Retractaciones

De vez en cuando hay que coger un rotulador y tachar alguna cara y algún nombre, hacerlos desaparecer de la historia y avisar de que hay que hacer como si no hubieran existido nunca. Si la ciencia es un edificio que se construye con ladrillos aportados por la comunidad, hay que eliminar un ladrillo defectuoso y derribar los que se han añadido encima. Hay que publicar una retractación.

La retractación es un género obligado: solo escribe una quien no tiene más remedio, y no busca la fama. Excepto unos pocos casos mediáticos, las retractaciones pasan desapercibidas para el público. ¿Qué hace que un caso sea mediático? Los temas de siempre: la muerte, el sexo, el dinero y la religión, en todas sus combinaciones.

Entre las retractaciones mediáticas es importante la de un artículo de 1998 en The Lancet que argumentaba que la vacuna triple vírica causa autismo. En 2004 diez de sus trece autores se retractaron de la interpretación de los datos (no de los datos propiamente dichos), y no fue hasta el 2010 que The Lancet publicó una retractación. No es la retractación más tardía: los editores del International Journal of Neuroscience han tardado treinta años en retractarse de un artículo de Dmitrii Kuznetsov que falsificó datos sobre la evolución de las ratas de marjal, a pesar de que ya hacía décadas que recibían protestas.

No hay ningún Journal of Retracted Research, pero en la web Retraction Watch se puede encontrar esta literatura de circunstancias. Las razones de la retractación pueden ir desde el error hasta el fraude, pasando por la incompetencia: errores de análisis, contaminación de reactivos, manipulación de imágenes, dudas éticas y más. Una razón pintoresca es el salami slicing: publicar versiones modificadas de un artículo para alargar el currículum (cuando yo hacía investigación, salami slicing era dividir los resultados que irían a un artículo largo entre varios artículos cortos). En la nota de retractación de un artículo salami, los editores informan de que el autor principal, Jorge Peña, exculpa a su coautor Seung-Chul Yoo porque era un estudiante de doctorado. Pecadillos, comparado con hacer investigación sobre trasplantes con órganos de prisioneros ejecutados.

Las retractaciones son pocas, comparadas con la gran cantidad de literatura científica que se publica cada año, pero son importantes. El hecho de que la mayoría de artículos objeto de retractación tengan que ver con la medicina es un aviso de que la competitividad en este campo está erosionando los mecanismos que mantienen la naturaleza humana dentro de los límites de la decencia.