Evolución y creación en el ámbito católico a través de la prensa

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© Miguel Lorenzo
En septiembre de 2006 Benedicto XVI pronunció una homilía en Ratisbona (Alemania) que no estuvo exenta de polémica. Su tesis defendía que la razón humana, si no procede de la razón creadora, deviene un resultado casual de la evolución y, por tanto, carece de razón. En la imagen, Benedicto XVI durante el Encuentro de las Familias celebrado en Valencia en julio del 2006.

Evolution and creation in a catholic context seen through the press. In this article the author analyses journalistic texts that refer to the “evolution versus creation debate” in a catholic sense, mainly focusing two issues: the polemic aroused by Christoph Schönborn’s article, published in 2005, and the news of the homily given by Benedict XVI in Ratisbona (Germany) in 2006.

El debate entre evolución biológica y creación está muy presente en los medios de comunicación de masas a través de todo tipo de textos. Hasta mediados de julio de 2005 la información periodística sobre el tema se refería principalmente a la controversia entre teoría de la evolución, creacionismo protestante y diseño inteligente en Estados Unidos. A partir de esa fecha, y a raíz de un polémico artículo del cardenal austríaco Christoph Schönborn, el debate se amplió al ámbito católico, donde parecía que estaba definitivamente cerrado. Una vez reabierta la controversia, la prensa mundial se hizo eco de ella, recogiendo los puntos de vista de científicos, filósofos y teólogos.

A lo largo de este artículo analizaremos una muestra de textos periodísticos sobre evolución y creación, centrados en dos episodios protagonizados por representantes de la jerarquía católica: el mencionado artículo del cardenal Schönborn de 2005 (que posteriormente ha sido parcialmente matizado por el propio autor, ante las críticas recibidas) y la homilía de Benedicto XVI en la explanada de Isling (Ratisbona, Alemania) en 2006. Son dos casos muy significativos de cómo se aborda la espinosa cuestión en la prensa.

Para centrar el análisis, conviene en primer lugar diferenciar entre evolución, teoría de la evolución y evolucionismos. Para la ciencia, la evolución es un hecho, es decir, un fenómeno real y probado científicamente, sobre el que hay un grado de certeza similar al que existe sobre los movimientos terrestres o la gravedad de la Tierra. Por evolución se entiende el proceso de transformación de las especies por medio de cambios en las sucesivas generaciones. Por otra parte, la teoría de la evolución es el conjunto de conocimientos científicos que explican los mecanismos naturales del proceso evolutivo. Actualmente recibe el nombre de teoría sintética de la evolución (síntesis de la genética, la sistemática y la paleontología) o neodarwinismo, y sostiene los principios de ascendencia común y de selección natural. Por último, los evolucionismos son las interpretaciones filosóficas de la evolución. Existe un evolucionismo materialista, que niega la acción divina en el proceso evolutivo, y un evolucionismo teísta, que defiende la intervención de Dios en la evolución, como parte de la creación. Así pues, conviene distinguir entre el hecho de la evolución, la teoría científica que explica este hecho (ciencia) y las doctrinas filosóficas que interpretan y dan un significado a la evolución (filosofía y teología).

El artículo del cardenal Christoph Schönborn

El cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena y uno de los prelados más destacados de la Iglesia católica, publicó en The New York Times (7-7-2005) un artículo con el título de «Finding design in nature»(El hallazgo del diseño en la naturaleza). El artículo, en que se valoraba no muy positivamente un mensaje de Juan Pablo II de 1996, vio la luz sólo tres meses después del fallecimiento del Papa polaco. El texto era una reacción –aunque no una respuesta o réplica directa– a un artículo del físico norteamericano Lawrence M. Krauss publicado en el mismo diario el 17 de mayo de 2005. En él, el científico celebra la postura de la Iglesia católica, que «aparentemente no tiene problemas con la noción de evolución como es estudiada actualmente por los biólogos» y recuerda que los papas de la segunda mitad del siglo XX «han reafirmado que el proceso de la evolución de ninguna manera viola las enseñanzas de la Iglesia».

Schönborn, por su parte, sostiene en su artículo que no es cierto que la Iglesia católica haya aceptado el «neodarwinismo» (al que el cardenal tacha de «dogma») ni que la teoría neodarwinista sea compatible con la fe cristiana. Expresado en estos términos, el arzobispo vienés estaría rechazando la teoría científica de la evolución. Para el cardenal austríaco, el neodarwinismo es una teoría que defiende que la evolución es un «proceso no dirigido ni planeado de mutaciones aleatorias y selección natural».

