Cristina Crava, investigadora Ramón y Cajal del grup BIOTECMED de la UV, desarrolla productos o técnicas que puedan mejorar el uso de entomopatógenos en el campo, para poder controlar las plagas.
Pilar Domingo Calap compagina la tarea de investigadora Ramón y Cajal en el I2SysBio, donde lidera el grupo «Virología ambiental y biomédica», con la docencia en el Departamento de Genética de la Universitat de València.
La comunicación entre individuos, poblaciones o comunidades es una característica intrínseca de la vida, de la célula. De hecho, una de las primeras formas de transmitir información entre individuos la inventaron las bacterias, que pueblan la Tierra desde hace al menos 3.500 millones de años: se trata de la «percepción de quorum» (quorum sensing).
Mirko Grmek propuso el concepto de patocenosis para indicar que cada enfermedad no es un ente aislado, sino que forma parte del sistema dinámico de enfermedades que afectan a una sociedad en cada momento.
Aun conocemos pocos casos de especies bacterianas gigantes, puede ser como consecuencia del poco tiempo dedicado a estudiarlas. Pero, seguramente el gigantismo bacteriano no es tan inusual como creíamos.
Los animales salvajes pueden servir como vigilantes medioambientales para conocer la contaminación por resistencia a los antimicrobianos.
La resistencia a los antibióticos es uno de los mayores retos de salud pública en la actualidad. Pero, ¿cuál ha sido el imapcto de la pandemia de COVID-19 en este fenómeno?
La resistencia a los antibióticos afecta directamente a la salud de los humanos, pero también a la de los animales y al medio ambiente.
El uso de fagos en biomedicina permite abordar el problema de la resistencia de las bacterias a los antibióticos. Pero todavía existen puntos débiles para su implementación en la práctica clínica.