cautivador relato de Alessandro Baricco, Seda. Son muy interesantes las memorias de investigación dirigidas a la Real Sociedad Económica de Amigos del País durante todo el siglo XIX, de las que es un ejemplo la redactada por el presbítero de Carcaixent Salvador Bodí, en 1854, sobre la epidemia de pebrina: Investigaciones sobre la pérdida de la cosecha de la seda en la provincia de Valencia. La literatura valenciana de este tiempo recoge escenas de personajes populares trabajando la seda. Los poetas del Renacimiento reivindican la filanera como modelo de mujer. Destaca el largo poema narrativo de Constantí Llombart La cullita de la seda (1891), que relata los avatares de una familia labradora que ve truncados todos sus esfuerzos de una cosecha atacada por la pebrina.

© Mètode 2006 - 50. Una historia de violencia - Disponible solo en versión digital. Verano 2006

Profesor del departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura. Universitat de València.