 

«Juan Pablo II sostenía que no había oposición entre la evolución y la doctrina de la fe sobre el hombre»

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A la izquierda, el cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, autor del polémico artículo publicado en The New York Times que parecía reabrir el debate entre Iglesia y teoría de la evolución.
A la derecha, el libro Schöpfung und Evolution recoge las actas del encuentro entre Benedicto XVI y sus antiguos alumnos en el verano del 2006, donde también participaron el cardenal Christoph Schönborn, el filósofo Robert Spaeman, el jesuita Paul Erbrich y el presidente de la Academia Austríaca de la Ciencia, Peter Schuster.

 

«Schönborn sostiene que el diseño forma parte de la doctrina tradicional de la Iglesia»

Esta forma de interpretar la teoría científica neodarwinista ha merecido las críticas de algunos científicos. Según el físico Stephen M. Barr (2005), el arzobispo de Viena emplea en su definición los términos «no guiado» y «no planeado», que son conceptos teológicos, y los mezcla con los conceptos científicos de «mutación aleatoria» (azar estadístico) y «selección natural». Para este autor, el término «azar» en ciencia no posee el mismo significado que en filosofía. Para los científicos, «azar» significa «no correlacionado», y no es sinónimo de «no guiado»o «no planeado». Esta interpretación es compartida por el físico Alec MacAndrew, para quien «azar» en ciencia puede significar «no predecible», «no determinístico», «no dirigido en términos de un particular resultado» o «no correlacionado», pero no el sentido con que el cardenal emplea el término en su artículo. Para MacAndrew, la comprensión de Schönborn del azar en el neodarwinismo es «horribly muddled» (horriblemente confusa).

El arzobispo afirma también que las palabras de Juan Pablo II pronunciadas en un mensaje de 1996 –que el cardenal califica de «vago y sin importancia»– proclamando que la evolución es más que una hipótesis, han hecho creer erróneamente a los neodarwinistas que la Iglesia acepta su teoría evolutiva. Con la intención de aclarar la auténtica postura de Juan Pablo II, el cardenal vienés reproduce unas citas del papa Wojtila extraídas de un discurso de 1985, que, según Schönborn, contienen la «verdadera enseñanza» papal. Empieza con un fragmento en que el Papa defiende una finalidad en la evolución que dirige a los seres vivos en una dirección de la que ellos no son responsables, y que exige creer en una mente creadora. En esta afirmación, Juan Pablo II defiende un evolucionismo espiritualista o teísta (evolución con Dios). Al referirse a la evolución, el Papa afirma en ese mismo párrafo que la ciencia trata de «determinar las etapas y discernir el mecanismo» de dicho proceso. Juan Pablo II, pues, diferencia entre etapas y mecanismo (ciencia) y finalidad (filosofía y teología).

A continuación, Schönborn inserta otro fragmento del discurso de 1985 en que Juan Pablo II critica que se aleguen el «poder del azar o de los mecanismos apropiados del asunto» contra la existencia de Dios. Con ello, el anterior Papa parece rechazar que los mecanismos naturales de la evolución se empleen como prueba de la inexistencia de un Dios creador. Esta idea queda más clara en otro fragmento, citado por Schönborn, en que Juan Pablo II proclama que la verdad de la fe es opuesta a las «teorías de las filosofías materialistas» que conciben la evolución de la materia reducida a puro azar y necesidad. El Papa polaco está diferenciando de nuevo filosofía y ciencia, con la pretensión de condenar las «filosofías materialistas» basadas en los mecanismos evolutivos descritos por la ciencia.

¿Son realmente diferentes las posturas mantenidas por Juan Pablo II en los mensajes de 1985 y 1996? En este segundo discurso, el Papa defiende que «no [hay] oposición entre evolución y doctrina de la fe sobre el hombre» y que «la teoría de la evolución es más que una hipótesis» que se ha impuesto gracias a la «convergencia» de una serie de descubrimientos, lo que constituye un «argumento significativo a favor de la teoría». Juan Pablo II asegura en este texto que la evolución es una «teoría», es decir, una elaboración homogénea con los resultados de la observación, y que existen diversas «teorías de la evolución», es decir, diversas explicaciones sobre el mecanismo de la evolución; asimismo hay diversas «filosofías» y «lecturas materialistas y reduccionistas, al igual que lecturas espiritualistas», y ahí «el juicio compete propiamente a la filosofía y, luego, a la teología». El Papa afirma que «las teorías de la evolución que, en función de las filosofías en las que se inspiran, consideran que el espíritu surge de las fuerzas de la materia viva o que se trata de un simple epifenómeno de esta materia son incompatibles con la verdad sobre el hombre». Así pues, a diferencia del cardenal austríaco, Juan Pablo II distingue entre los planos de la ciencia, por una parte, y de la filosofía y la teología, por otro, diferenciando sus competencias y campos de acción.

