Helgoland, de Carlo Rovelli

Una mirada a la física cuántica y a la realidad

Helgoland
Carlo Rovelli
Traducción de Pilar González Rodríguez. Anagrama. Barcelona, 2022. 216 páginas.

Surgida hace ya un siglo, la teoría cuántica explica y predice con éxito todo tipo de fenómenos a escala atómica y subatómica, forma parte del currículum universitario desde hace decenios y fundamenta buena parte de la tecnología que usamos. La existencia de varias interpretaciones sobre lo que sucede en ámbito cuántico –algunas pintorescas– y una divulgación que a menudo exalta su carácter extraño y misterioso, contribuyen, quizá, a cierta confusión y a un imaginario de lo cuántico que es terreno fértil para la charlatanería. Basta entrar en una librería: falsas medicinas y terapias, psicología, holística; incluso… el marketing de detergentes. En este estado de cosas, Rovelli se propone acercar al gran público su interpretación personal de la física cuántica, haciendo «el balance del punto en que creo que se encuentra ahora la discusión y en qué dirección nos lleva». Su estilo interdisciplinar y humanista –propio de quien frecuentó un Liceo classico, las metáforas constantes y la expresión de la emoción y la cercanía, destacan en un panorama poblado por ensayos en inglés de corte anglosajón.

La primera parte presenta la gestación de la teoría y sus protagonistas, desde el trabajo inicial de Heisenberg en su retiro de la isla de Helgoland, a los experimentos más significativos ligados a esta teoría. En la segunda parte, introduce los fenómenos de superposición y entrelazamiento y, tras discutir algunas de las interpretaciones más conocidas, se centra en la «relacional», que el propio Rovelli ideó en los noventa. La esencia de la realidad no son los cuerpos materiales sino sus interacciones, una red de relaciones en la que se muestran propiedades diferentes dependiendo de aquello con lo que interaccionan. Tanto la medida (interacción, en definitiva) como el principio de incertidumbre cobran sentido sin apelar, de forma extraña, a una mente humana que observa. Rovelli profundiza en esta idea de la interacción como inseparable de los fenómenos en la tercera parte. Pero antes, recrea el fecundo e interconectado ambiente cultural, científico y político de la Viena fin de siècle. Y también rescata y valora (ya era hora) una figura de enorme influencia en la física del s. XX, Ernst Mach, quien señaló incansablemente la metafísica oculta en las teorías físicas y propugnó la unitariedad de la naturaleza, temas que Rovelli también trata al final del libro.

Este es un ensayo accesible, interesante y punto de partida para nuevas lecturas. Las reflexiones filosóficas de Rovelli permean, sin duda, todas las teorías físicas, cuya tarea –según Bohr– no es describir literalmente la naturaleza, sino establecer qué podemos decir de ella. No comparto la percepción, algo mítica, de una gran distancia conceptual entre los mundos cuántico y clásico, ni que el primero sea más emocionante que el segundo: todos los fenómenos naturales son sorprendentes, solo que de algunos tenemos un hábito cotidiano. Para Ernst Cassirer, el determinismo clásico estaba extinguido antes de la llegada de la teoría cuántica, cuyo carácter simbólico, y a falta de una experiencia directa y sensible de sus objetos, nos obliga a redefinir la realidad. En términos de «intersecciones de relaciones», ¿os suena?

© Mètode 2022 - 115. Belleza y naturaleza - Volumen 4 (2022)
Directora del Departamento de Física Aplicada y Electromagnetismo de la Universitat de València.