En la última década la investigación científica basada en la colaboración de la ciudadanía ha crecido exponencialmente. Ya sea recopilando datos sobre migraciones de aves, contaminación acústica o viviendas vacías en un vecindario, analizando imágenes de células tumorales o de estrellas lejanas, transcribiendo cuadernos de bitácora o traduciendo jeroglíficos egipcios (todos ellos ejemplos de proyectos reales de ciencia ciudadana), existen incontables oportunidades para que la sociedad se involucre en el trabajo científico y contribuya a la acumulación de conocimiento científico. También son posibles otros niveles de implicación, más allá de la recopilación o el análisis de datos: sugerir objetos de estudio, diseñar métodos de investigación, interpretar resultados, o discutir y difundir los descubrimientos.
Este número de Mètode cuenta con aportaciones realizadas desde varios países y desde el punto de vista de diferentes tipos de ciencia ciudadana. Los artículos exploran diferentes casos que entrelazan a la ciudadanía con la ciencia, desde consultas para comprender cómo mejorar la comunicación científica a incrementar la cultura en ciencia y sostenibilidad mediante juegos y actividades, explorar redes de apoyo a la salud mental y analizar los instrumentos de medición de la radiactividad después de una catástrofe nuclear. Al mismo tiempo, se discuten temas como los niveles y el potencial de la participación ciudadana en las ciencias sociales, el impacto en la educación y el papel de las aplicaciones digitales.