Cartas a un botánico, de Jesús Catalá, Laura Gavioli y Neus Ibáñez
Historia natural, farmacia y sociabilidad científica en la correspondencia de Carlos Pau
Uno de los proyectos más grandes llevados a cabo en la historia de la ciencia ha sido la edición de la correspondencia de Charles Darwin. A lo largo de medio siglo se han publicado y digitalizado 15.000 cartas, lo que constituye una herramienta muy importante en las investigaciones alrededor de Darwin y la teoría de la evolución.
Cartas a un botánico presenta un proyecto más modesto, pero no menor: la catalogación y digitalización de la correspondencia del botánico hispánico más importante de finales del siglo xix y primer tercio del siglo xx, Carlos Pau Español, que se conserva en el Instituto Botánico de Barcelona (IBB). El alcance de este trabajo ha sido muy importante, ya que se han tenido que digitalizar y catalogar cerca de 11.500 imágenes, que corresponden a más de 3.100 cartas y un millar de otros documentos.
Entenderemos mejor la gran importancia de esta correspondencia si pensamos en las circunstancias de la vida de Pau. Siendo un gran botánico, no trabajó en ninguna institución académica, sino que lo hizo en la rebotica de su farmacia en Segorbe, un pueblo agrícola de unos siete mil habitantes situado en el interior de la provincia de Castellón. Desde allí, y a través de la correspondencia, ejerció su tarea de magisterio de muchos diversos personajes, desde catedráticos y colegas farmacéuticos, a estudiantes y recolectores. También encontramos una destacada presencia de cartas procedentes de países como Francia, Marruecos o Alemania, entre otros, muestra de que su influencia fue más allá de la península ibérica, hasta convertirlo en un importante referente de la botánica del Mediterráneo occidental.
Esta interesante obra ha sido coordinada por el profesor de la Universidad de Alcalá Jesús I. Catalá, la documentalista del herbario del IBB Laura Gavioli, y la conservadora del IBB Neus Ibáñez, los tres con una destacada trayectoria en diferentes ámbitos de la historia de la ciencia. Incluye, además, una serie de aportaciones que nos dan una idea de las grandes posibilidades que ofrece a los historiadores esta nueva e importante tarea de investigación.
En los dos primeros capítulos escritos por Ibáñez y Gavioli, se exponen diferentes aspectos técnicos del proyecto, datos estadísticos de la correspondencia, y se aclaran aspectos sobre el carteo entre Pau y Pius Font Quer. En los siguientes capítulos, José María de Jaime explica el papel de la farmacia en la correspondencia; Ángel Manuel Hernández sigue la gestación de la Flora de Catalunya de Joan Cadevall; Fernando Fernández-Gómez i Antonio González Bueno exploran las cartas con Josep Cuatrecasas; Gonzalo Mateo analiza la relación entre el hermano Sennen y Pau, y Josep Maria Camarasa estudia las cartas entre Pau y Carl Faust. En el último capítulo, Catalá lleva a cabo una interesante y sugestiva aproximación que abre la puerta a diferentes aspectos que se podrán investigar a través de esta correspondencia. Por último, cabe destacar la inclusión de los índices onomástico, geográfico y de materias, que desgraciadamente ya no aparecen en algunos libros publicados recientemente.