De los 21.000 genes que los seres humanos tenemos en nuestro genoma, compartimos un porcentaje muy elevado con otros organismos como, por ejemplo, ratas o moscas. Solo un número reducido de genes explica la distancia que hay entre nosotros como humanos y el resto de seres. En este libro, David Bueno, biólogo, investigador y profesor de la Universidad de Barcelona, recoge los cien genes que explican por qué somos «humanos».
El libro está estructurado en cien capítulos de dos páginas, uno por cada gen. Al principio de cada uno, hay una ficha con los aspectos técnicos (nombre y localización del gen dentro del genoma, número de aminoácidos que forman la proteína codificada por el gen y también genes vecinos), seguida por un texto explicativo de la función del gen correspondiente: el tipo de proteína que codifica y su función, interacciones, y si presenta variantes génicas. Los cien genes están agrupados en tres bloques: los relacionados con la formación del cuerpo y del cerebro, los relacionados con el funcionamiento del cuerpo y del cerebro y, por último, los asociados a rasgos del comportamiento humano.
Leyendo con detenimiento cada uno de los genes puede entenderse la importancia de rasgos que marcan nuestro día a día, y que están condicionados por los genes. Desde el olor de las personas, que depende del estado de ánimo y es un mecanismo de comunicación, hasta el color de la piel. Es muy interesante cómo el autor nos explica el efecto de los genes sobre la relación entre las conexiones neuronales y el funcionamiento de los neurotransmisores, que pueden conducirnos hacia el aprendizaje y la adquisición de nuevas habilidades, pero también sumergirnos en enfermedades como la esquizofrenia. O cómo nos habla de las diferencias entre cerebros femeninos y masculinos, que las hay, pero no relacionadas con la inteligencia. Es muy interesante la regulación de la producción hormonal, que controla desde los caracteres sexuales hasta la lactancia o el instinto maternal y paternal. Y una mención especial merecen los capítulos que tratan sobre esas moléculas producidas por los genes con la función de degradar otras moléculas, o de activar y desactivar otros genes. En definitiva, que hacen todo un trabajo de regulación en equipo para intentar garantizar que la persona sea eso: persona. Cabe señalar también la explicación de cómo los genes condicionan la reacción de nuestro cerebro a sustancias que producen adicción como la nicotina, el alcohol o el cannabis, lo cual explica por qué cuesta tanto desengancharse y cómo las personas presentan tolerancias diferentes.
Así, el libro hace un viaje fascinante y estimulante por los cien genes y sus manifestaciones en nuestro cuerpo. Me quedo con un gen de 548 nucleótidos localizado en el cromosoma 20. Codifica para una proteína inactiva de 125 aminoácidos que, mediante la acción de dos enzimas, da lugar a la oxitocina funcional y la neurofisina 1: la oxitocina es la hormona social, por tanto, humanidad al 100%. Cultura, curiosidad, amor romántico, creatividad, lenguaje, hablar, tomar decisiones con libertad y conciencia… Características que nos hacen humanos y que llevamos escritas en un número reducido de nuestros genes.