La capsa de Dillenius, por Josep Cuello Subirana. Editorial Sonberg (Barcelona, 2020), 15 × 23 cm, 639 páginas.
Estamos tan llenos de noticias de última hora, que lo que pasó ayer ya es antiguo. Vivimos una época de cambios sociales acelerada como nunca se había visto. Empezó con la globalización, que nos permite situarnos en la otra punta del mundo en un día. Después, internet hizo posible contactar con quién sea del planeta al instante, y solo faltaban las redes sociales para compartirlo todo y poder «vivir» lo que pasa en cualquier sitio en tiempo real.
Creo que el cambio de milenio ha sido muy oportuno. Realmente hemos empezado una nueva era de la humanidad. Lejos quedan los tiempos en los que, si querías saber cómo era un árbol del Amazonas o estudiar las aves de las Galápagos, te tenías que embarcar y hacer un viaje de unos cuantos años. Pues bien, el libro que comentamos trata de esa época.
Es una novela, pero basada en hechos históricos. El protagonista, Joan Isern Batlló i Carrera (1821-1866), es un personaje muy real: el botánico principal del grupo de naturalistas que la reina Isabel II envió al continente americano a bordo de una escuadra en una misión neocolonial, la más importante de todo su reinado. Así, Isern pudo prospectar Brasil, Uruguay, Argentina, Chile, Bolivia, Perú y Ecuador. Después siguió por su cuenta visitando otros lugares, como por ejemplo Cuba.
El autor, Josep Cuello, es lo que se llama una «rata de biblioteca», en el mejor sentido de la expresión. En efecto, se ha documentado mucho en las entidades de Madrid y Barcelona que conservan libros, trabajos, artículos y cartas, y gracias a eso ha podido describir perfectamente el entorno social e hilvanar una trama bastante complicada estableciendo vínculos no identificados hasta ahora porque estaban «escondidos» en los archivos… esperando que alguien tuviera tiempo para descubrirlos. El tiempo, un valor preciado que hoy nadie tiene, es lo que el autor ha empleado con creces para poder escribir un cuento entretenido con un lenguaje asequible. Y es que no se trata del primer libro que hace… ya lleva escritos una docena larga, algunos de ellos analizados en esta columna, como por ejemplo Els noms dels bolets (2007) o Qui és més bèstia (2014). Y eso se nota. Sabe cómo conseguir un producto redondo a base de corregir y recorregir el texto.
¡Ey! No es un libro de bolsillo para pulirse en una tarde de lluvia. Es un buen «librote» para leerse con calma, poco a poco, e ir asimilando la inmensa cantidad de información que proporciona. En definitiva, a pesar de no ser una obra dirigida al gran público, es de lectura fácil y muy recomendable para todo el mundo que quiera saber más sobre una de las épocas gloriosas de nuestros naturalistas, y lo haréis viviendo de primera mano la expedición de la Comisión Científica del Pacífico a través de las aventuras y desventuras del Sr. Isern.
