Hay grandes y pequeños libros. Grandes libros que son un auténtico rollo y otros que resultan una excelente recopilación exhaustiva de un tema concreto. Pequeños libros que no son nada y pequeños libros que son una auténtica joya. Las grandes obras requieren un gran esfuerzo y mucho tiempo, si queremos hacer las cosas bien, y pueden resultar utilísimas fuentes de consulta. El libro que comentamos, de bolsillo, no es un libro grande, pero sí un gran libro.
Los libros pequeños no pueden ser grandes revisiones y a menudo pasan sin pena ni gloria porque no aportan nada a lo que ya tenemos: están unas semanas en las librerías, medio escondidos, y después nunca más se sabe. Y esta fue mi primera impresión al ver la obra que reseñamos: «otro librito sobre este tema», pensé, recordando los que ya conocía, la mayoría traducciones o libros mediocres. Pero al ver el editor y los autores, en seguida decidí que valía la pena mirarlo bien.
Podemos asegurar que no pasará desapercibido. ¿Por qué? Pues porque, con el limitado espacio del que dispone, proporciona una gran cantidad de información. ¡Aún no me hago a la idea de que en cien páginas pequeñas hayan hecho caber 832 especies! Ahora bien, con eso solamente no es suficiente. Como decía el recordado doctor Ramon Margalef, maestro del primer autor, el exceso de información puede ser tóxico.
En esta ocasión no solo no lo es, sino que resulta de gran utilidad. Y eso es porque la selección es muy cuidadosa y se ha basado en un extraordinario conocimiento del medio marino. Se nota que se sabe muy bien de qué se habla y se hace con rigor.
Tenemos buenos científicos en nuestro país, pero no hay muchos que sean también buenos divulgadores, y menos aún que sean tan activos como el primer autor. No sólo es un experto en biología marina, sino que tiene experiencia en explicar las cosas al público, ya que ha escrito varios libros. Precisamente por ello, a pesar de que el grueso de la obra sea de consulta, recomiendo vivamente leerse la primera parte: una excelente introducción al Mediterráneo, a sus orígenes y a los hábitats que incluye.
En la parte de identificación no solamente encontraremos moluscos, conchas, crustáceos y peces, sino también cetáceos y aves marinas, algas y posidonias. O sea, todo «nuestro» mundo marino. Aunque los eruditos podrán decir que de cada grupo viven muchas más especies, el hecho es que la selección de las más frecuentes está tan bien hecha que me atrevería a decir que, ante un ser vivo que os encontréis en el Mediterráneo, tenéis un 99 % de probabilidades de que esté en este librito.
Todo lo que se explica está ilustrado con excelentes imágenes de Toni Llobet, complementadas con breves explicaciones de las características más peculiares del animal o planta representado, del hábitat y la profundidad donde vive, de la abundancia, etc. Si añadimos un lenguaje conciso y llano, nos encontramos con una pequeña gran joya. Es el compañero ideal cuando vamos a hacer inmersiones, tanto con escafandra autónoma como a pulmón libre, con tubo y gafas, porque no solamente nos ayudará a descubrir y reconocer el mundo sumergido, sino a disfrutarlo. ¡A mí me entran ganas de ir a ponerme en remojo ahora mismo!