«Les paraules de la seda» de Alexandre Bataller y Carme Narbon

Les paraules de la seda. Llengua i cultura sericícola valenciana / Alexandre Bataller y Carme Narbon / CEIC Alfons el Vell, Gandía, 2005 / 276 páginas

Les paraules de la seda se sitúa en un territorio de frontera entre varias disciplinas. Se trata, no cabe duda, del libro de dos filólogos: lexicografía y dialectología bien trabajadas. Sin embargo, deliberadamente, se han acercado a un ámbito de conocimiento caracterizado por ser territorio de encrucijada, donde la filología confluye, cuanto menos, con la etnología y la historia. Desde este terreno de frontera –mejor dicho, de bisagra– estudian la sericicultura y la hilatura de la seda para hacer un diccionario de formas lingüísticas. Lo hacen mediante un riguroso vaciado bibliográfico y documental y una treintena de entrevistas de un enorme valor etnológico y filológico a los últimos recolectores o hilanderas, que trabajaron los oficios de la seda hasta principios de los años setenta del siglo pasado.

Sin embargo, tras este objetivo científico, los autores confiesan su deseo «…de levantar acta de unas formas de vivir, de pensar y entender el mundo manifestadas en una laboriosa actividad que conecta el mundo agrícola con el industrial y que forma parte de lo que llamamos cultura popular…, pretende ser un trabajo atento a las voces de los últimos protagonistas de esta actividad». Un objetivo –comprender una cultura– y un método –desde dentro– particularmente próximos a la etnología. En el País Valenciano hay una cierta tradición de filólogos desdoblados en etnólogos. Figura capital es Manuel Sanchis Guarner, que se inspiró en la escuela Wörter und Sachen («a las cosas por las palabras») que introdujeron en España filólogos alemanes en los años treinta; entre ellos Thede, autor de Die Albufera von Valencia. Sanchis Guarner, además de sus numerosos trabajos sobre literatura popular o dialectología, dirigió en las postrimerías de los setenta las investigaciones de Marina Zaragozà sobre el vocabulario del cultivo del arroz en la Albufera y la de Roser Cabrera sobre la pesca. Más recientemente se han añadido trabajos sobre la cultura del esparto, la artesanía de la palma blanca y otras actividades tradicionales.

«Les paraules de la seda se sitúa en un territorio de frontera entre varias disciplinas. Se trata, no cabe duda, del libro de dos filólogos.»

Para facilitar la comprensión del repertorio lingüístico, se dedica una primera parte a resumir la evolución histórica del cultivo de la morera, la cría de los gusanos y la hilatura de la seda. En este libro encontrarán la evocación de un paisaje cultural –los bosques de moreras– que dominó durante siglos buena parte de las tierras litorales y huertas. Buena muestra es la carta de Gregorio Mayans de 1748 describiendo los procesos de la seda, su importancia y la delicadeza que debía presidir todos los trabajos. Encontrarán también los avatares de la cría de los gusanos, como la epidemia de la pebrina de mediados de siglo xix o la maquinización e industrialización de la actividad. Habla también de la interpretación de la crisis de la seda, al final del siglo XIX, como la desaparición del estadio manufacturero y la especialización –concentración empresarial también– de su producción industrial. En definitiva, un buen resumen del protagonismo central que la seda tuvo en la economía y la vida cotidiana valencianas durante muchos años, con especial referencia a la trayectoria de la empresa Lombard de Almoines, pieza clave de la última fase de la producción de seda en el País Valenciano. Al fin y al cabo, el marco territorial, social e histórico donde nacieron, vivieron y, en cierta medida, se han fosilizado las palabras de la seda.

La segunda parte estudia la lengua y literatura de la seda con un rico repertorio de más de 400 entradas. Impresiona el esfuerzo para fijar la riqueza lingüística de la seda, que, como la práctica totalidad de léxico asociado a las actividades tradicionales, ha quedado sin función y, por tanto, condenado al olvido. La sociedad industrial –lo ha dicho Joan Veny y lo recuerdan los autores– conlleva un triste empobrecimiento léxico. Ciertamente no era pobre el léxico valenciano de la seda. Hay que leer el repertorio y gozar de la riqueza expresiva, de los matices, de las sutiles diferenciaciones: correu, peresós, carreró, fressa, cucs emborratxats, avivador, matxacar palomes, fer olor de filada, etc. En las entrevistas los autores han tenido el privilegio de escuchar todas estas palabras de la boca de quien las ha usado durante años. Palabras que ahora, gracias a los informantes y a los autores, no se perderán.

Particularmente interesantes son los epígrafes dedicados al análisis de los procedimientos de metaforización en el lenguaje sericícola; al entendimiento simbólico de los gusanos de seda, asociado en ocasiones a la maternidad. El eje de vida diaria, trabajo y lenguaje, tan característico de la sociedad tradicional, se hace una vez más muy patente. El patrimonio inmaterial es muy frágil, ya que desaparece irremisiblemente con la pérdida de la función social y la muerte de sus últimos protagonistas. El trabajo de Alexandre Bataller y Carme Narbon permite rescatar del olvido unas técnicas, unos gestos sabios una y mil veces repetidos, unas costumbres, unas palabras cargadas de sentido, de sentidos… en definitiva, una cultura.

Por otro lado, el patrimonio material valenciano relacionado con la cría del gusano de seda, la hilatura y tejido de la seda no está, ni de lejos, bien tratado. El Colegio del Arte Mayor de la Seda, auténtico núcleo del antiguo barrio de Velluters de Valencia, ha llegado a una grave situación de deterioro ante la pasividad cómplice y culpable de las instituciones públicas. El nobilísimo edificio y sus pinturas; las máquinas, los telares, los devanadores, las muestras de telas y diseños de su proyectado museo continúan amenazados. La Lonja, edificio sin par del gótico civil valenciano y mediterráneo, ha sido convertida en el imaginario colectivo en un icono turístico de la ciudad que cuesta relacionar con la seda. Habría que ofrecer una presentación más rigurosa de su origen y su historia. ¿Y qué decir de las fábricas de Almoines, de Vinalesa, de Montcada? Muy deterioradas y sin ningún proyecto serio de conservación o musealización. Estas consideraciones, a quien corresponda. Ahora, sin embargo, abrid el libro Les paraules de la seda y regalaos el oído con estas palabras de viejo linaje.

© Mètode 2006 - 50. Una historia de violencia - Disponible solo en versión digital. Verano 2006

Servei d’Investigació d’Etnologia i Cultura Tradicional, Museu de Prehistòria i de les Cultures de València.