«La cuestión del origen de la vida es uno de los problemas fundamentales de la ciencia.» Pocos estarán en desacuerdo con esta afirmación del bioquímico ruso Aleksandr I. Oparin, iniciador del estudio científico de la transición de la materia inanimada a las formas primitivas de vida. La visión naturalista y evolucionista del problema del origen de la vida en la Tierra permitió hacer el estudio experimental, pero la complejidad de este problema es fabulosa y no es posible atacarlo desde una sola disciplina científica. Es por eso que estamos ante un estudio pluridisciplinar por excelencia que interesa a astrónomos, geólogos, químicos, físicos o biólogos y que puede necesitar tanto de la observación y experimentación como de la simulación computacional y la elucubración teórica. Por ello, sin ánimo de hacer una lista exhaustiva, hay que añadir matemáticos, informáticos y filósofos al ejército de estudiosos interesados por la emergencia de las primeras formas de vida.
En este monográfico de Mètode hemos tratado de reunir varias aproximaciones científicas y filosóficas, como es habitual en los principales encuentros internacionales sobre origen de la vida o las revistas académicas que publican las novedades más importantes en este campo. Más allá de los detalles y las elaboraciones concretas del problema, la imagen de conjunto es la de un paisaje muy dinámico donde las fronteras de nuestra ignorancia se mueven muy rápidamente. El objetivo final no es saber exactamente cómo se originó la vida –un hecho histórico irreproducible– sino trazar una narrativa coherente con todos los datos e informaciones disponibles, contrastada experimentalmente, y que nos explique cómo podría haberse producido la transición de la geoquímica a la bioquímica hace más 3.500 millones de años. Una tarea intelectual que nunca tendrá fin.