El artículo de Schönborn contiene más elementos que dan pie a la polémica, como es el empleo del término design (diseño), ya en el mismo título del texto, que evoca el diseño inteligente, movimiento considerado por la comunidad científica como neocreacionista y seudocientífico, y que rechaza la evolución y la selección natural en organismos complejos. El cardenal austríaco sostiene además que negar o prescindir del diseño en la biología no es ciencia, sino «ideología». Con esta tesis, Schönborn parece postular que la ciencia, para que sea verdadera, ha de aceptar el concepto de diseño. El arzobispo alega que el papa Wojtila no define en su mensaje de 1996 el término «evolución», pero él mismo tampoco ofrece una definición del término «diseño», que puede significar «orden o regularidad», «finalidad funcional» o «inteligencia intencional», entre otros posibles sentidos.

Dada la estrecha relación entre el cardenal austríaco y Benedicto XVI, muchos pensaron que la iniciativa y el contenido del artículo firmado por el arzobispo de Viena podrían haber sido inspirados por el propio pontífice, con objeto de dar a conocer un posible cambio de postura de la Iglesia católica con relación a la evolución. Sin embargo, dos días después de la publicación del artículo, el mismo The New York Times (9-7-2007) informaba que había sido Mark Ryland, entonces vicepresidente del Discovery Institute (centro difusor del diseño inteligente), quien había instado al cardenal a escribir el artículo, con objeto de aclarar la postura de la Iglesia católica sobre la evolución, pues, según Ryland, «ya era tiempo de hacerlo». Además manifestó que el texto había sido redactado por el propio Schönborn y que los partidarios del diseño inteligente estaban «muy emocionados» con él.

El artículo de Schönborn produjo una conmoción en miembros de la comunidad científica, especialmente en aquellos que defienden la conciliación de la evolución con la religión católica. Tanto es así que de nuevo The New York Times (12-7-2005) publicó una carta abierta dirigida al papa Benedicto XVI firmada por el físico L. Krauss y los biólogos F. Ayala y K. Miller. En ella recuerdan que Juan Pablo II había afirmado en 1996 que eran compatibles la «racionalidad científica» y los «compromisos espirituales de la Iglesia con la finalidad divina y el significado en el universo». Éstas no fueron las palabras literales del anterior Papa, sino una interpretación de los firmantes de la carta.

   
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El físico Lawrence Krauss (arriba) y los biólogos Francisco Ayala y Kenneth Miller enviaron una carta a Benedicto XVI en la que le recordaban la compatibilidad entre ciencia y religión que tiempo atrás había reconocido Juan Pablo II. La carta tuvo tanto eco que The New York Times y otros periódicos la hicieron pública.

 

«Parte de la prensa católica interpretó el silencio del Papa como un apoyo pasivo a Schönborn»

Juan Pablo II, como ya hemos señalado, siguiendo a Pío XII, sostenía más exactamente que no había oposición entre la evolución y la doctrina de la fe sobre el hombre. Asimismo, defendía que existía incompatibilidad entre la «verdad sobre el hombre» y las filosofías que «consideran que el espíritu surge de las fuerzas de la materia viva». Por tanto, para Juan Pablo II, la incompatibilidad se produce entre la fe católica –lo que el Papa considera «la verdad sobre el hombre»– y las «filosofías» materialistas.

Los científicos instaban a Benedicto XVI a clarificar la postura de la Iglesia católica respecto a la evolución y a reafirmar los postulados de Juan Pablo II. El Papa no respondió a la petición, pero la publicación de un artículo del antropólogo católico Fiorenzo Facchini en el periódico de la Santa Sede L’Osservatore Romano (17-1-2006) fue interpretada por los firmantes de la carta como la respuesta vaticana a su misiva. En su artículo, Facchini afirma que científicamente la evolución es la clave interpretativa de la historia de la vida sobre la tierra; defiende la selección natural, aunque señala que no todos los científicos la aceptan para explicar la macroevolución; niega el carácter científico del diseño inteligente, y por último, denuncia la tendencia de algunos científicos darwinistas a ofrecer una «evolución totalizante que pasa de la teoría a la ideología, en una visión de la realidad en términos de selección natural excluyendo otras prospectivas».

La prensa española de información general apenas recogió esta polémica suscitada a raíz del artículo de Schönborn, a diferencia de los medios de comunicación católicos, que sí le prestaron atención. Como ejemplo, señalaremos una noticia que es representativa de la interpretación que muchos medios dieron al texto del cardenal austríaco. El portal de internet e-diciones Católicas (1-8-2005) acogió con entusiasmo el artículo, afirmando en un titular lo siguiente: «El cardenal Schönborn defiende la condena de la Iglesia del evolucionismo y defiende la teoría del diseño inteligente». En el texto dice que eran los «sectores científicos católicos más “progresistas” especialmente quienes habían llegado a creerse que la Iglesia católica apoyaba el evolucionismo darwinista». Además la noticia califica de «oscuro» el mensaje de Juan Pablo II de 1996. Asimismo, según el portal, Schönborn había afirmado que la teoría darwinista sostiene que en la evolución no existe «designio [sic] inteligente» (palabras entrecomilladas atribuidas al cardenal) y que dicha teoría es incompatible con la fe. La noticia afirma también que, en su artículo, el cardenal recuerda que la condena del neodarwinismo sigue en vigor e interpreta el silencio del Papa como un apoyo pasivo a Schönborn.

En su artículo, el cardenal no menciona literalmente el diseño inteligente, sino que se refiere al diseño. Al igual que otros medios y expertos, el citado portal católico interpreta el artículo de Schönborn como una defensa o adhesión a la doctrina del diseño inteligente. En el texto del arzobispo vienés no hay un apoyo explícito a dicho movimiento, pero cabe preguntarse: ¿defiende Schönborn implícitamente el diseño inteligente en su artículo? Hay que señalar que el cardenal emplea como citas de autoridad exclusivamente documentos doctrinales católicos, sin apoyarse en autores, tesis o conceptos (complejidad irreductible, complejidad específica o inferencia de diseño) del diseño inteligente.

Sin embargo, el término diseño es empleado ocho veces en el texto, con desigual intención. Por un lado, se proclama el «perenne magisterio de la Iglesia católica acerca de la realidad del diseño». Con esto, Schönborn sostiene que el diseño forma parte de la doctrina tradicional de la Iglesia. Ésta siempre ha defendido la existencia del designio divino, el plan divino, el orden de Dios o la divina providencia, términos que, en efecto, guardan un relación semántica con diseño. Por otra parte, afirma que negar el «diseño en biología» es «ideología», lo que implica que pretende introducir en la ciencia conceptos filosóficos y religiosos no científicos, como es el del diseño, tal como hacen los defensores del diseño inteligente.

¿Afirmó el Papa que la teoría de la evolución es irracional?

El 13 de septiembre de 2006 Benedicto XVI pronunció una homilía en la explanada de Isling en Ratisbona (Alemania) cuyo tema era el significado de la fe. Tras proclamar que el creyente hace la opción fundamental de creer en Dios, el Papa se pregunta si esto es hoy razonable, haciendo las siguientes reflexiones: «Desde la Ilustración, al menos una parte de la ciencia se ha dedicado a buscar una explicación al mundo en la que Dios sería innecesario». Y más adelante afirma: «¿Qué existió primero? La razón creadora, el espíritu que obra todo y suscita el desarrollo, o la irracionalidad que, carente de toda razón, produce extrañamente un cosmos ordenado matemáticamente, al igual que el hombre y su razón. Ésta última, sin embargo, no sería más que un resultado casual de la evolución y por lo tanto, definitivamente, también irrazonable». Éstos fueron los párrafos que más llamaron la atención de la prensa.

La mayor parte de los diarios españoles se hicieron eco de la homilía papal incluyendo en sus páginas una noticia difundida por la Agencia Efe con un mismo titular, que presentaba escasas variantes formales: «Benedicto XVI afirma que la teoría de la evolución es irracional». En algún caso, la afirmación aparecía entrecomillada, dando a entender que eran palabras textuales del Papa. El titular era en realidad una interpretación periodística, con intención «sensacionalista», presentada como una reproducción literal o cuasi literal del mensaje del pontífice. Entre otras interpretaciones, podemos señalar la del Diari de Tarragona (13-9-2006), para el que el Papa «atacó» la teoría de la evolución y «arremetió» contra la ciencia. La Voz de Asturias (13-9-2006) no menciona en su titular la teoría de la evolución y dice que «El Papa proclama que excluir a Dios de la evolución es irracional», pero en el cuerpo de la noticia se afirma que Benedicto XVI mostró su «recelo a excluir a Dios de la teoría de la evolución». Además, llega a afirmar que es «difícil de discernir» si «el Papa flirteó […] con las tesis creacionistas o de diseño inteligente». La Vanguardia (13-9-2007) ofrece un tratamiento diferente de la homilía, destacando en su titular lo siguiente: «Benedicto XVI acusa a la ciencia de excluir a Dios por superfluo». En el texto de la noticia afirma que «Benedicto XVI no abundó en la postura eclesial sobre la teoría darwinista de la evolución, sino que dio a entender que, para los católicos, en el proceso de creación del mundo y del ser humano está presente la razón divina, no la irracionalidad.

La tesis de Benedicto XVI es que la razón humana, si no procede de la razón creadora (esto es, divina), es el resultado casual de la evolución y, por tanto, la razón humana sería irrazonable. El Papa no calificó de irracional a la teoría de la evolución –ni emitió cualquier otro juicio sobre ella–, sino a una razón humana que no tiene su origen en Dios. Antes de ser elegido papa, Ratzinger expuso sus tesis sobre evolución y creación en la lección Fe en la creación y teoría de la evolución y el libro En principió Dios creó el cielo y la tierra. Reflexiones sobre la creación y el pecado. Asimismo, bajo de el título de Schöpfung und Evolution. Eine Tautung mit Papst Benedikt. XVI in Castel Gandolfo (Aubsburg, Sankt Ulrick Verlag, 2007) recientemente se han publicado las actas del encuentro mantenido por el Papa con sus antiguos alumnos durante el verano de 2006, y en el que participaron el cardenal Christoph Schönborn, el filósofo Robert Spaeman, el jesuita Paul Erbrich y el Presidente de la Academia Austríaca de la Ciencia, Peter Schuster.

Una polémica abierta

En los textos que hemos analizado (artículo de Fiorenzo Facchini en el diario vaticano L’Osservatore Romano y mensajes de Juan Pablo II), podemos apreciar que la controversia actual entre religión católica y evolución se centra menos que décadas anteriores entre la doctrina de la Iglesia y los postulados científicos de la teoría evolutiva, hacia la que la Iglesia mantiene una postura ambigua, con matizaciones y reservas (en épocas anteriores, con duras críticas). La Iglesia es consciente de los riesgos de una teoría científica cuyo objeto de estudio, el origen del hombre, está en la misma frontera de sus creencias, y que, al no mencionar explícitamente a Dios, puede ser vista como una descripción del universo de la que se desprende una concepción materialista de la vida. Desde 1859, año en que se publicó El origen de las especies de Charles Darwin, la Iglesia siempre ha temido que la teoría de la evolución contribuyera a la pérdida de su influencia, poder y autoridad, y esto es una clave para entender su postura sobre la evolución.

Asimismo, se sigue manteniendo la controversia entre la doctrina católica y el evolucionismo materialista, que la Iglesia siempre ha condenado. Actualmente, el debate se plantea principalmente como una controversia entre la fe católica y la idea de que la ciencia es la única explicación válida sobre el origen del universo, la vida y el hombre, excluyendo las explicaciones religiosas. Según la doctrina católica, la religión, desde una perspectiva metafísica, completaría una visión global sobre los orígenes, añadiendo a los datos científicos una dimensión trascendental de la creación y evolución. Por otro lado, con relación a la prensa, tanto católica como laica, hay que destacar sus dificultades (¿y prejuicios?) para ofrecer una información desapasionada, objetiva, veraz y clara sobre un tema tan complejo como es la relación entre ciencia y religión, y específicamente entre evolución y catolicismo.

BIBLIOGRAFÍA
Barr
, S., 2005. «The Design of Evolution». First Things, 156: 9-12.
MaCandrew, A. «Life: Puppetry or Pageantry? A response to Cardinal Schönborn’s attack on science». Evolution, Design and the Catholic Church.

José Antonio Díaz Rojo. Institut d’Història de la Ciència i Documentació López Piñero (CSIC – Universitat de València). Proyecto I + D HUM2006-4730/HIST con fondos FEDER.
© Mètode, Anuario 2008.

 

«Hay que destacar la dificultad de la prensa para ofrecer una información desapasionada y objetiva sobre ciencia y religión»

© Mètode 2011 - 54. La especie mística - Contenido disponible solo en versión digital. Verano 2007
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Institut d’Història de la Ciència i Documentació López Piñero. CSIC-Universitat de València. Projecte R+D HUM2006-4730/ HIST amb fons FEDER.